Durante 46 años, Nicanor García ignoró que su nombre tenía siete letras y que la primera de ellas también encabezaba los de su país, Nicaragua, y de su padre, Norberto. Lo supo hace apenas ocho meses cuando fue alfabetizado.
En enero, una brigada de jóvenes universitarios de ciudades ubicadas en la ribera del océano Pacífico nicaragüense llegó a la remota y antigua aldea de Bilwaskarma, en la oriental y selvática Región Autónoma del Atlántico Norte de Nicaragua (RAAN), para alfabetizar a los indígenas de la etnia miskita que habitan allí desde hace siglos.
Junto a García, recibieron educación más de 60.000 nativos de las etnias miskitas y mayangnas de esa inhóspita zona considerada ahora por el gobierno izquierdista de Daniel Ortega como "territorio indígena libre de analfabetismo", al bajarlo de 40 a 4,20 por ciento.
"Antes tenía que firmar con un dedo manchado de tinta, ahora puedo poner mi nombre completo", dijo a IPS García, quien llegó a Managua para celebrar el 30 aniversario de la gran Cruzada Nacional de Alfabetización, impulsada por el propio Ortega cuando el entonces insurgente Frente Sandinista de Liberación Nacional derrocó a la dictadura de la familia Somoza (1934-1979).
Esa iniciativa, que bajó la tasa de analfabetismo de 52 a 12 por ciento, se reactivó en 2007 con el regreso de Ortega a la Presidencia. Esta vez, la Campaña Nacional de Alfabetización, denominada "De Martí a Fidel", usa el método cubano de enseñanza "Yo si Puedo".
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El primer gran resultado tuvo lugar en 2009 cuando Nicaragua se declaró libre de analfabetismo al reducir el porcentaje de personas que no saben leer ni escribir de 20,7 a 3,56.
En recuerdo de la histórica Cruzada, cada 23 de agosto este país centroamericano conmemora el Día Nacional de la Alfabetización. Este año, se celebraron los logros alcanzados en la RAAN.
Según el profesor Orlando Pineda, director de la Asociación de Educación Popular "Carlos Fonseca Amador", durante dos años y medios cerca de 500 estudiantes universitarios se turnaron para aprender las lenguas y culturas indígenas y así capacitar y alfabetizar a estas comunidades.
"Los muchachos son voluntarios, pero contamos con el apoyo del gobierno, y así nos dimos a la tarea de enseñarles la luz del conocimiento desde sus propios ecosistemas, en sus mismas lenguas y respetando su cultura", dijo Pineda, quien cumplió 31 años en esta misión.
Fueron 65 lecciones de media hora diaria, con una maestra o maestro guía, un televisor y un vídeo-reproductor, una cartilla y un lápiz.
El curso es aprobado en 12 semanas de enseñanza continua, cuando los educandos logran escribir una carta dirigida a sus familiares o maestros. A los miskitos y mayangnas les enseñaron a leer y escribir con el método cubano, adaptado y modificado por los educadores nicaragüenses.
En Sikilta, una comunidad mayangna de la región integrada por cerca de 1.000 personas, quedaron ocho personas sin alfabetizar.
"Ellos eran adultos muy enfermos y cansados que rehusaron recibir las lecciones", contó a IPS Silvia Rodríguez, una estudiante de docencia de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua que participó como voluntaria.
"Después de trabajar, desde ancianos a niños, todos sin excepción, se acercaban a los círculos de estudios con sus cuadernos, para preguntar sobre las letras y los números", relató Rodríguez.
De acuerdo al reporte de la Asociación de Educación Popular, encargada de la campaña, la meta era reducir el analfabetismo del 40 al 10 por ciento, pero lograron bajarlo a menos del cinco por ciento.
"Nos quedaron en las riberas del Río Coco 2.275 miskitos sin leer, de una población de 54.778. Fue toda una odisea llegar hasta donde ellos", relató Pineda.
"Recorrimos 411 kilómetros de río, visitamos 124 comunidades miskitas y 24 mayangnas y nos recibieron con los brazos abiertos", agregó.
Pineda señaló que después de haber cumplido la tarea en la RAAN piensan dirigirse a alfabetizar a la Región Autónoma del Atlántico Sur de Nicaragua, donde habitan indígenas de las etnias ramas, creoles y garífunas que tampoco han tenido acceso al sistema educativo del país.
A solicitud del gobierno de Nicaragua, las cifras están siendo cotejadas por una comisión verificadora compuesta por 21 expertos de Canadá, Cuba, España, Gran Bretaña y Portugal, que están distribuidos en la región.
En la celebración oficial del 30 aniversario del ejercicio educativo, participó la Premio Nobel de la Paz guatemalteca, Rigoberta Menchú, quien, como líder indígena y embajadora de Buena Voluntad de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), aplaudió las acciones.
Menchú señaló que "es loable ver que no se preocupan solo por enseñarles a leer a todos y todas, sino que entusiasma que se les enseñe en sus propias lenguas, en sus propias tierras y con respeto a sus culturas ancestrales".
El secretario permanente de la Unesco en Nicaragua, Juan Bautista Arríen, también elogió el hecho: "Nicaragua sigue siendo alfabetizadora, merece los aplausos, ya que a partir del 2008 en adelante, con todo y su pobreza crónica, ha alfabetizado a más de 400.000 personas".
De acuerdo a cifras del gobierno, al año 2005 los indígenas constituían entre el 8,6 y el 9,5 por ciento de una población total que entonces era de 5,4 millones de habitantes. Las etnias miskitos, mayangnas, garífunas y ramas se asientan en las dos regiones autónomas de la Costa Atlántica de Nicaragua.
Según un informe de 2005 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, quienes tenían menos acceso a oportunidades de desarrollo y crecimiento educativo eran los habitantes de estas dos regiones del Caribe.
La pobreza afecta a 47 por ciento de los nicaragüenses, de acuerdo a citas de la Organización de las Naciones Unidas, pero en esas regiones la pobreza afecta a 79 por ciento de los habitantes.