El diálogo entre los países del Sur avanzó esta semana en Brasilia con la firma de acuerdos de intercambio destinados a estimular las políticas públicas de apoyo a productores rurales de pequeña escala.
Los convenios fueron firmados en el marco de dos encuentros paralelas: La XIV Reunión Especializada sobre Agricultura Familiar (REAF) del Mercosur y la Conferencia de Alto Nivel sobre Políticas Públicas para la Agricultura Familiar, Desarrollo Rural y Seguridad Alimentaria, con delegaciones de Brasil, China, India y Sudáfrica.
Este último foro fue promovido por el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), agencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y el Ministerio de Desarrollo Agrario de Brasil.
En entrevista con IPS, la directora de la división del FIDA para América Latina y el Caribe, la dominicana Josefina Stubbs, destacó que al trabajar con esos países "se buscó promover el intercambio de experiencias y de "fórmulas para disminuir la pobreza a través de políticas públicas y de cooperación entre países".
"Es una paradoja que estados de ingresos medios (que superan los 1.200 dólares anuales por persona), como los mencionados, son los que "agrupan la mayor cantidad de pobres en el planeta", observó.
Se trata de "cuatro países emergentes y jugadores globales con voz y poder político crecientes, pero, a la vez, en desarrollo y con mucha pobreza rural", coincidió en conversación con IPS EL director de operaciones del FIDA, Ivan Cossio.
Uno de los primeros pasos para superar esa situación de forma conjunta fue la creación de un fondo común del Mercosur (Mercado Común del Sur) para financiar proyectos para pequeños agricultores.
También la firma de un protocolo entre Argentina, Paraguay y Uruguay que va a permitir extender a esos países el brasileño Programa de Adquisición Pública de Alimentos a la Agricultura Familiar. Los cuatro estados son los fundadores y miembros plenos del bloque sureño.
"Vamos a intentar crear una red donde será posible en situación de emergencia, que un país trabaje con el otro para enfrentar problemas de inseguridad alimentaria a partir de compra públicas de Agricultura Familiar", explicó el ministro de Desarrollo Agrario de Brasil, Guilherme Cassel.
"La iniciativa privada no consigue llegar donde el Estado sí puede hacerlo", explicó Cassel al resaltar que la compra directa de la agricultura familiar asegura alimentos de mejor calidad, lo que incrementa ingresos a sus productores y estimula la economía local, reduciendo las desigualdades regionales".
El ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca de Argentina, Julián Domínguez, se detuvo en la necesidad que sea el Estado quien garantice oportunidades para todos los productores de pequeña escala, especialmente los familiares.
"Las iniciativas de compra directa se insertan en este sentido. Donde el mercado no llega, el Estado tiene que estar presente, promoviendo la competitividad y el desarrollo, disminuyendo así las asimetrías y la desigualdad", puntualizó.
Según cálculos de la REAF, cuya reunión finalizará este viernes, en el Mercosur hay cerca de 4,9 millones de establecimientos rurales a lo largo de 120 millones de hectáreas, 83 por ciento de los cuales son de producción típicamente familiar y proveen 70 por ciento de los alimentos básicos para la población de esta región.
Familias que según Domínguez estuvieron fuera de la agenda del Mercosur durante los primeros años de creación del bloque en la década del 90 y sólo fueron incluidas por los gobiernos de izquierda y de centroizquierda que asumieron después del 2000 en los cuatro países del bloque.
El proceso de cooperación Sur a Sur también se plasmó con la firma de acuerdos entre Brasil y África para apoyar a los países de ese continente a implementar políticas de compras públicas de productos de la agricultura familiar.
"Como socialistas tenemos la solidaridad internacional como valor", por eso "compartimos con vecinos y africanos" tales avances para "construir otra hegemonía, la cooperación Sur-Sur", argumentó Cassel.
Los acuerdos incluyen transferencia de tecnología y de conocimiento para Gana, Kenia, Zimbawe, Costa de Marfil y Ruanda. También ayuda financiera.
Una línea de crédito brasileña, inicialmente de 240 millones de dólares, financiará máquinas y equipos agrícolas para los pequeños productores rurales de esos países.
"Un cambio en esos países produce un cambio global", dijo a IPS Stubbs, al destacar la necesidad de una cooperación de este tipo.
La directora del FIDA explicó que el término "agricultura familiar" en Asia como en África no es utilizada. Pero que los pequeños agricultores que viven de una economía de subsistencia tienen, además de desafíos comunes a los de América Latina, otros propios como de divisiones étnicas, castas, y numerosas lenguas, dificultando su comunicación entre todos.
El FIDA financia proyectos en más de 100 países, incluyendo China. En América Latina son 32 proyectos activos en 22 estados con 700 millones de dólares financiados por esta agencia de la ONU.
Durante el encuentro también fue anunciado el inicio de la segunda etapa del proyecto de fortalecimiento de alimentación escolar en el marco de la iniciativa "América Latina y Caribe sin Hambre", que tiene apoyo de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).
Inicialmente, los participantes eran Bolivia, Colombia, Nicaragua, Guatemala y El Salvador, para luego extender a Honduras, Paraguay y Perú.
Basado también en una experiencia brasileña, la iniciativa apoya la compra de productos de agricultores familiares para las meriendas de escuelas públicas.
"Esta integración de la merienda escolar y la agricultura familiar promueve la seguridad alimentaria en dos frentes importantes", indicó el representante regional de la FAO para América Latina y el Caribe, José Graziano da Silva.
"Garantiza una alimentación de calidad para los niños y aprovecha el enorme potencial de los pequeños productores de la región", agregó.
Pedro Ceviño, productor agrario y hoy asesor de la Secretaría de Desarrollo Rural y Agricultura Familiar de Argentina, estima que en su país hay por lo menos 250.000 pequeños productores encuadrados en esa definición, lo que representa 70 por ciento de las unidades productivas en el campo.
En diálogo con IPS, Ceviño consideró que el concepto de agricultura familiar, importado de Brasil, fue importante para "cohesionar" a los productores rurales, antes "fraccionados en campesinos, indígenas, colonos de la Pampa y chacareros".
"La experiencia brasileña, con seguridad es una referencia a ser evaluada", opinó, por su parte, el viceministro de Agricultura de Paraguay, Andrés Werhle.
* Aportes de Mario Osava