En la oferta teatral de la capital argentina, que incluye cerca de 200 salas, se han incrementado en los últimos años las propuestas que abordan la identidad de género o, específicamente, la temática gay, tanto en el circuito oficial como en el comercial o el alternativo.
Títulos como "Juicio a lo natural", de Nicolás Pérez Costa, "Feizbuk", de José María Muscari, "Puto", de Alejandro Mateo, "Marejada", de Diego Beares, todos argentinos, y "Gotas que caen sobre piedras calientes", del alemán Rainer Fassbinder, son algunas de las decenas de obras exhibidas el año pasado que abordan la temática.
En el verano porteño se presenta por estos días "Loco Afán", del chileno Pedro Lemebel, dirigida por el joven dramaturgo y actor uruguayo Gerardo Begérez, quien en 2010 sacudió la escena de la capital argentina con adaptaciones de "Tengo miedo, torero", del mismo autor, "Desamor. Mundos paralelos", de Ulises Puiggrós, y "Reglas, usos y costumbres en la sociedad moderna", del francés Jean-Luc Lagarce, todas en el universo de las relaciones homosexuales.
Esta tendencia coincide con una creciente cultura amigable hacia las diferentes opciones sexuales en Argentina, que se coronó en julio de 2010 con la sanción de la ley de matrimonio igualitario, que transformó a este país en el primero de América Latina en consagrar los mismos derechos para parejas heterosexuales u homosexuales.
Begérez dijo a IPS que su producción teatral, en parte orientada hacia el mundo gay, "se fue dando naturalmente, por un interés personal, y a su vez encontré en Buenos Aires una ciudad que me garantiza muchas libertades".
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En "Uruguay, Chile o Brasil es mucho más complicado", evaluó este director uruguayo, que vive desde 2008 en Argentina y ha recorrido muchos países por su trabajo.
"En Montevideo, donde nací, la sociedad es mucho más pacata, y ello se expresa en el chiste, la broma, la risa macabra y la condena social" de tipo homofóbico, contó.
El auge del teatro "gay friendly" se inscribe en una ebullición constante de la oferta de dramaturgia de Buenos Aires, donde hay 22 salas o complejos de tipo comercial, según la Asociación Argentina de Empresarios Teatrales, y con 14 teatros oficiales dependientes de los gobiernos de la Ciudad o de la Nación.
Además, el Instituto Proteatro del gobierno municipal tiene registrados cerca de 140 teatros del circuito alternativo, ubicados especialmente en los tradicionales barrios de Abasto, Palermo, San Telmo, Norte y Centro, y a ello se suman otras 20 salas no inscriptas, estiman fuentes del sector.
Muscari, uno de los más reconocidos y exitosos dramaturgos argentinos, explicó a IPS que en sus espectáculos no procura "convocar específicamente al público gay sino naturalizar temas para todo tipo de espectadores".
Con 34 años y unas 30 obras dirigidas, la mayoría de su autoría, Muscari puso en escena en 2010 "Feizbuk", "En la cama", "El anatomista" y "Escoria".
"Me cuesta mucho hacer un corte de mis obras por sexualidad o por temática", reconoció este autor.
En ese sentido, Juan Tauil, cronista de Soy, el suplemento de la cultura gay del diario local Página 12, y autor del blog lacronicamechupaunhuevo.blogspot.com, coincidió ante IPS en que las obras en cartel "específicamente homoeróticas conforman un circuito reducido, pero del resto, todo está teñido por la identidad de género y tiene presencia de nuevas formas de familia y de amor".
La obra "Shangay", de Muscari, que ya estuvo en cartelera tres años y será repuesta en pocos meses, "contrariamente a lo que se puede pensar, convocaba a todo tipo de público", explicó su autor.
Muscari valoró que la "ley de matrimonio igualitario, al haber expandido la temática a un espacio social amplio, habilitó a que los contenidos gay sean tomados con naturalidad".
En tanto, Begérez argumentó que "hay una tendencia a hablar de estos temas porque la sociedad lo necesita, para plasmar lo maravilloso que está pasando en este país a través del arte, no ya como una militancia y una crítica sino como un lado más luminoso".
Este contexto invita, según Begérez, a mayor complejidad de las puestas, como en "Loco afán", que permitió "trabajar mucho la estética de la trasgresión natural".
"El tema del VIH/Sida y su entorno son mucho más tabú, por lo que lo llevé a un extremo del sarcasmo y del humor negro, que por otra parte está en la letra de Lemebel, la loca y la diosa del mundo de las letras", explicó.
El director y actor uruguayo remarcó el valor de la "incentivación política a esta expresión y un auge turístico que hace de Buenos Aires la ciudad gay de Latinoamérica".
Por su parte, Tauil agregó que lo que exhibe el rumbo del teatro argentino es que "está en juego la identidad, y ello golpea a cada sector".
"Hay una nueva visión de lo que es ser homosexual, mujer y hombre, y de lo que es ser argentino y latinoamericano. La presencia de una Presidenta (Cristina Fernández) ha venido a mover muchas estructuras", indicó.
La agenda que ha tenido presencia histórica en el teatro argentino, aunque décadas antes se presentaba de otra forma. El abordaje más complejo sobre la homosexualidad estaba reservado al circuito off y a alguna presencia en los teatros oficiales.
Por su parte, Muscari destacó el impacto que le produjo a sus 15 años ver la obra "Los invertidos", dirigida por Alberto Urbe en el estatal teatro San Martín, y reconoció en la puesta riesgos que hoy ya no corren.
Si bien la difusión "boca a boca" o el reparto de volantes en la céntrica avenida porteña Corrientes, siguen siendo una fuente de difusión central para el teatro alternativo, lo novedoso de los últimos años ha sido el salto de la identidad de género a las grandes carteleras de la ciudad y también de la sudoriental ciudad de Mar del Plata, principal destino del turismo veraniego de los argentinos.
Un dato que marcó Muscari es que más actores "se han animado a transgredir su propia red conceptual", y citó que convocó para protagonizar "Shangay", una obra que define como homoerótica, al actor Gonzalo Heredia, una de las máximas figuras actuales de los culebrones televisivos y símbolo sexual masculino mediático.
Heredia se mostró interesado, aunque finalmente debió declinar la oferta por superposición de tareas, añadió.