Acosados por la recesión y los recortes de subsidios en España, empresarios de este país apuestan a encontrar en el sol y los vientos latinoamericanos sus futuros lucros.
En 2009, las firmas de la Asociación Empresarial Eólica, con sede en Madrid, alcanzaron 1.274 megavatios (MW) instalados en América Latina. La lista la encabeza México (650 MW), seguido de Brasil y Chile.
Los planes prevén incursiones en Argentina (700 MW), Perú (110 MW) y Venezuela (100 MW), además de mayores inversiones en México y Brasil.
"Un estudio reciente indica que hasta 2025 las inversiones podrían llegar a los 46.000 MW instalados" en América Latina, dijo a Tierramérica el director de políticas energéticas de la Asociación, Heikki Willstedt Mesa. Las empresas juegan una apuesta a largo plazo, esperando subas en las cotizaciones de los certificados otorgados en el marco del Protocolo de Kyoto contra el cambio climático, vigente desde 2005, que deberán formar parte de un nuevo acuerdo internacional para combatir el recalentamiento del clima.
Se trata de un mecanismo de mercado para promover el desarrollo de energías limpias, que no generan gases de efecto invernadero.
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El costo de la energía eólica está determinado por la cantidad anual de horas de viento en las que la generación funciona a su potencia nominal, o "factor de carga", explicó Willstedt Mesa.
Si el factor de carga es superior a 30 por ciento, el costo de la generación puede estar entre 60 y 70 dólares por megavatio/hora (MWh).
"Con esos costos, casi todos los países podrían competir con técnicas convencionales como el petróleo", opinó Willstedt Mesa.
Para que los parques eólicos sean más rentables se establecen incentivos, que en España se llaman "primas", pagando el megavatio generado con una fuente limpia por encima del precio de mercado.
En España, el sector de energías renovables recibe estas primas pues su producción no genera casi dióxido de carbono, el principal gas invernadero, ni otros contaminantes.
Este subsidio, que rige desde 1994, se paga mediante un fondo que capta los recursos directamente de las tarifas pagadas por los usuarios y los transfiere a las empresas generadoras.
"Aun con los ajustes por la crisis económica, estas inversiones deberán mantenerse, puesto que España es uno de los líderes mundiales en energías renovables, no sólo por potencia instalada, sino por la industria ya establecida", sostuvo Willstedt Mesa.
España cuenta con un polo industrial eólico. Entre las 240 empresas afiliadas a la Asociación, hay desde proveedores de partes hasta fabricantes de generadores y constructores de parques distribuidos por todo el territorio.
La potencia eólica instalada llega a 19.000 MW en España, y el año pasado abastecía 13,5 por ciento de la demanda nacional. Mientras el total de la Unión Europea (UE) asciende a 74.000 MW, equivalentes a una inversión de entre 113.000 y 126.000 millones de dólares.
El objetivo de la UE es que dentro de una década, las fuentes renovables generen 230.000 MW.
Pero las autoridades españolas estudian un nuevo marco regulatorio para el sector energético que incluiría recortes en las primas a las empresas de tecnologías limpias y subsidios a fuentes contaminantes, como el carbón.
En este marco, la energía solar también mira hacia América Latina.
Este año, las empresas españolas T-Solar y Solarpack se adjudicaron la producción y venta de 173 gigavatios/hora (GWh) anuales de energía fotovoltaica, licitados por el gobierno de Perú.
El plan comprende cuatro plantas con una potencia individual de 20 MW que deberán estar funcionando antes del 30 de junio de 2012, con una inversión total de 250 millones de dólares.
T-Solar promoverá y explotará dos y las restantes estarán a cargo de un consorcio formado por ésta y Solarpack.
El contrato, firmado en marzo con el Organismo Supervisor de la Inversión en Energía y Minería (Osinergim), establece que las centrales fotovoltaicas se sitúen en las regiones de Tacna, Arequipa y Moquegua, en el extremo sur de Perú.
La gran radiación solar de esa zona, de una media anual de 2.300 kilovatios/ hora por metro cuadrado, fue determinante para elegir a Perú, explicó a Tierramérica el director de negocios internacionales de T-Solar, Enrique Barbudo.
Otro elemento atractivo son las condiciones del contrato a 20 años: el sistema eléctrico nacional comprará toda la electricidad generada a un precio de venta garantizado, y con una revisión anual.
Además, Perú es uno de los países con mayor crecimiento económico de la región. La producción de energía se duplicó en los últimos 14 años, según la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía, y se espera que este año la demanda eléctrica crezca seis por ciento.
Las autoridades se proponen que las fuentes renovables aporten 1.314 GWh anuales de electricidad para 2012. De ese total, a la tecnología solar le corresponden 181 GWh, a la biomasa 813 GWh y al viento 320 GWh.
Solarpack está presente en Chile, Estados Unidos y Francia. T-Solar se ha extendido a Francia, Italia e India y explora nuevos proyectos en Chile, Brasil y México.
Mientras, en España las incertidumbres sobran. "Estamos desarrollando lo que ya teníamos en marcha, y esperando que quede claro el marco regulatorio futuro para tomar decisiones", dijo Barbudo.
Las primas españolas fueron adoptadas para llegar al año 2020 suministrando 20 por ciento de la electricidad con fuentes renovables, un objetivo de la UE.
Pero eso dependerá de diferentes factores, sostuvo el empresario Willstedt Mesa.
Por ejemplo, los montos de los subsidios, el cumplimiento del propósito del bloque de abatir en 20 por ciento las emisiones de dióxido de carbono para 2020 o incluso de llevarlo a 30 por ciento, y el comportamiento de los precios del petróleo, el gas y el carbón, advirtió.
* Este artículo fue publicado originalmente el 17 de julio por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.