En su búsqueda de un trabajo estable en el sector de las tecnologías de la información, hasta ahora la tailandesa Tanya Athikom solamente ha experimentado desilusiones, aceptando contratos a corto plazo en empresas nacionales y multinacionales ubicadas en la capital, donde reside.
"Ahora realizan nuevas contrataciones en régimen de consultoría, usando empresas de recursos humanos para reclutar a esas personas", dijo Tanya, que en la última década ocupó puestos gerenciales en empresas dedicadas a los programas informáticos.
"A muchos de quienes son contratados de este modo a menudo no les renuevan los contratos cuando se termina el proyecto para el cual los reclutaron", agregó.
A raíz de la naturaleza de sus contratos, estos asesores no reciben los beneficios por empleo de los que sí goza el personal que trabaja a tiempo completo en esas empresas, explicó a IPS.
"Tampoco son respetados por los colegas que son empleados permanentes", añadió.
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El desafío que ha enfrentado esta mujer de 38 años desde que se desató la crisis financiera mundial en Asia sudoriental, entre 2008 y 2009, dista de ser una excepción. Personas menores que ella en Tailandia y sus países vecinos también se han visto perjudicados por un desempleo similar.
"Los jóvenes del sudeste asiático tienen 4,6 veces más probabilidades de estar desempleados que los adultos", dijo Kee Beom Kim, economista laboral de la oficina de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para Asia-Pacífico, en Bangkok.
Se trata de "la peor proporción en el mundo", sostuvo.
Por contraste, en Asia oriental los jóvenes tienen 2,6 más probabilidades que los adultos de no conseguir trabajo, agregó.
"Hay una gran cantidad de personas buscando trabajos seguros sin poder encontrarlos. El peligro es que se hastíen y se aparten por sí mismos del mercado laboral", perdiendo sus habilidades y empeorando sus perspectivas de conseguir empleo, planteó Kee Beom Kim en una entrevista.
Esas preocupaciones son comprensibles en el marco del informe "Tendencias Mundiales del Empleo Juvenil 2010", presentado el jueves por la OIT, que retrata un panorama sombrío de este aumento del desempleo juvenil.
La cantidad de jóvenes sin trabajo en todo el mundo ha llegado a un récord histórico y hay señales de que la tendencia aumentará hasta fines de este año, reveló la OIT en el estudio, que se dio a conocer ahora para coincidir con el lanzamiento del Año Internacional de la Juventud de Naciones Unidas.
A fines de 2009 había 81 millones de jóvenes desocupados en el mundo, a consecuencia de la crisis financiera. Según la OIT, esto representa 7,8 millones más que en 2007, antes de que se sintieran los efectos de la crisis financiera que se inició en Estados Unidos.
El informe define como joven a la población comprendida entre los 15 y 24 años de edad.
Unos 36,4 millones de los jóvenes desempleados proceden de la región Asia-Pacífico, donde viven 350 millones de los 620 millones de jóvenes en edad económicamente activa, señala la OIT.
En Asia meridional hay 15,3 millones de jóvenes desempleados, en Asia oriental 12,8 millones y en Asia sudoriental 8,3 millones.
Esos números tan elevados alentaron a la OIT a describir a estas víctimas de la crisis como una "generación perdida".
Esa agencia agregó que las mujeres del sudeste asiático son las más afectadas de esa generación, porque para fines de 2009 el desempleo femenino fue de 15,7 por ciento, en comparación con 14 por ciento del masculino.
La desigualdad se origina en el recorte de puestos laborales en el sector manufacturero de la región, por ejemplo en Camboya, donde las mujeres constituyen la fuerza laboral dominante en las fábricas de vestimenta que exportan a Estados Unidos y Europa.
Otros sectores que hacen un uso intensivo de la mano de obra en Filipinas, Indonesia y Tailandia son los que producen juguetes, juegos o calzado para los mercados estadounidense y europeo, y también se vieron perjudicados por la caída de la demanda que causó la crisis financiera.
En muchos sentidos, la improbabilidad de que los jóvenes consigan trabajos seguros reitera lo que la generación anterior tuvo que soportar cuando la crisis financiera de 1997 azotó a Asia. Su impacto fue tal que las cifras del desempleo juvenil en el sudeste asiático aumentaron de 5,5 millones en 1995 a 10,4 millones incluso cinco años después.
Los analistas también esperan que los patrones de empleo que se desencadenaron tras la crisis de 1997, y el tiempo que insumió el crecimiento del mercado laboral, se repitan en el actual clima económico.
Por lo pronto, Tailandia ha cumplido con las proyecciones expuestas por un estudio presentado en enero por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), según el cual este año se registraría un crecimiento económico en la región.
Ese crecimiento llegó a 6,7 por ciento en 2007, convirtiendo a Asia en la región mejor posicionada del mundo en este sentido, planteó el informe "Situación y perspectivas de la economía mundial 2010", elaborado por el foro mundial. Se espera que este año la economía tailandesa crezca entre siete y ocho por ciento, lo que supondría "la mayor expansión en cuatro años", sostuvo la Universidad de la Cámara Tailandesa de Comercio, según la edición del jueves de The Nation, un periódico local que se publica en inglés.
"Una mayor confianza de los consumidores, así como exportaciones significativas y una recuperación del turismo ayudarán" a mejorar la economía, agregó.
Pero, como Tanya, algunos tendrán que esperar un poco más antes de que esta perspectiva color de rosa se traduzca en empleos más seguros.
"Una cosa que aprendimos de la crisis financiera asiática fue que, mientras las economías pueden recuperarse rápidamente, a los mercados laborales la recuperación les lleva mucho más tiempo", enfatizó Kee Beom Kim, de la OIT.
"Y existe el peligro de que ese patrón se repita", dijo.