Ramadán sin agua ni luz en Gaza

«Han pasado varios días sin electricidad ni agua. No podemos hacer nada, y ahora está insoportablemente caluroso», dijo Abu Fouad, de 83 años, refiriéndose a los cortes de energía en la franja de Gaza.

Gaza se queda sin agua potable. Crédito: Eva Bartlett/IPS
Gaza se queda sin agua potable. Crédito: Eva Bartlett/IPS
Aunque los palestinos que habitan este territorio costero están acostumbrados a los apagones —consecuencia en parte de bombardeos israelíes que destruyeron centrales de energía—, estos han crecido en frecuencia y duración.

Por varios años, los palestinos en Gaza han sufrido cortes que podían durar entre seis y 14 horas. Pero ahora pueden extenderse días enteros.

La principal razón de esto es una supuesta falta de combustible para la red energética, combustible que, desde noviembre de 2009, la Autoridad Nacional Palestina, con sus oficinas en la central ciudad cisjordana de Ramallah, tiene la responsabilidad de comprar y transferir a Gaza.

Para empeorar las cosas, Gaza experimenta una ola de intolerable calor y humedad. Las temperaturas rondan los 35 y 40 grados centígrados, y la humedad llega a 65 por ciento.
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Umm Fouad, una mujer de 64 años, ha tenido 15 hijos y por tanto su salud es más frágil. Se debilita constantemente.

"Hace mucho calor. No puedo respirar en todo el día, estoy exhausta. No tengo alivio. Incluso cuando hay electricidad, el ventilador del techo propaga aire caliente. Pero ahora, sin electricidad durante tanto tiempo, todo es más caliente y difícil", contó.

El mes de Ramadán es un tiempo de alegría para los musulmanes, en el que realizan ayunos diarios y celebran comidas a la noche. Sin embargo, éste es uno de los más duros que ha afrontado la familia de Abu Fouad.

Aparte de las peligrosamente altas temperaturas y la humedad, hay preocupaciones prácticas. "No podemos hacer pan, no hay electricidad para el calientaplatos y no tenemos gas para cocinar", dijo Umm Fouad.

"Hemos pasado tres días sin agua", dijo por su parte Abu Jaber, de 45 años, uno de los varios hijos de Abu Fouad. Su apartamento está en el tercer piso de un edificio donde el calor aumenta hasta volverse insoportable.

"Hay 53 personas viviendo en este edificio. Nuestros seis apartamentos necesitan cada uno alrededor de 1.500 litros de agua por día para cocinar, lavar ropa, limpiar, bañarse… sin contar el agua para tomar", señaló.

Como otros hogares del barrio, el suyo no tiene conexión a cañerías. Abu Jaber debe acoplar una manguera a la línea pública más cercana, a unos 150 metros de distancia, y extenderla para canalizar el agua hasta contenedores que instaló en el techo.

"Necesitamos cinco surtidores para trasladar el agua de la conexión al techo de nuestra casa", explicó Abu Jaber.

En toda la franja de Gaza, las líneas de agua fueron afectadas por la falta de electricidad. Áreas enteras se quedan sin acceso al líquido durante los apagones.

La Organización de las Naciones Unidas señaló que 43 por ciento del agua en las redes de cañerías se pierde debido a escapes, y por eso subraya la necesidad de rehabilitarlas. Sin embargo, bajo el duro cerco israelí es imposible ingresar materiales básicos para la reparación.

"Ahora que los cortes de energía duran varios días, mi padre no puede traer agua para cubrir las necesidades de la familia", dijo Abu Jaber.

Abu Fouad explica la rutina que tiene que seguir para mantener llenos los contenedores. "En el mejor de los casos, cuando hay electricidad, se necesita por lo menos una hora y media para bombear el agua a cada uno de los tanques de 1.500 litros. Como hay seis tanques, toma casi medio día".

Pero eso sucede cuando hay electricidad que alimente los surtidores. Con los cortes de energía, se ve obligado a esperar.

"Estoy preocupado por todos en nuestra casa. Todos necesitan agua. ¿Cómo se lavarán para las oraciones? ¿Cómo se podrán refrescar con este calor?", señaló.

"Todos llegan de trabajar o de la escuela y esperan lavarse o refrescarse. Pero ahora es difícil para ellos hacerlo", añadió.

Como musulmán devoto, se preocupa también por su limpieza para rezar. "Ahora que es Ramadán, lo más importante es lavarse. No pido mucho, sólo necesito limpiar mis manos, mi cara y mi cuerpo antes de rezar, y rezo cinco veces al día", señaló.

Abu Fouad no descansa esperando que regrese la electricidad para llenar sus contenedores de agua.

"No duermo mucho. Es más fácil no dormir cuando eres joven, pero cuando estás más viejo como yo, y con este calor, uno sufre. Estoy muy cansado. Mis articulaciones me duelen. Necesito descansar. Necesito el agua", afirmó.

Abu Jaber coincide en que el problema impacta en toda la casa. "Mi hija estudia a distancia en la universidad, y por tanto necesita imperiosamente una computadora y acceso a internet", dijo.

Su hijo de ocho años, Ahmed, también sufre por los cortes. "Él está ayunando este año. Lo hizo el año pasado sin problemas, pero como esta vez no tiene forma de refrescarse ante el intenso calor, le resulta más difícil físicamente", contó Abu Jaber.

Su hermano menor, de 31 años, no trabaja desde hace varios años. "Mi hermano abrió una heladería unos meses atrás para trabajar durante el verano, y justo cuando comenzaba a recibir clientes y a recuperar lo invertido, los cortes de energía se agravaron".

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