En la última cumbre del Mercado Común del Sur (Mercosur), realizada en Argentina, se recomendó la convocatoria de una reunión extraordinaria de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) para analizar la crisis diplomática entre Colombia y Venezuela.
Esa disputa constituye un nuevo desafío para la Unasur, creada en 2008 en Brasilia por los 12 países de América del Sur.
"La Unasur permite el diálogo entre países de fórmulas políticas y económicas diferentes. Hablando se entiende la gente. La iniciativa es perfecta: hay problemas que necesitan diálogo", declaró a IPS Gabriel Gaspar, de la Fundación "Chile 21", ligada al opositor Partido Socialista de ese país.
Gaspar fue subsecretario de Guerra del Ministerio de Defensa y embajador de los gobiernos de la centroizquierdista Concertación de Partidos por la Democracia, que dirigió Chile entre 1990 y marzo de este año.
A su juicio, otro mérito de Unasur es establecer que toda resolución debe ser fruto de consenso, "importante salvaguarda que impide cualquier tipo de hegemonía".
El economista José Luis Mieles Nevarez, del Ministerio de Defensa de Ecuador, coincidió en que "construir consensos exige respeto entre los pares y una actitud positiva" hacia este tipo de acuerdos. En su opinión, "podemos no tener claro hacia donde vamos, pero sí que deseamos definir el camino a través del consenso".
La Unasur "dio pruebas de ser un mecanismo apto para presentar soluciones adecuadas y concretas a las crisis", afirmó el ex subsecretario chileno.
Gaspar citó el caso de Bolivia en 2008, cuando cuatro departamentos de la llamada Media Luna oriental gobernados por opositores al presidente Evo Morales amenazaban con la secesión. "Fue la posición unánime del foto regional la que permitió la solución del conflicto", afirmó.
Expertos civiles, como Gaspar y Mieles Nevarez, y militares reunidos en Brasilia concordaron en que los sudamericanos deben superar la herencia de desconfianza del pasado. Fue en el marco del IV Encuentro de la Asociación Brasileña de Estudios de Defensa, cuyo lema fue "Defensa y Seguridad en América del Sur", desarrollado del 19 al 21 de julio.
Para Marcela Donadio, investigadora argentina de la Red de Seguridad y Defensa de América Latina (Resdal), la confianza mutua se está construyendo por dos caminos: esfuerzos bilaterales e iniciativas multilaterales.
En el primer ámbito se ha avanzado, "no por acuerdos bilaterales institucionales, sino por medidas ad-hoc", dijo. En la segunda esfera los progresos no han sido tantos.
A juicio de esta politóloga, "los intereses comunes, y no el peligro común, definirán el modelo de integración. Debemos definir intereses comunes".
"La Unasur ya es el resultado de la identificación de intereses comunes", apuntó Theotonio dos Santos, profesor de la Universidad Federal Fluminense de Brasil y coordinador de la Cátedra de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) sobre Economía Global.
"No existiría la Unasur si antes no hubiese habido una interacción creciente entre las economías de la región, estableciendo un comercio cada vez más importante entre sí en los últimos años", declaró a IPS.
La novedad, según Dos Santos, es el recorte geopolítico, privilegiando América del Sur.
"Uno de los fundamentos de esa opción es la prioridad otorgada por la cancillería brasileña a Sudamérica. Brasil necesita proyectarse regionalmente para ocupar un lugar más importante a nivel mundial y necesita los mercados regionales para su producción industrial más sofisticada, sólo viable en mayor escala", dijo.
"No es un proyecto de izquierda", advirtió el profesor. "Pero tiene el apoyo de la izquierda porque genera una base geopolítica fuerte, de extrema importancia para hacer frente a prácticas imperialistas", acotó.
América del Sur está madura para la integración y el diálogo, por experiencias de cooperación desarrolladas de forma conjunta.
"El trabajo conjunto de las cancillerías y los ministerios de Defensa en Haití cimentó los pasos siguientes: la creación de la Unasur y del Consejo de Defensa Suramericano", afirmó a IPS Luis Tibiletti, profesor de la Escuela de Defensa Nacional de Argentina, del Ministerio de Defensa.
"Ahora, el Consejo de Defensa debe evitar que América del Sur entre en conflicto por problemas históricos o presentes y que sufra por conflictos de otras latitudes, como sucedió con los atentados en Argentina", agregó, en referencia a los ataques con explosivos contra la embajada de Israel, en 1992, y la Asociación Mutual Israelita Argentina, en 1994, en los que murieron 85 personas.
Sin desconocer los desafíos, Eurico Figueiredo, presidente de la Asociación Brasileña de Estudios de Defensa, no dudó en afirmar que "la Unasur representa el primer acto expresivo en la historia sudamericana de un entendimiento conjunto".
"La elaboración de políticas de defensa conjunta llevará años para su implementación, pero lo importante es que se puso en marcha un proceso generoso de integración", señaló a IPS.
Su propuesta es crear instancias de trabajo conjunto, como un Consejo de Innovación a nivel continental, formar redes de investigadores. "Debemos crear masa crítica capaz de desarrollar un pensamiento estratégico propio", afirmó.
"La presencia brasileña exige algunas delicadezas: Brasil debe dejar claro que no aspira a ningún tipo de hegemonía", destacó Figueiredo, señalando las asimetrías entre su país y los vecinos.
El capitán de Fragata André Panno Beirão, del gigante sudamericano, coincidió con Figueiredo. "Para no despertar temores de aspiraciones hegemónicas, Brasil debe ser prudente".
Profesor de la Escuela de Guerra Naval, Beirão considera fundamental el papel de la Unasur: "Es en el plano político que se crean condiciones para profundizar la confianza mutua. Sin eso, poco se avanzará en el Consejo de Defensa".
En contraste con otros actores, Colombia ve al bloque de integración "como ciencia ficción".
Alejo Vargas, profesor de la Universidad Nacional de Colombia, afirmó que "la iniciativa no tiene credibilidad. Sectores empresariales la ven como una propuesta hegemónica del capital brasileño", dijo.
Pero reconoció que "el Consejo de Defensa puede contribuir para minimizar tensiones, como ocurrió en la crisis entre Bogotá y Quito", producto del ataque militar colombiano a un campamento temporal de guerrilleros de ese país en territorio ecuatoriano en 2008, en el que murió Raúl Reyes, portavoz de las izquierdistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.
La cuestión es que "la integración pasa por la resolución del conflicto armado interno de Colombia, motivo de inestabilidad regional y los colombianos sentimos que no recibimos suficiente ayuda de los vecinos", criticó Vargas.
Desde Venezuela, este foro subregional es visto como destino: "El tema de la soberanía en el siglo XXI nos exige unión. Si la Unasur fracasa, Sudamérica continuará fragmentada y víctima de los avatares del Norte", afirmó a IPS el investigador Miguel Ángel Pérez, de la gubernamental Fundación Instituto de Estudios Avanzados (IDEA) de Venezuela.
Gaspar advierte que "Unasur es una iniciativa política". "Sería irrealista ponerle metas de integración, pues tenemos que verla con más realismo y menos ideología".