La población de Swat, el principal distrito de esta provincia pakistaní, está harta de vivir con miedo y apoyó la organización de un festival de dos semanas con espectáculos y entretenimientos, pese a la amenaza continua de atentados.
Un ataque suicida rompió la frágil calma de Swat el jueves dejando al menos dos personas muertas y varias heridas y vehículos dañados.
"El festival es un gran acontecimiento porque nunca pensamos que la vida pudiera volver a la normalidad por el miedo que la gente le tiene al Talibán", dijo a IPS por teléfono desde Swat Jamila Bibi, de 25 años, en alusión al Amn Mela (Festival por la Paz), organizado el gobierno provincial.
Espectáculos musicales y un circo son las principales atracciones de la fiesta que comenzó el 29 de junio y terminará este domingo, además de otras ofertas típicas de una feria.
Funcionarios de Jiber Pajtunjwa, anteriormente la Provincia de la Frontera Noroccidental, decidieron realizar el festival para atraer turistas al valle de Swat y mejorar el ánimo de la población local.
[related_articles]
Integrantes del movimiento islamista Talibán y de la red extremista Al Qaeda cruzaron la frontera desde Afganistán tras la ofensiva militar encabezada por Estados Unidos en ese país a raíz de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington.
Primero se asentaron en las Áreas Tribales Administradas Federalmente (FATA), donde hay poco control estatal, y gradualmente pasaron a esta provincia vecina. Se interesaron especialmente en Swat, uno de los 24 distritos de Jiber Pajtunjwa y el más pintoresco.
A 250 kilómetros de Peshawar, capital provincial, Swat supo ser uno de los destinos preferidos de los turistas por su clima templado, cursos de agua cristalinos y exuberantes montañas.
Pero el Talibán no se detuvo en ello y prefirió apuntar contra comercios de música con el argumento de que no se ajustaban al Islam. También atacaron a la policía.
El Talibán terminó gobernando de hecho, sin piedad e imponiendo su visión extremista. Incluso las escuelas y los centros de atención médica fueron atacados hasta que, el año pasado, fueron detenidos por la policía.
"Me moría por ir al mercado, pero con el Talibán era como ir rumbo a la muerte", señaló Saeeda Bibi, de 26 años. "Ahora vamos todos los días", añadió.
"No hay nada que dé miedo y podemos hacer compras tranquilas gracias a las estrictas medidas de seguridad", indicó Bibi, quien quedó encantada con los artículos para el hogar.
"Manejo 10 horas para estar un poco en Swat con mi familia", señaló Jamil Chaudhry de la oriental ciudad de Lahore. "Solíamos venir todos los años hasta 2008, cuando el Talibán se impuso", añadió.
Fue la población local la que pensó en organizar el festival pues querían que volvieran los turistas y reavivaran la economía, señaló Abdur Rahim, presidente de la Federación de Comerciantes de Swat.
El gobierno provincial organizó el festival en estrecha colaboración con empresarios, hoteleros, ancianos de la comunidad y otros miembros de la sociedad civil.
"Aprovechamos esta rara oportunidad con la esperanza de que el festival ayude a revivir el turismo decaído, tradicional fuente de ingresos de esta localidad", señaló el presidente de Hoteleros de Swat, Zahid Jan.
La industria hotelera de Swat había perdido 90 millones de dólares hasta 2009 y el sector turístico del distrito, 420 millones de dólares, indicó.
La falta de visitantes y la destrucción causada por el Talibán elevan las pérdidas a cerca de 1.000 millones de dólares, apuntó Jan. "Esperamos reflotar nuestro negocio", dijo a IPS.
El festival también sirvió para restablecer la confianza de la población en sí misma y en su lugar de residencia.
Gracias al festival, Jamila Bibi se atrevió, por primera vez desde julio de 2007, a alejarse de su casa. "Mis dos hijas y el varón disfrutan de los puestos coloridos y decorados y del circo", señaló. "Mi mayor deseo es que Swat siga tranquilo", añadió.
"Aprovechamos el festival para sanar nuestra heridas y esperar un futuro próspero y brillante", señaló, por su parte, Jaweria, de 16 años, quien quedó maravillada con la abundancia de entretenimientos.
"El diccionario del Talibán no tenía un término para entretenimiento", señaló el ministro de Información Mian Iftijar Hussain.
"Para ellos, la música y el baile atentan contra el Islam. La gente corre a Swat, lo que significa que rechazan el Islam promovido por el Talibán", concluyó.