Hace años que la bahreiní Muza está casada. Es económicamente independiente de su marido y colaboró en la construcción de su casa con el dinero que ahorró como maestra. Pero no se dio cuenta de que al estar a nombre de él, no tendría ningún derecho legal sobre ella en caso de divorcio o si él tenía una segunda esposa.
Al no tener otro lugar donde ir y negarse a renunciar a lo que era de ella, Muza terminó compartiendo la casa, que contribuyó a pagar y decoró, con la segunda esposa de su marido.
Al igual que en otros países del Golfo, en Bahrein existe la poligamia. La shariá (ley islámica) estipula que los hombres pueden tener un máximo de cuatro esposas. Los chiitas suelen tener más debido a matrimonios temporales o "mutta".
Pero no es una práctica totalmente aceptada por las mujeres. Cuatro por ciento de los 500.000 hombres bahreiníes tienen más de una esposa, según el estudio del Programa Nacional Somaya al Jowder de Enfermedades de Transmisión Sexual, realizado en 2006.
Pero muchos hombres violan la ley, sostienen defensoras de los derechos femeninos.
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"Los hombres acosan a sus esposas para que sean obedientes y las amenazan de volver a casarse", señaló Afaf al Jamri.
"Es intolerable vivir así", apuntó Al Jamri, quien es hija de un erudito chiita muy conservador. Suelen hacerse una "una mala interpretación de las normas islámicas" sobre el matrimonio.
La poligamia "no es incondicional", sino que "puede practicarse en ciertos casos", como cuando la esposa padece una grave enfermedad. Pero para tener varias esposas, los hombres deben tener buenas condiciones económicas para darles un "trato equitativo".
Pero parece ser más la excepción que la regla.
Hanan, de 29 años, está atrapada en un matrimonio sin marido y su hermano la ayuda a mantener a su hija.
"No pensé que fuera a tomar a otra esposa después de tantos años juntos", señaló Hanan.
"Quedé totalmente impactada, pero acepté. Pero lo peor fue cuando dejó de mantener a nuestra hija y tuvo que hacerlo mi hermano", añadió.
Hanan toleró la situación un año, antes de presentar la demanda de divorcio, pero la retiró y sigue casada aunque no vive con él.
El juez le advirtió que su marido podía solicitar la custodia total de su hija y acusarla de malos tratos porque "tener cuatro esposas es un derecho de los musulmanes".
Hanan ni siquiera contó con la solidaridad de la erudita islámica Fatima Bosandel, quien considera que el juez tiene razón. Puede ser duro para las mujeres compartir a su marido, pero los hombres tienen un derecho "incuestionable" a tener más de una esposa.
"Deben saber que ningún juez fallará a su favor en un divorcio sólo porque su marido tiene otra esposa", indicó. Si quieren terminar con su matrimonio "deben presentar pruebas de maltrato", añadió.
"Conozco muchos casos en los que las esposas de un hombre mantienen buenas relaciones", señaló Bosandel, quien culpa a los dramas de la televisión árabe de la connotación negativa que tiene la poligamia.
"Conocí a un hombre casado que no podía tener descendencia y contrajo matrimonio con una viuda que tenía hijos", relató. "Ahora es feliz con sus dos esposas en un apartamento que crían juntas a los niños", añadió.
"Las mujeres solteras de más de 35 años debieran aceptar hombres casados en vez de vivir solas y tener vidas vacías", dijo ofuscado.
El legislador Jassim al Saidi se opone a promover la poligamia, pese a tener tres esposas. La práctica debería limitarse a quienes tienen recursos económicos y condiciones locativas como para tener más de una, arguyó el legislador de unos 50 años.
"Me casé con mi primera esposa cuando tenía 19 años, con la segunda a los 29 y con la última cerca de los 40", recordó. "Pude hacerlo porque tenía las condiciones para mantenerlas en casas separadas. La mayoría de los bahreiníes no pueden darse ese lujo", remarcó.
Las mujeres tienen que poder negarse a que sus maridos tengan "múltiples" matrimonios sin su consentimiento, sostienen numerosas activistas.
Shahzlan Jamees, de la Unión de Mujeres de Bahrein, redactó un contrato prenupcial que "incluye condiciones adecuadas para impedir que los hombres no vuelvan a casarse y demandas para evitar problemas maritales".
"Muchos hombres obligan a sus esposas a dejar de trabajar, a tener muchos hijos o no ayudan a mantener la familia", indicó. "Se pueden incluir pautas para proteger los derechos de las mujeres casadas. A veces, ellas pueden incluir una condición que les permita divorciarse cuando quieran o mantener la custodia de sus hijos", añadió.
Cuando Bahrein ratificó la Convención de las Naciones Unidas sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, en 2002, pidió "salvedades respecto de artículos sobre familia, igualdad, libertad de desplazamiento y residencia", señaló la organización internacional Freedom House.