Europa vira hacia la comida lenta

Para que la nueva política agrícola de la UE sea justa con los contribuyentes, deberá «tener en cuenta la producción alimentaria sostenible», dijo a IPS el comisario europeo de Agricultura, Dacian Cioloş, quien apoya al movimiento Slow Food (comida lenta).

Elías Alvarado y Carlos Pozo, de la cooperativa ecuatoriana Kallari. Crédito: Claudia Ciobanu/IPS
Elías Alvarado y Carlos Pozo, de la cooperativa ecuatoriana Kallari. Crédito: Claudia Ciobanu/IPS
La reunión Terra Madre, que el movimiento organiza bienalmente, finalizó este lunes en la noroccidental ciudad italiana de Turín.

"Este modelo de agricultura ha sido marginado porque se ha hecho mucho énfasis en la producción alimentaria industrial. Pero ahora debemos cambiar la manera como producimos alimentos, debemos prestar más atención al uso de los recursos naturales", dijo Cioloş, quien trabaja para que la Política Agrícola Común de la UE (Unión Europea) entre en vigor luego de 2013.

"La nueva política incluirá instrumentos financieros simples, que no existían antes, para apoyar a los pequeños establecimientos agrícolas; herramientas para ayudar a los agricultores a promover sus productos locales y apoyar la creación de mercados y ferias donde los pequeños productores puedan venderles directamente a los consumidores", explicó.

El movimiento Slow Food se vuelve cada vez más popular entre los progresistas del Norte industrializado que buscan respuestas a las crisis económica y ambiental.
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Slow Food International, que lidera la campaña para promover este tipo de alimentos, fue fundado en 1989 por el italiano Carlo Petrini, como una organización eco-gastronómica sin fines de lucro para contrarrestar las comidas rápidas y la desaparición de las tradiciones alimentarias locales. El grupo busca sensibilizar a la población a propósito del impacto de sus opciones de consumo.

Ahora se lo considera un movimiento, y está asociado con La Vía Campesina, una red de más de 150 millones de miembros en todo el mundo que trabajan por la soberanía alimentaria.

Desde 2004, los agricultores de Slow Food y quienes apoyan la producción sostenible de alimentos en todo el planeta organizan bienalmente las reuniones Terra Madre en Turín. Unos 5.000 participaron en la cita de este año.

Los pequeños agricultores que exhibieron sus productos en el Salone del Gusto, una feria instalada en el marco del encuentro, buscan lograr un espacio cada vez mayor en un mercado dominado por alimentos producidos industrialmente.

"Nuestro objetivo es la sostenibilidad, no sólo económica sino también ambiental y cultural", dijo Elías Alvarado, de la cooperativa Kallari, de producción de chocolate, en la Amazonia ecuatoriana.

"Una larga cadena de intermediarios entre nosotros y los consumidores vuelve los precios mucho más caros para ellos y las ganancias muy pequeñas para nosotros. Aspiramos a llegar directamente al consumidor primario", agregó.

"Hay una gran necesidad de que se realicen mercados regionales semanalmente, por ejemplo", dijo Eric Fernández Cortez, productor de mezcal en Oaxaca, México.

"Se producen muchos desechos y se gasta mucho dinero simplemente transportando los productos. Los clientes tendrían que pagar menos si pudieran comprar alimentos producidos localmente", añadió.

Los agricultores de Slow Food usan técnicas de producción tradicional, con bajo impacto ambiental, para producir alimentos saludables. La calidad de sus productos es mejor que la de los alimentos producidos en masa, pero tienen una posición marginal en los mercados mundiales.

Los alimentos industriales tienen precios artificialmente bajos por concepto de producción masiva y subsidios que los gobiernos pagan a grandes productores.

Las grandes distancias hasta los mercados y los complicados procedimientos de certificación requeridos por las autoridades también elevan los precios de los productos de la "comida lenta".

"Si no les devolvemos el valor a los alimentos, no saldremos de esta crisis mundial", sostuvo Carlo Petrini en la ceremonia inaugural de Terra Madre.

"Es una locura pagar tan poco por los alimentos y luego tirarlos, mientras los campesinos están tan carenciados. Los precios bajos que no compensan a los agricultores no son una señal de civilización", opinó.

"Los campesinos son los mayores intelectuales sobre la Tierra. El futuro les pertenece", dijo.

El escritor y activista Raj Patel señaló en la reunión Terra Madre que la soberanía alimentaria, tal como la promueven Slow Food y La Vía Campesina, es el principal medio disponible para que la sociedad combata los excesos del capitalismo de un modo constructivo.

"Para que nuestro movimiento sea exitoso necesitamos organizarnos y formar alianzas con otros movimientos, y necesitamos una visión", declaró.

Eso puede significar medidas más fuertes en el Norte industrializado hacia un "decrecimiento" que apunte a una sociedad de "simplicidad voluntaria".

Su adalid, Serge Latouche, sostuvo que el Norte debería renunciar al crecimiento económico para permitir una justicia social mundial, agregando que esa apuesta está esencialmente vinculada a Slow Food.

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