Un pacto nacional para reconocer y aplicar los derechos a favor de la infancia propuso la representante de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Bolivia, Yoriko Yasukawa, al cumplirse 20 años de la Convención sobre los Derechos del Niño.
"Tenemos que ponernos de acuerdo para devolver la dignidad a los niños. Con una cosecha de amor y esfuerzo, debemos acercarnos a los otros que difieren y no piensan como nosotros", planteó Yasukawa, que encabeza al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en el país.
La representante dirigió su mensaje a los sectores políticos de Bolivia, cuya polarización derivó en 2008 en una enconada batalla entre el gobierno izquierdista de Evo Morales y algunas ricas regiones controladas por la oposición, en un conflicto institucional en cuya pacificación medió Yasukawua.
La Convención de los Derechos del Niño entró en vigor el 2 de septiembre de 1990, al recibir el número suficiente de ratificaciones, tras haber sido adoptada por la Asamblea General de la ONU el 20 de noviembre del año anterior. Bolivia la ratificó el 26 de junio del mimo 1990.
Bolivia es según el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) uno de los países con peores indicadores sobre su niñez y aunque la ONU reconocen el esfuerzo por mejorar las condiciones de la población infantil, sus agencias estiman que para acelerar el paso se requiere un gran pacto en que participen el gobierno y la oposición.
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La situación requiere colocar a la niñez y adolescencia en primer plano, y para ello se necesita un acuerdo político, expresó a IPS Ludwig Guendel, representante adjunto de Unicef, a cargo de la oficina en el país.
"La niñez debe tener un lugar privilegiado para recibir la compensación de la deuda social porque ellos representan la mitad de la población estimada en 10,4 millones de habitantes- y ellos consolidarán el proceso de cambio" boliviano, expresó Guendel.
El representante de Unicef destacó los avances logrados por Bolivia en la reducción de la mortalidad infantil. Un informe elaborado por el detalla que entre 1989 y 2008 la tasa de mortalidad en menores de un año se redujo de 81,9 a 50 por cada mil nacidos vivos.
Pero aún así, según datos de Unicef de 2008 indican que sigue siendo la segunda más alta de América, después de Haití.
Guendel destacó entre las políticas que han mejorado los indicadores de la población infantil al Seguro Madre Niño y al seguro Materno Infantil. También subrayó como positiva la apertura del debate interno para aplicar un seguro universal de salud.
A dos décadas de la Convención sobre los Derechos del Niño, Bolivia "se encuentra en medio de una encrucijada" en torno a la forma de hacer frente a las necesidades de la población infantil y adolescente para cumplir plenamente las obligaciones del tratado , dijo a IPS el oficial de Comunicación de Unicef en La Paz, Wolfgang Friedl.
El país requiere un incremento sustancial de la inversión social y éste es, a juicio de Frield, "el único tema apolítico en el que no podemos escondernos tras pretextos políticos de coyunturas".
Los datos de Unicef afirman que el gasto público social dedicado a la niñez y adolescencia en Bolivia subió levemente de 36,2 a 42,1 por ciento de todo el gasto público social entre los años 2000 a 2006.
Este capítulo de los egresos fiscales está destinado a la educación, salud, seguridad social, urbanización, vivienda, desarrollo regional, agua potable y alcantarillado, asistencia social y superación de la pobreza.
Morales, un dirigente aymara de 50 años, llegó al poder en 2006 e inició un segundo mandato en enero de este año, tras ser reelecto por 64 por ciento de los votos, como candidato del Movimiento Al Socialismo.
"Se ha logrado mucho, pero sostengámoslo con mas inversión social. Son asuntos que merecen atención inmediata en términos de proyección de derechos para las generaciones futuras y sin esa inversión tendremos retrocesos que no quisiéramos lamentar", comentó.
"Éste es un momento de reflexión", dijo Guendel, antes de señalar las tareas pendientes de Bolivia en relación a la niñez.
La violencia y el maltrato impiden cumplir los derechos de la población infantil y seis de cada 10 niños y niñas sufren de necesidades insatisfechas, mientras nueve de cada 10 niños indígenas viven en la pobreza, destacó el representante de Unicef.
La atención política de Bolivia está concentrada este año en la transición hacia una descentralización del poder, con el avance hacia el establecimiento de las llamadas autonomías en los departamentos, las regiones y áreas indígenas.
Pero Frield consideró que este contexto político y social no debe quitar el foco de la prioridad que tiene la atención a los programas de "desnutrición cero", el combate a la pobreza y el cierre del ciclo de desigualdades "que oprimen al país".
Guendel se mostró preocupado por el hecho de que 850.000 niñas y niños sean forzados en Bolivia a trabajar por su supervivencia.
Unicef ha establecido que de los 10,4 millones de habitantes del país, 4,4 millones son menores de 18 años.
"Es un buen momento de reforzar el espíritu de convivencia", expresó Guendel, al tiempo que llamó al gobierno de Morales a reforzar los acuerdos de atención al segmento de población más desprotegido.
Aparte de la alta mortalidad infantil, en 2008 Unicef también registró que 27,1 por ciento de las niñas, niños y adolescentes sufrían de desnutrición crónica. La niñez más afectada era la de los pueblos guaraníes, chiquitanos, quechuas y aymaras.
En el año 2007, cerca de 1,9 millones de niñas, niños y adolescentes de Bolivia integraron el segmento de pobreza extrema, el que no cuenta con recursos mínimos para cubrir el costo de una canasta básica de alimentos.