Al cerrarse las urnas en Ruanda, donde el presidente Paul Kagame habría obtenido una victoria arrolladora, persisten temores de que no todos los ciudadanos acepten los resultados, en medio de denuncias de irregularidades y represión.
La cadena de noticias pan-árabe Al Jazeera citó a la organización Amnistía Internacional señalando que había "clima de represión" en este país, y que 30 periódicos habían sido proscriptos, periodistas eran presionados y figuras de la oposición intimidadas.
La líder opositora Victoire Ingabire auguró un nuevo levantamiento popular contra el presidente en protesta por la represión política.
Ingabire, presidenta de las Fuerzas Democráticas Unidas, coalición opositora con representantes en Europa, Estados Unidos y Canadá, dijo que, si Kagame se niega a ceder el poder, "la gente usará todo lo que está a su alcance para obligarlo".
[related_articles]
Unos cinco millones de ruandeses votaron en las elecciones, que se realizaron casi sin incidentes. No obstante, Ingabire cree que Ruanda está atravesando una "crisis", y que el país no está interesado en las urnas, sino que vive un "ambiente de guerra".
A Kagame "le gustaría quedarse, pero la gente necesita cambiar y él no acepta perder el poder", sostuvo. "Ése es el problema, y si no hay posibilidad de cambiar en forma pacífica Uno puede usar otras vías para tomar el poder".
El genocidio de Ruanda, en 1994, dejó más de 800.000 muertos y cientos de miles de mujeres violadas. Kagame ha gobernado desde entonces, primero a través de una administración provisional y luego como presidente electo en 2003, en los primeros comicios democráticos de este país de África central con 8,6 millones de habitantes.
En enero pasado, Ingabire regresó después de 16 años de exilio en Holanda. Fue arrestada en abril y acusada de colaborar con grupos armados, de negar el genocidio y de "divisionismo", cargos que ella desmiente.
Fue liberada a condición de que no abandonara Kigali. Durante una entrevista con IPS en su hogar, tres soldados armados patrullaron su casa. La líder opositora dijo que era seguida por las fuerzas de seguridad a todo lugar al que se dirigía.
Ingabire, de la etnia hutu, quería postularse a la Presidencia, pero no pudo registrar a su partido.
La líder política aseguró que existía un clima de represión. Mientras millones de ruandeses acudían a las urnas el lunes, ella dijo a IPS que no sufragaría. "No podemos tener elecciones libres y justas en Ruanda porque no hay libertad. Todo está sometido a represión", afirmó.
En las papeletas figuraba una sola mujer: Alvera Mukabaramba, del Partido de Progreso y Concordia. Pero Ingabire sostuvo que los ruandeses no tuvieron reales opciones, ya que los tres candidatos opositores eran sólo "bufones" del presidente.
El postulante del Partido Liberal, Prosper Higiro, respondió diciendo que eso era "ridículo". Higiro dijo a IPS que su fuerza política, creada hace más de 19 años, era "independiente" y "autónoma".
Entrevistado en la sede central del partido, insistió en que éste "no tenía relación" alguna con el oficialismo. No obstante, su jefe de campaña se negó a revelar detalles de las formas de financiamiento de esa fuerza política.
Higiro aseguró que el ambiente político en Ruanda era "libre". "Todo está bien. Para mí no hay problemas", dijo el candidato. "No hay problema. No creo que el ambiente sea tenso", aseguró.
