La caña de azúcar deja de producir residuos con el uso de sus cenizas en la construcción, según una fórmula desarrollada por investigadores de la brasileña Universidad de São Carlos, a 230 kilómetros de la sureña São Paulo. Los desechos sólidos de la producción de azúcar y etanol, como bagazo y paja, se queman para generar electricidad, dejando cenizas que se convierten en componente de argamasa y hormigón.
“La argamasa usada actualmente mezcla cemento, arena y agua, pero en nuestro proyecto, las cenizas de la caña, tras un proceso de tamizado y molienda para ajuste granulométrico, sustituyen de 30 a 50 por ciento de la arena”, explicó el ingeniero Almir Sales, coordinador de la investigación, que ahora prueba la resistencia del material.
“Esa sustitución torna la argamasa más resistente y evita la degradación ambiental causada por la extracción de arena en el lecho de los ríos”, dijo a Tierramérica.