Irritada porque la acusan de ser la nueva potencia colonial de África, China echa mano a la penetración cultural y a evidencias de vínculos ancestrales con ese continente para justificar su avance económico sobre él.
Arqueólogos de África y China buscan en aguas de Kenia un buque hundido a comienzos del siglo XV y otras pruebas del comercio entre ambos.
Se cree que ese barco formó parte de una flota comandada por el almirante Zheng He, un eunuco musulmán de la dinastía Ming que, según los chinos, llegó a África oriental antes que el marino portugués Vasco da Gama.
El proyecto de exploración, que insumirá tres años, se inició en julio y resulta simbólico de los esfuerzos de China por mostrar su conquista actual de África como una continuación del "viaje de paz y amistad" de Zheng He.
Los registros chinos señalan que la flota de Zheng He tenía 300 barcos y miles de navegantes que surcaron los océanos Índico y Pacífico. Desde 1405, el marino hizo siete viajes a Asia, África y Medio Oriente.
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Se dice que llegó a las costas de Kenia ya en 1418, cargado con mercaderías y obsequios del emperador chino. Se cree que el buque hundido que los arqueólogos esperan encontrar naufragó cuando volvía a China, transportando una jirafa como regalo del keniata sultán de Malindi para los gobernantes chinos.
"El viaje es verdaderamente simbólico de cuáles eran entonces las intenciones de China hacia África y cuáles son ahora", insistió He.
"Los chinos que llegaron a África no la colonizaron; fueron como comerciantes y exploradores", agregó.
En el interín, Beijing se prepara para financiar más investigaciones en el continente, a fin de ayudar a sus empresas y bancos a expandirse allí.
El mes pasado nació el Centro de Investigaciones China-África, en la órbita del Ministerio de Comercio. El objetivo del Centro es "brindar una base teórica para la toma de decisiones del gobierno chino en relación a África", dijo Huo Jianguo, presidente de la Academia China de Comercio Internacional y Cooperación Económica, en la inauguración.
También asesorará a las empresas con planes de expandir sus negocios en África, agregó.
"Durante mucho tiempo, nuestra estrategia para África se pareció a nuestra estrategia para el desarrollo económico: cruzar el río sintiendo las piedras", dijo He Wenping, director de estudios africanos en el Instituto de Estudios de Asia Occidental y África de la Academia China de Ciencias Sociales.
"No estábamos preparados para ir a África y tuvimos que pagar un alto precio, aprendiendo de nuestros errores. Pero ahora estamos consolidando nuestra estrategia y nos centraremos en aprender sobre África y en hablar por nosotros mismos", agregó.
China es el principal importador de materias primas minerales de África. Algunos críticos han retratado su incursión en países africanos como un "desvalijamiento", lo que ha generado enojo en su propio territorio.
El proyecto arqueológico pone de relieve el deseo de China de publicitar que su floreciente relación con África tiene una historia mucho más larga que lo que originalmente se creía, y que no se trata simplemente de negocios, sino también de un legado histórico.
Hasta hace pocos años, a los funcionarios chinos les gustaba enfatizar el apoyo de China a los movimientos de liberación africanos en su lucha por la independencia y su patrimonio común ideología anticolonial. Pero ahora los académicos chinos consideran que los 60 años de relaciones contemporáneas con África no están a la altura de la presencia de Occidente en ese continente desde el siglo XV.
Muchos académicos chinos destacan que China carece de la riqueza de conocimiento sobre África que los países de Occidente han acumulado a lo largo de lo siglos. Sin los antecedentes religiosos compartidos que vinculan a los países africanos con los europeos, China ha tenido que echar mano de la historia antigua en sus esfuerzos por justificar su expansión en África.
Consciente de la necesidad de dar su propia versión de la historia y el desarrollo entre los dos continentes, Beijing viene impulsando la creación de un Fondo de Investigaciones China-África, que pueda apoyar a instituciones e individuos en materia de estudios africanos. Buena parte de los que llevan a cabo actualmente los académicos chinos está financiada por instituciones internacionales y donantes de Occidente.
También se considera que los estudiantes africanos jugarán un rol importante en la formulación del nuevo discurso de China sobre África. En los últimos años, el gobierno chino alentó a más estudiantes africanos a estudiar en el país, ofreciendo miles de becas.
En 2009 China tuvo a 120.000 estudiantes africanos, 10 veces más que en 2000.
Educados como las elites que gobernarán en el futuro, a estos estudiantes no sólo se les enseña chino, sino también ingeniería, ciencia y agricultura.
Todo esto no ha pasado desapercibido en Europa, que China considera todavía ve a África como su "patio trasero". Según un informe de Chatham House de Londres, se ha permitido que recursos y conocimientos sobre África se desvanezcan en los gobiernos, la academia y los medios de comunicación de Occidente.
"Bajo la retórica de la importancia de África, los recursos diplomáticos y comerciales dedicados a ella todavía son recortados en muchas capitales occidentales, lo que conduce a una espiral descendente de ignorancia y, por lo tanto, de marginación en la concientización estratégica", escribió el autor del informe, Tom Cargill.
Si esta tendencia no se revisa, eliminará la ventaja comparativa de los países occidentales por sobre China en la comprensión política y académica de África.