INDIA: Fin de viciados subsidios a combustibles

Los partidos de oposición de India protestan por la eliminación de los subsidios a los combustibles, pese a que los precios irreales con los que funcionaba este país no beneficiaron a los más pobres ni contribuyeron a preservar el ambiente, dicen especialistas.

El gobierno de Manmohan Singh liberalizó el 25 de junio el precio de la gasolina, que aumentó 6,7 por ciento. El gasóleo aumentará cinco por ciento, pero todavía no se hizo efectivo para no perjudicar a los tractores y a las bombas de irrigación y preservar así el frágil sector agrícola. Las autoridades mostraron determinación al reducir los subsidios al gas licuado de petróleo, empleado en la cocina, y al queroseno, utilizado en millones de hogares indios. La oposición, incluido el derechista Partido Bharatiya Janata y las agrupaciones comunistas del Frente de Izquierda, protestó por la medida y llamó a una huelga general nacional el 5 de julio, pero el gobierno no dio marcha atrás. La compañía nacional de petróleo comunicó que no puede absorber más el costo de los subsidios, unos 17.000 millones de dólares al año, dadas las fluctuaciones de los precios de los productos importados. El gobierno también quiere dotarse de una economía menos contaminante, para lo que debe eliminar los subsidios a los combustibles fósiles. Éstosque se dispararon de 60.000 millones de dólares, en 2003, a 520.000 millones, en 2007, de acuerdo a estimaciones del Fondo Monetario Internacional. Además, los especuladores se aprovecharon de los subsidios en beneficio propio. Alrededor de 40 por ciento del queroseno, subsidiado para ayudar a los hogares pobres, fue adulterado, lo que repercutió en pérdidas para las finanzas públicas y en la disminución de la vida de los motores diésel. Además aumentó la contaminación por la mala combustión. El gas licuado se adulteraba para utilizarlo en motores de gasolina. La gran similitud química entre ambos productos facilitó el proceso. Pero el desequilibrio mayor se generó por las diferencias entre la política y la práctica del subsidio cruzado en beneficio del gasóleo y en detrimento de la gasolina, dado que ésta era para hacer andar los automóviles de los ricos y el primero para los tractores y las bombas de irrigación. La medida disparó la demanda de automóviles de lujo y de vehículos todo terreno. El parque automotor se "dieselizó" y amenazó con contaminar las ciudades, indicó Anumita Roychowdhury, responsable de la autoridad dedicada a supervisar la calidad del aire. "India no tiene gasóleo limpio ni tecnologías acordes. Además, el principal componente para adulterarlo es el queroseno", apuntó Roychowdhury. Alrededor de 30 por ciento de los automóviles nuevos en India funcionan con diésel y se prevé que en dos años llegue a 50 por ciento, añadió. "Las personas con automóviles de lujo utilizan gasóleo subsidiado mientras las más pobres conducen vehículos pequeños a gasolina, o incluso a queroseno, combustible previsto para que cocinen", remarcó Roychowdhury. "La asimetría de los precios tuvo consecuencias no buscadas. Se volvió un incentivo para comprar automóviles con motores diésel y no a gasolina", coincidió Kaushik Ranjan Bandhyopadhyay, del Instituto Asiático para el Desarrollo del Transporte, con sede en Nueva Delhi. Setenta y uno por ciento de los vehículos para uso personal son motocicletas a gasolina, lo que abarata la movilidad de las personas más pobres, dijo Bandhyopadhyay a IPS, citando un estudio elaborado para 11 plan quinquenal. El subsidio al gas licuado creó desequilibrios aun mayores. En vez de apuntar a los más pobres, benefició a la "próspera clase media", remarcó. El desvío ilegal del gas licuado para las bombonas de la cocina hacia los automóviles se comió los subsidios e implicó riesgos para la seguridad, subrayó. "Numerosos estudios realizados por comisiones gubernamentales mostraron que la política de suministrar queroseno subsidiado a los consumidores, sin considerar su situación económica, fue un desperdicio porque se usó para adulterar otros productos. Fue una medida ineficiente", añadió. "Más de 70 por ciento de la población rural y más de 20 por ciento de la urbana más pobre dependen directamente de la quema de leña y de biomasa para cocinar, lo que impide fomentar el uso de combustibles limpios mediante subsidios y aliviar la ‘pobreza energética’", añadió.

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