Académicos cubanos estudian como ejemplo válido para este país socialista el éxito de China y Vietnam en la atracción de inversiones extranjeras, decisivas para el crecimiento económico obtenido en las últimas décadas por ambas naciones asiáticas.
Cuba ya abrió sus puertas al capital foráneo aupada en la crisis de los años 90, tras la desaparición de la Unión Soviética y del campo socialista que dio por tierra con las privilegiadas relaciones de intercambio sostenidas por alrededor de 30 años. Pero China y Vietnam han crecido a un alto y sostenido ritmo luego de las reformas integrales que incluyeron el impulso de las inversiones extranjeras directas (IED). Cuba, en tanto, prevé para este año un modesto aumento de su producto interno bruto de 1,9 por ciento y afronta la crisis financiera global en curso en condiciones de extrema debilidad.
"Aún con bloqueo, (estadounidense) hay inversionistas que quieren estar aquí, pero es necesario saber si en el país existe el convencimiento del aporte que representan las IED" o seguiremos viéndolas como "un mal necesario", dijo el economista Omar Everleny Pérez Villanueva durante un foro académico al que IPS tuvo acceso.
En su opinión, en esta isla caribeña hay negocios que han funcionado "muy bien" y las principales exportaciones se ubican en el sector con inversiones extranjeras, como es el caso del níquel, el ron Havana Club o el tabaco.
"El Caribe compra muchos productos que este país puede producir… es otro nicho a tener en cuenta", recalcó.
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El tema cobra especial relevancia para la actualización del modelo económico que, "con el propósito de sentar las bases de la irreversibilidad y el desarrollo del socialismo cubano", está en marcha en nuestro país, según dijo en abril el presidente de Cuba, Raúl Castro.
En el seminario anual sobre Economía cubana y gerencia empresarial", convocado en La Habana por el Centro de Estudios de la Economía Cuba de (CEEC), Pérez Villanueva presentó la ponencia titulada "La inversión extranjera directa en China, Vietnam y Cuba: experiencias necesarias", que fue elaborada en base a los resultados de su investigación sobre el tema.
El estudioso analizó que, si bien la inversión foránea no es "la panacea del desarrollo", en las economías de China y Vietnam son parte de un sistema integralmente concebido y sujeto a continuos ajustes, desempeñando un papel relevante en los resultados económicos del país.
"Hay diferencias importantes entre Cuba y China y Vietnam, sin embargo la primera similitud observada es que las transformaciones económicas o reformas implementadas en China y en Vietnam partieron de condiciones económicas parecidas a las que presenta nuestro país actualmente", indicó
Añadió que se trata de transformaciones desde el socialismo, que partieron de economías subdesarrolladas que no lograron resolver los problemas con la planificación centralizada y con el modelo clásico socialista europeo. "Además, la conducción de las estrategias de reforma está a cargo del Partido Comunista", aclaró.
La apertura de China nace de una decisión del Partido Comunista de esa nación de implementar en 1979 reformas económicas que de manera gradual beneficiaran el comercio, la agricultura, los sistemas financieros y bancarios, los precios, el presupuesto, los salarios y las IED. Hasta ese momento, los flujos de capitales hacia el gigante asiático sumaban apenas 57 millones de dólares. Según los datos aportados por el investigador, hasta 2008 China había hecho uso real de más de 378.083 millones de dólares de IED, situándose como el primer receptor entre los países en desarrollo y los de transición del este europeo.
Vietnam, que hasta 1975 figuraba entre los países más pobres del mundo con un ingreso anual por persona inferior a los 200 dólares, atraviesa en la actualidad una transformación en gran escala por la que, sin dejar de ser planificada, socialista y centrada en sí misma, ha dado pasos para convertirse en una economía con base en el mercado.
La economía vietnamita comenzó a experimentar transformaciones relevantes a raíz del sexto Congreso del Partido Comunista, en 1986, con la aplicación de mecanismos de mercado y la reestructuración, entre otros cambios favorecidos por el levantamiento del bloqueo que había impuesto Estados Unidos.
Desde esa apertura, fue aprobada en 1987 la primera ley de IED, a la cual siguieron dos de enmiendas y adiciones, con nuevas modalidades de inversión, ampliación del término de las asociaciones e introducción de cambios que implicaban una mayor apertura y flexibilización del proceso de ingreso de capitales en Vietnam.
La política aplicada para atraer inversiones ha permitido el creciente flujo de capitales. Así se pasó de cifras despreciables en 1990 a superar los 2.000 millones de dólares anuales seis años después. En la actualidad, el ingreso de capitales es mayor en promedio a los 11.600 millones anuales, según el análisis de Pérez Villanueva.
Además de la aprobación en los respectivos congresos de cada Partido Comunista, el importante papel de las transformaciones agrícolas y el consiguiente incremento de la producción resultaron claves para el éxito de las reformas apuntadas en ambas naciones, a juicio del economista.
En ambas estrategias está presente la eliminación o transformación de las empresas públicas ineficientes, mediante la creación de cooperativas, la privatización o a través de la unión con el capital extranjero en busca de competitividad internacional, así como el impacto positivo en el crecimiento económico de la apertura a diferentes formas de propiedad privada.
En el caso de Vietnam, Pérez Villanueva destacó el regreso a los organismos multilaterales, entre ellos su vínculo con el Banco Mundial, que le ha propiciado el otorgamiento de créditos importantes. Por otro lado, en ambos países se verificó una profunda transformación del sistema financiero, entre otras áreas.
La presencia de inversiones extranjeras en la era revolucionaria cubana data desde hace 19 años. Cifras de 2008 citadas por el economista indican que las empresas con capital externo aportaron ingresos por más de 1.000 millones de dólares ese año, las ventas de bienes y servicios alcanzaron casi los 5.300 millones de dólares y las exportaciones ascendieron a 1.919 millones.