Más allá de controversias bilaterales que se mantienen en el plano verbal, el Mercado Común del Sur (Mercosur) se proyecta al mundo como zona de paz, de confianza mutua entre sus miembros y de desarrollo económico con equidad social.
Esa fue una de las principales conclusiones que dejó este martes la 39 cumbre del Mercosur, celebrada en San Juan, la capital de la provincia homónima ubicada 1.100 kilómetros al noroeste de Buenos Aires.
La anfitriona presidenta Cristina Fernández, fue acompañada por sus pares de los demás países miembros plenos del bloque, Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil, Fernando Lugo, de Paraguay, y José Mujica, de Uruguay, junto al canciller Nicolás Maduro, de Venezuela, en proceso de adhesión total.
También participaron los mandatarios Evo Morales, de Bolivia, y Sebastián Piñera, así como representantes de Colombia y Perú, todos países asociados al bloque, y un delegado de Egipto, con el que el Mercosur firmó un tratado de libre comercio.
La cumbre del Mercosur aprobó el código aduanero común, se eliminó el doble cobro de arancel externo para productos que ingresan por uno de los países con destino a otro u otros de la región y se definió el reparto de los derechos de importación.
"Nosotros no queremos guerra, si alguien quiere conocer un lugar tranquilo ese es América del Sur", destacó Lula al asumir la presidencia temporal del bloque, que ejerció Argentina en el primer semestre del año.
El mandatario brasileño, que cumple su último semestre en el cargo tras dos mandatos consecutivos, aprovechó para exhortar a las potencias occidentales a dialogar con Irán.
Se manifestó "decepcionado" por la falta de apoyo a la gestión que realizó en mayo, junto al primer ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, para atraer al presidente iraní, Mahmoud Ahmadinejad, a una mesa de diálogo y evitar que se apliquen sanciones contra ese país por su programa de enriquecimiento de uranio.
Lula también cuestionó a los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, que son "los que más armas venden en el mundo y los que tienen armas nucleares" y dudó de que esos países centrales deseen la paz.
En contraste, destacó que América del Sur y el Mercosur "son hoy un ejemplo de cómo el mundo podría vivir en paz, sin armas nucleares, sin guerras y de manera mucho más armoniosa". Aquí, dijo, "solo tenemos guerras verbales que no hieren a nadie".
La secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, la mexicana Alicia Bárcena, destacó en la cumbre que el Mercosur "es el espacio de mayor densidad de comercio intrarregional" en América Latina.
La funcionaria remarcó que el bloque liderara el crecimiento latinoamericano de este año, elogió la rápida recuperación de sus economías tras la crisis global y exhortó a colocar "la macroeconomía al servicio de la igualdad", como hicieron sus miembros.
Según Bárcena, "en la última década, y por primera vez en cinco siglos, hubo 10 países de América Latina que redujeron la pobreza y la brecha de desigualdad", y manifestó su esperanza de que ese proceso se expanda desde el Mercosur a toda la región.
En vísperas del encuentro, el ambiente estuvo enrarecido por el conflicto que se desató a fines de julio entre Colombia y Venezuela, y que derivó en la ruptura de relaciones diplomáticas entre ambos países.
Pero la crisis fue derivada por los mandatarios a la Unión de Naciones Suramericanas, que tendrá su cumbre en septiembre, cuando Juan Manuel Santos ya esté en funciones como presidente de Colombia.
El origen del nuevo impasse fueron las acusaciones del saliente mandatario colombiano, Álvaro Uribe, a su homólogo, Hugo Chávez, de cobijar en territorio venezolano a guerrilleros de las izquierdistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
La acusación fue respondida con movimientos de tropas por parte de Chávez, quien responsabilizó a Uribe de "arrastrar a un conflicto bélico" a los dos pueblos. Ninguno de los dos mandatarios asistieron a la cita en San Juan.
El canciller Maduro dijo que Venezuela aspira a que la amenaza sea superada. "América del Sur debe ser una región de paz y superar cualquier concepción guerrerista", advirtió.
También pidió a sectores empresariales y políticos de Paraguay que permitan la ratificación parlamentaria del acuerdo por el cual Venezuela se suma como miembro pleno al Mercosur. Se trata del último escollo para este objetivo.
Lejos de la tensión que reinaba en las últimas cumbres producto del conflicto entre Argentina y Uruguay por la instalación de una fábrica de pasta de celulosa en la ribera uruguaya de un río limítrofe, esta vez el clima fue de concordia.
Fernández y Mujica vienen de suscribir un acuerdo donde ambos países se comprometieron al control conjunto de las aguas del río Uruguay, a fin de asegurar que no sean contaminadas por la operación de esa fábrica y otras ubicada a uno y otro lado del curso fluvial compartido.
Además de la costosa aprobación del código aduanero, que los socios negociaban desde hacía seis años, el Mercosur firmó en San Juan un acuerdo de libre comercio con Egipto, que permitirá aumentar la colocación de productos en ese país.
Se acordó otorgar preferencias arancelarias a Haití, se creó un Instituto de Políticas Públicas en Derechos Humanos, que tendrá su sede en Argentina, y se avanzó en una estrategia conjunta para armonizar las políticas sociales del bloque.
También se firmaron proyectos para obras de infraestructura, principalmente en Uruguay y Paraguay, por 794 millones de dólares del Fondo de Convergencia Estructural del Mercosur (Focem) creado para reducir asimetrías dentro del bloque.
En cambio, no hubo mayores novedades sobre un acuerdo del bloque con la Unión Europea, un proceso que fue reflotado en mayo durante la cumbre entre Europa y América Latina celebrada en Madrid.
Lula prometió que durante este semestre, bajo la presidencia brasileña, el Mercosur tratará de "convencer" a Francia, que es el "gran adversario" de la firma de ese tratado entre los dos grandes colectivos.