AMÉRICA LATINA: Proyectos comunitarios quieren graduarse

«El 15 de diciembre daremos el gran salto al presentar al país nuestro programa de salud, con el barco-hospital», anunció Caetano Scannavino en nombre de un proyecto comunitario que alcanzó uno de sus objetivos: ser incluido en la política social del gobierno de Brasil.

Se trata del programa "Salud y Alegría", desarrollado en la selva del río Tapajós, en el municipio de Santarém del norteño estado de Pará, y que hoy es modelo de atención primaria y de prevención de salud en las riveras de la Amazonia brasileña.

Cuenta con un barco equipado para brindar atención médica, y además distribuye a agentes de salud de la propia comunidad que asisten a la población.

Se trata de uno de los 25 proyectos comunitarios ganadores de los 4.800 presentados entre 2005 y 2009 para el concurso "Experiencias en innovación social", organizado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

El concurso se propuso descubrir potencialidades desde el accionar comunitario, señalaron sus organizadores, y surgieron a la luz todo tipo de iniciativas: planes de atención a poblaciones de la selva brasileña, ayuda a jóvenes en riesgo o abandono en las periferias de las grandes ciudades y novedosos esfuerzos de desarrollo local en las cumbres andinas o en la empobrecida Haití.
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Las experiencias se suman y sus protagonistas, a la vez de mostrar resultados, se regocijan cuando su iniciativa cobra vuelo como política pública o, por el contrario, cuestionan el desinterés de autoridades, según lo señalado a IPS en el foro de cierre del programa de esta semana en el Instituto de las Américas, en la sudoccidental ciudad estadounidense de La Jolla, contigua a San Diego.

Esa pretensión de descubrir el hacer de las comunidades para que se transformen en política sociales institucionales es una constante puja a lo largo de la región, explicó a IPS Francisco Tancredi, de la Fundación WK Kellogg, que auspició el trabajo realizado por la Cepal.

La narración de Scannavino sobre las peripecias en la Amazonia para poder concretar el proyecto contrasta con el ambiente que rodea la entrevista: la muy moderna Universidad de California San Diego.

El proyecto Salud y Alegría se frustró a poco de nacer en 1987 "por razones político-electorales", recordó en un breve repaso Scannavino, para marcar cómo al cabo del tiempo se transformó hoy en una política de atención de salud del gobierno federal de Brasil.

"Sufrimos las políticas neoliberales de los comienzos de los años 90 del gobierno de Fernando Collor de Mello, que arrasaron con los planes sociales, (…) y, aunque seguimos un tiempo, finalmente tuvimos que hacer un alto", contó este ex fotógrafo de prensa que un día dejó todo en su Sao Paulo natal para seguir los pasos de su hermano médico en la Amazonia.

"Pero la semilla ya estaba echada, y las comunidades de la Amazonia se apropiaron poco a poco de una iniciativa que les acercaba un servicio fundamental que el Estado por entonces no proporcionaba", comentó a IPS. "Con monitores de salud se logró combatir con éxito una epidemia de cólera en los 90 en la Amazonia, lo cual fue una prueba para nosotros", agregó.

Esa presión social hizo que en 1994 "finalmente consiguiéramos retomar la tarea". "Pero esa frustración nos mostró que el camino era que la comunidad se apropiara de la experiencia".

En 2005 se pasó de trabajar con 30 comunidades a abarcar 150, "lo cual nos permitió definir los aspectos más eficaces en prevención de salud, que llevaron primero a interesar al municipio y ahora a ser parte del sistema nacional a partir de la ley promulgada el 3 de agosto pasado".

En la actualidad se cubre un territorio de 600.000 hectáreas en la cuenca del río Tapajós, con una atención de salud a unas 170 comunidades de unos 30.000 campesinos mestizos e indígenas, muchos de ellos nómades, a los que por primera vez les llega este servicio.

A las tareas de atención primaria, de capacitación de los propios beneficiados y de la incorporación de comunicaciones, el barco-hospital y la "ambulancha", se agregaron mecanismos de purificación de agua y saneamientos básicos. Además de acercar la salud a zonas de muy difícil acceso, los agentes sociales utilizan la medicina y saberes ancestrales.

"Ya en 2005 logramos un trabajo a escala mayor y ampliamos la atención. Fue ese año en que ganamos el concurso de Cepal, lo cual nos dio un gran impulso, logrando montar el barco-salud, y empezamos con la capacitación de los agentes de salud en las propias comunidades, lo que fue tomado por las municipalidades", precisó Scannavino.

Con la aprobación de la ley federal, "pasamos a ser parte del Ministerio de Salud de Brasil y se incluirá a toda la Amazonia y el Pantanal, para luego replicarse en otras regiones alejadas de las grandes ciudades.

Scannavino reconoció que "el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva logró congeniar la política de mercado con una fuerte atención a las políticas sociales", lo cual posibilitó que experiencias como ésta fueras tomadas como iniciativas públicas.

Pero éste no es el caso del "Sistema de sostén para menores tutelados", programa que se desarrolla en la oriental provincia argentina de Buenos Aires.

"Cuando presentamos nuestra experiencia exitosa al gobierno nacional chocamos con la indiferencia y los intereses políticos de corto plazo", señaló Verónica Lucía Canale, presente en este foro del Instituto de las Américas en representación del programa de la Procuración General del Poder Judicial provincial.

"Yo he presentado siete veces el proyecto para que pueda ser replicado en otros lugares del país, pero cuando lo explico no me llaman más. Hay problemas de burocracia, temores políticos de apropiación, etcétera", dijo a IPS.

El plan atiende a niños, niñas y adolescentes en su pasaje a la adultez que fueron victimas de abusos o cometieron delitos, todos en situación vulnerable, para "ayudarlos a que ellos mismos puedan lograr al inclusión social".

"Trabajamos en la inclusión educativa, laboral y en la formación de redes vinculares, que es fundamental porque lo va a sostener el resto de sus vidas", explicó.

Canale detalló que la organización ofrece una beca, llamada "de estudio", que trata de cubrir toda la manutención del niño o joven hasta que consiga trabajo, y le provee un acompañante que le brinde apoyo psicológico, social y legal, cumpliendo el espacio del adulto del que carece.

El plan, hoy institucionalizado por ley provincial, surgió en 1989 luego de que un estudio en las cárceles de la provincia concluyó que 75 por ciento de los presos entrevistados habían pasado en su adolescencia por la justicia de menores, sin especificar si por cometer delitos o por haber sido víctimas de maltrato.

La relación con los agentes del Estado siempre es complicada, coinciden agentes sociales y los propios protagonistas de estos desarrollos sociales locales, pero la idea es complementar y no suplir la obligación del Estado, apuntan los responsables del concurso.

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