Al contrario de lo que ocurrió en la mayoría de los países que han emigrado de la televisión analógica a la digital, en Argentina el salto tecnológico comenzó en los hogares más vulnerables.
En vísperas del inicio de la Copa Mundial de Fútbol de FIFA, el 11 de junio en Sudáfrica, el gobierno de Cristina Fernández comenzó a distribuir gratuitamente conversores que permitirán a las familias con menos recursos acceder a la nueva tecnología en su viejo aparato de televisión.
La iniciativa, lanzada por el Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, prevé entregar 1,2 millones de receptores este año, para lo cual comenzó en los barrios más pobres del sur de Buenos Aires y en las localidades cercanas de la zona metropolitana.
La televisión digital terrestre es ofrecida hasta ahora sólo por el estatal Canal 7 y por Encuentro, la señal para abonados del Ministerio de Educación, con programas educativos, culturales y de entretenimiento.
Mediante la nueva tecnología se puede acceder a mayor cantidad de señales, con una imagen más nítida y mejor sonido, además de cierta interactividad.
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El programa prevé incorporar 16 señales. Además de los canales 7 y Encuentro, el Estado pondrá una señal infantil, una de ciencia y tecnología, una de cine nacional, y otra de deportes. Los consorcios privados de televisión también podrán sumarse mediante el pago de una licencia.
El reparto de conversores seguirá en las ciudades del interior del país, donde se están instalando 47 torres de transmisión. La idea es llegar a fin de año con cobertura para 75 por ciento de los 40 millones de argentinos, dijo el ministro de Planificación, Julio De Vido.
En Argentina hay aproximadamente 10 millones de hogares y, sobre ese total, más de cuatro millones no pagan para recibir señales. En numerosas localidades del interior, canales abiertos como el 7 sólo se podían ver contratando un servicio por cable o satelital.
El ministerio estima que 22 millones de argentinos sintonizaban gratis el canal estatal, en tanto otros 13 millones sólo lo podían ver suscribiéndose a la televisión abonada, que tiene un costo promedio de 50 dólares mensuales.
El proyecto apunta a llegar con televisión digital a todo el territorio. En junio, mediante satélite, llegó la nueva tecnología a 170 escuelas rurales del interior y la propuesta es cubrir en un año 12.000 establecimientos.
La inversión pública total superará los 1.600 millones de dólares.
Los expertos consideran que la iniciativa del gobierno centroizquierdista de Fernández en esta transición fue necesaria debido a la demora que registraba el cambio, y saludaron la decisión de comenzar por los sectores de menos recursos.
El licenciado en Ciencias de la Comunicación, Guillermo Mastrini, académico de la estatal Universidad de Buenos Aires, comentó a IPS que "promover el acceso a la televisión digital es muy positivo", pero advirtió que habrá que enseñar "para qué se usa y cómo".
La televisión analógica y la digital convivirán unos años. "No es sencillo. Estamos ante una nueva tecnología y habrá que distribuir el conocimiento también, porque si no se corre el riesgo de que sea contraproducente y genere rechazo", advirtió.
Los receptores Set Top Box (STB), que en el mercado se venden a unos 180 dólares, son entregados en comodato por correo a jubilados con pensiones mínimas, a beneficiarios de planes sociales, a hogares y cooperativas.
La caja, con un cartel que reza "prohibida su venta", contiene el conversor, un control remoto, antena para interior, cables para conexiones y un manual de usuario con el número de teléfono de una mesa de ayuda técnica.
Los beneficiarios comenzaron a recibir el aparato por estar en los padrones del gobierno, pero además se hizo una convocatoria pública para que los interesados que cumplan los requisitos lo pidan.
"Yo vi un aviso y presenté la solicitud. Me dijeron que puede tardar un mes", dijo a IPS Laura García, quien vive junto a sus padres y a su hijo, y es beneficiaria de un plan social. Los pedidos registrados crecieron a 50.000 en un mes, según el ministerio.
El gobierno de Carlos Menem (1989-1999) había adoptado la norma de transmisión estadounidense ATSC (Advanced Television Systems Committee). Pero esa decisión no produjo ningún cambio.
Luego, ya en la presidencia de Néstor Kirchner (2003-2007), se optó por el Sistema Brasileño de Televisión Digital Terrestre (SBTVD-T), basado en la norma desarrollada por Japón.
En diálogo con IPS, el ingeniero Luis Valle, profesor del Posgrado en Televisión Digital de la privada Universidad de Palermo, explicó que, a diferencia de Brasil donde capitales particulares se interesaron en el cambio, en Argentina debió hacerlo el Estado porque si no probablemente nunca hubiera avanzado el proceso, puesto que en más de 10 años los privados no hicieron nada".
"Las empresas particulares tienen otros intereses, como la televisión por cable o por banda ancha", mencionó.
"En cambio el Estado, en un país tan vasto y con poca infraestructura, debe proveer condiciones para un desarrollo parejo y, como se perdió tanto tiempo, se optó por este reparto gratuito entre sectores de bajos recursos", justificó.
En otros países, el Estado subsidió el cambio tecnológico o entregó conversores gratis pero sólo al final del proceso, cuando quedaban pocos rezagados y se estaba cerca del "apagón analógico", que es la meta que los países se imponen para el cambio.
Argentina planeó completar la transición en 2019, pero tanto funcionarios como expertos independientes creen que la instalación de antenas y el reparto de conversores podrían adelantar el apagón.
"Esta política va a ayudar a los privados porque las empresas que tengan canales abiertos van a poder transmitir por la televisión digital, una vez que cuenten con la frecuencia para ello", anunció Valle.
El director de Radio y Televisión Argentina Sociedad del Estado, Tristán Bauer, afirmó que "la televisión paga no va a desaparecer sino que va a cambiar".
"El Estado encabezó esta renovación tecnológica, pero habrá convivencia con la oferta privada", aseguró.