PESCA-ECUADOR: El desafío de la capital mundial del atún

A pesar de que el consumo nacional de productos de mar no es abundante, Ecuador cuenta con una gran flota y el puerto más importante del océano Pacífico oriental para el atún y la pesca blanca.

Parte de la flota pesquera de Manta. Crédito: Gonzalo Ortiz/IPS
Parte de la flota pesquera de Manta. Crédito: Gonzalo Ortiz/IPS
"Manta vive de la pesca. Tiene la mayor flota pesquera de América del Sur, aquí se realiza el mayor porcentaje de descargas y se procesa la mayor cantidad de productos marinos", resumió a IPS el arquitecto Teddy Andrade, director de Planificación Urbana del municipio.

Sin embargo, "no hay que olvidar otras industrias, como la de grasas y aceites y la tagua (marfil vegetal, utilizado sobre todo para botones de alta costura)", acotó.

Pero según este funcionario municipal y muchos líderes locales, el principal activo de la ciudad es su posición estratégica.

Se ubica en el punto más saliente de la costa sudamericana del Pacífico, con un puerto natural de aguas profundas y un aeropuerto internacional de primer orden, donde estuvo localizada por una década, hasta 2009, una base militar estadounidense.
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Con 260.000 habitantes, Manta se proclama "la capital mundial del atún" (Thunnus albacares). Incluso en una de las glorietas de su paseo marítimo hay un monumento con las figuras escultóricas de un atún tropical de aleta amarilla y un envase de hojalata.

Según datos oficiales, Ecuador es líder en capturas de atún, seguido por México. En los siete primeros meses de este año exportó 105.000 toneladas de atún en conservas y su año récord fue 2008, con 815 millones de dólares de exportaciones de este rubro, que bajaron a 632 millones en 2009.

A ello se añadieron, en las cuentas nacionales del año pasado, 74 millones de dólares en exportaciones de harina de pescado y 173 millones por otros productos elaborados del mar.

La mayor parte de esta actividad se concentra en Manta, mientras Guayaquil es el líder en acuacultura (camarones y langostinos).

CERTIFICAR LA PESCA

En Ecuador se consume poco pescado pese a la diversidad de su mar, que alberga entre 1.500 a 1.700 especies de peces óseos, entre los que se cuentan más de 100 tipos de tiburones.

La media anual por habitante oscila entre seis y siete kilogramos, mientras en América Latina se encuentra entre 15 y 16, indicó el biólogo Jimmy Martínez, asesor técnico de la Subsecretaría de Recursos Pesqueros, cuya sede también se halla en Manta.

"Por eso es muy importante que en el programa de seguridad alimentaria del gobierno se insista en el consumo humano directo de pescado, más sano y nutritivo que la carne o el pollo", añade.

La labor del gobierno, aparte del control y la regulación, así como asegurar la inocuidad y la provisión de servicios, "es garantizar que va a existir siempre la demanda", dice el técnico. "Para eso hay que incentivar el consumo nacional y asegurar los mercados en Europa, Asia y América del Norte", enfatizó.

"Esas regiones están exigiendo que nuestros países certifiquen sus pesquerías. Es decir que podamos demostrar que nuestra pesca es amigable con el medio marino". Para ello, se han puesto en marcha investigaciones y planes de control.

"Ecuador es líder mundial en el manejo del tiburón y la prohibición indefinida de la pesca de mantarrayas ha añadido argumentos a ese liderazgo", afirmó a IPS Maricela Zambrano, de la Subsecretaría de Recursos Pesqueros.

En el país se han realizado ya dos talleres internacionales con asistencia de técnicos de 16 países para el entrenamiento de capacitadores en el manejo de tiburones, contó.

"Medidas como prohibir la captura dirigida a especies que no han alcanzado la madurez sexual, por ejemplo, se están exigiendo con rigor", sostuvo Martínez.

"Siempre habrá quien trate de burlar las normas, pero cada vez tenemos mejores medios para la trazabilidad del producto. En tiburones, por ejemplo, sabemos quién, cuándo y dónde capturó el tiburón cuya aleta se exporta", aseveró.

El DÍA A DÍA

A la luz de las lámparas de la bullente y moderna terminal pesquera, se puede entrever a algún aguerrido exportador que, al pie de los barcos que regresan de faenar, se conecta por celular con Tokio o la ciudad estadounidense de Miami para enviar atún fresco para sushi.

Se trata de una operación compleja, porque el atún, sin vísceras y cabeza, debe ser puesto en cajas de cartón parafinado, empacado con aislamiento de poliestireno y envuelto con polietileno en paquetes de gel congelado.

Ello permite la conservación durante tres o cuatro días, a una temperatura máxima de cuatro grados centígrados.

"A las cuatro de la mañana esos paquetes deben estar en el aeropuerto. El avión aterrizará en Miami a las nueve, a las 11 estará donde el ‘broker’ (agente) y probablemente a las tres de la tarde en el restaurante o el supermercado", explicó a IPS Omar Díaz, dejando por un momento su celular.

Mientras, llegan buques de 1.500 toneladas con instalaciones a bordo para congelar el atún a menos 60 grados centígrados.

"A esa temperatura el atún conserva todas sus propiedades organolépticas, lo que quiere decir que semanas después, al descongelarse, el consumidor en Japón, Corea o China podrá apreciar todo su sabor, olor y textura", explicó Martínez a IPS.

A un par de kilómetros del puerto pesquero, en la playa de Tarqui, bajo una inusual llovizna, Edison Chica, espera compradores de un inmenso picudo (Makaira mazara), que ha adquirido a pescadores artesanales por 450 dólares. "Pesa unos tres quintales", comentó.

Un "desbuchador" ha venido, ha cortado la cabeza y extraído las vísceras al gran picudo, allí mismo en la playa, sin cobrar nada, y se ha llevado el "desecho" a un camión que los compra al peso para una fábrica de harina de pescado.

Cientos de camionetas esperan con la línea del agua lamiendo sus llantas, listas para arrancar a los mercados del interior de la propia provincia de Manabí, donde se ubica Manta, o a otros más lejanos, en las alturas de la cordillera de Los Andes.

Edison confiesa a IPS que se ha dedicado al comercio en ese mismo sitio 30 de los 40 años de su vida. Espera vender el picudo "en 480 o, si tengo suerte, en 500 dólares" a un comerciante de Portoviejo, capital provincial, que no tiene mar.

El gobierno ha escogido a Manta para establecer la nueva Refinería del Pacífico, a 18 kilómetros del límite urbano, con una inversión que sobrepasará los 10.000 millones de dólares. Avanzan los estudios, se han expropiado buena parte de los terrenos y ya se está abriendo la carretera hacia el sitio en que se levantará el complejo petroquímico.

"En 20 años se duplicará la población de la ciudad y debemos prepararnos para ello", dijo Andrade.

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