En sus cinco años de mandato, el presidente de Perú, Alan García, destinó 620,5 millones de dólares al Programa del Vaso de Leche (PVL), la columna vertebral de las políticas de reducción de los niveles de desnutrición y carencia de alimentación básica. Pero los resultados son pobres.
Un reporte del Ministerio de Economía y Finanzas, al que tuvo acceso IPS, señala que cinco de cada 10 beneficiarios del vaso de leche no pertenecen a la población objetivo del programa: los niños de cero a seis años y las madres gestantes y en periodo de lactancia que viven en condiciones de pobreza e indigencia.
Los pobladores que no necesitan los alimentos lácteos, pero que igualmente integran el PVL, son llamados "infiltrados".
La situación más grave se da en Lima, que acapara 30 por ciento del presupuesto nacional del PVL y siete de cada 10 usuarios del PVL (73,1 por ciento) son "infiltrados.
La ineficacia del PVL, que busca reducir los índices de deficiencia nutricional, se manifiesta en el aumento de la "pobreza alimentaria" en Perú entre 2005 y 2010, según cifras del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI).
[related_articles]
García ha invertido un promedio anual de 124 millones de dólares, distribuidos entre los 1.838 municipios provinciales y distritales que se encargan de ejecutar el gasto.
Entre 2005 y 2009, la población que vive en condiciones de pobreza en el país se redujo de 49 a 35 por ciento, y el gobierno García presenta la cifra como un rotundo éxito de su gestión. Pero es una victoria aparente, según especialistas consultados por IPS.
"El gobierno ha fijado como prioridad de su gasto social la nutrición, la salud y la educación, por lo tanto el 50 por ciento de los fondos deberían destinarse hacia esos objetivos, pero eso no sucede", explicó a IPS Germán Chávez Contreras, director de Investigación de la Universidad Católica San Pablo, con sede en la región surandina de Arequipa.
"No llega ni al cinco por ciento porque el (Poder) Ejecutivo financia otro tipo de programas que no corresponden a las prioridades indicadas", aseveró.
En un reciente seminario del Consorcio de Investigación Económica y Social (CIES), que reúne a universidades y centros de investigación no gubernamentales, Chávez presentó el estudio "Criterios para la asignación del Gasto Social en programas de salud y nutrición en el Perú".
"Eso explica por qué estamos muy lejos de reducir la desnutrición en menores de cinco años y la mortalidad infantil en menores de un año. La población que debe estar comprendida en los programas sociales no recibe la asistencia", señaló.
"Es una situación preocupante porque el problema no es el dinero sino la deficiente gestión que se refleja en una errónea asignación de los fondos y el poco control y seguimiento al gasto", continuó. "La grave situación del Vaso de Leche es un reflejo de lo que está sucediendo en el resto de programas", apuntó.
En 2009, el viceministro de Economía, Eduardo Morón Pastor, presentó un informe en el que señala que los programas sociales como el Vaso de Leche, debido a los problemas de identificación de los beneficiarios, pierden alrededor de 128,5 millones de dólares anuales.
"Son tres los problemas más graves en el Programa del Vaso de Leche: está muy mal focalizado, el registro de beneficiarios está desactualizado, incompleto y no es nominal, y, lo peor de todo, no tiene un impacto nutricional. Esto se debe a que la gente que necesita el vaso de leche no la recibe", admitió ante IPS el economista Juan Pichihua, coordinador del Sisfoh.
El Sisfoh, dependiente del Ministerio de Economía y Finanzas, es el Sistema de Focalización de Hogares, encargado de identificar a la población necesitada de la cobertura de los programas asistenciales, como el PVL.
"Es una tarea titánica, pero ya hemos conseguido avanzar", dijo Pichihua.
"Se ha definido un cronograma de metas para mejorar la focalización del PVL, que incluye la elaboración de un registro de beneficiarios. En 2011 debemos concluir la evaluación de la población inscrita en los padrones para determinar si cumplen con el perfil. Y en 2012 se establecerán metas de reducción del número de pobladores que no debería recibirlo", explicó.
La actualización de la información de los beneficiarios implicará necesariamente una reestructuración del presupuesto del PVL, que se ha mantenido inalterable durante todo el mandato de García.
Sin embargo, el sinceramiento de la asignación de fondos correrá por cuenta del próximo gobierno que se instalará el 28 de julio de 2011.
"Los municipios están obligados a reportar la identificación y el número de beneficiarios. Pero en 2010, de los 1.838 municipios, solamente 712 cumplieron con la disposición", señaló el especialista.
Álvaro Monge, de la organización no gubernamental Macroconsult, que integra el CIES, reveló que del total de hogares que se benefician con el Programa de Vaso de Leche, 40 por ciento ya superaron la línea de pobreza y no deberían recibir los alimentos lácteos.
"Es algo que se repite en otros programas, como el Seguro Integral de Salud (SIS). El 40 por ciento de los hogares que se han acogido al SIS, cuyo propósito es atender a las familias más necesitadas, han dejado de ser pobres. Esto ocurre en Lima y en localidades de la costa urbana donde, justamente, la pobreza se ha reducido más respecto a todo el país", indicó a IPS Monge.
"Sin duda alguna, los programas sociales como el Vaso de Leche requieren un urgente ajuste, porque no solo se está beneficiando a personas que no lo necesitan sino que se está dejando fuera del alcance de la cobertura a los que sí requieren la asistencia", apuntó.
Pichihua declaró que son 3,5 millones los beneficiarios del PVL en todo el país, lo que quiere decir que aproximadamente 1,75 millones son "infiltrados". En Lima, éstos llegarían a 550.000. "Es una gran pérdida de recursos", concluyó.