En su próxima cumbre, el foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC) analizará si realmente ejerció un papel desequilibrante en la promoción del libre comercio, como se lo propuso al nacer en 1989.
Si bien desde su formación se produjo un gran movimiento de liberalización comercial en el mundo, éste se debió en gran parte al impulso de acuerdos comerciales bilaterales y a otros factores internacionales, como el creciente papel de China en el mercado global.
Evaluar esto será el primer punto de la agenda en la próxima cumbre de APEC, entre el 13 y el 14 de este mes en la oriental ciudad japonesa de Yokohama, y que será antecedida por un encuentro de ministros el día 10.
Analistas como Koichi Ishiyama, experto en finanzas internacionales de la japonesa Universidad de Toiin, sí reconocen la influencia de este grupo multilateral en el comercio mundial.
Ishiyama sostuvo que el valor de APEC no está en las negociaciones formales de comercio que impulsó, sino en la creación de un ambiente de diálogo entre el Norte industrializado y el Sur en desarrollo, y en que hizo todo a su alcance para reducir las barreras comerciales, a pesar de las dificultades políticas.
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"Lo que salvará a (la cumbre de) Yokohama será el papel de APEC como facilitador del crecimiento equilibrado promoviendo una mayor inclusión" de las economías, dijo Isihiyama.
Las reuniones de la APEC coincidirán con la cumbre en Corea del Sur el 11 y 12 de este mes del Grupo de los 20 (G-20) países industriales y emergentes, muchos de cuyos miembros también integran el foro de Asia Pacífico.
En diversas ruedas de prensa en Tokio, funcionarios adelantaron que la APEC analizaría en la cumbre hasta dónde sus economías industrializadas Australia, Canadá, Estados Unidos y Japón eliminaron aranceles, como se comprometió el grupo desde su creación.
La visión de APEC es que las economías poderosas continúen con reducciones arancelarias en la próxima década.
Pero lo que se ha visto desde 1993, cuando el grupo realizó su primera cumbre, fue una serie de acuerdos de libre comercio y de asociación económica que se enfocaron más en lazos regionales o bilaterales que en la meta original de un mercado comercial globalizado libre de tarifas.
Los países del grupo responden por 52,7 por ciento del producto interno bruto mundial, esto es, 31 billones de dólares. El intercambio interregional representó 44 por ciento del comercio mundial.
En la cumbre de Yokohama, así como en la del G-20, se analizará también la actual presión internacional sobre China para que permita una más rápida apreciación de su moneda. Algunos estiman que el yuan se depreció alrededor de 20 por ciento en los últimos meses.
La resistencia de Beijing a acelerar la apreciación del yuan se enmarca en una llamada "guerra de divisas", en la que muchos países parecen querer depreciar sus monedas para ganar ventajas competitivas y superar más rápido la crisis.
Pero la cumbre de Yokohama también estará marcada por los intereses y desafíos del país anfitrión: Japón.
"La presión está sobre Japón para que lidere el camino hacia una globalización dinámica y una economía regional abierta," dijo la economista Yuri Sato, del Instituto de Economías en Desarrollo de Tokio.
Lejos de destacarse como un líder en la reducción de barreras arancelarias, Japón se halla en un campo minado político cuando se trata de abrir su mercado a productos agrícolas extranjeros.
Pero el hecho de ser el anfitrión de la cumbre este año le obliga a presentar resultados concretos en materia de liberalización comercial.
Funcionarios en Tokio dijeron que su país estaba dispuesto a demostrar su liderazgo en la APEC sumándose a la Sociedad Trans-Pacífico (TPP, por sus siglas en inglés), una iniciativa económica regional que Brunei, Chile, Nueva Zelandia y Singapur lanzaron en 2006.
Hay otras cinco naciones dispuestas a sumarse, incluyendo a Australia y Estados Unidos, dos grandes exportadores agrícolas, y el primer ministro japonés Naoto Kan dijo que procuraría discutir en Yokohama la participación japonesa en la TPP.
Sin embargo, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Granja de Japón ya presentó su tradicional oposición a la liberalización comercial. Divulgó datos sugiriendo que Japón perdería casi 12.000 millones de dólares si eliminaba aranceles a productos agrícolas clave como el arroz.
"La controvertida TPP es una clara demostración de los escollos que afrontan Japón y la APEC en Yokohama", dijo Sato.
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