El último informe de Unctad sobre ciencia y tecnología repite el llamado a una «revolución verde» en la agricultura de África, pero no hace mención de los peligros reales que suponen el comercio y el marco financiero internacional para los productores de ese continente.
En el informe "Mejorando la seguridad alimentaria en África a través de la ciencia, la tecnología y la innovación", la Unctad (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo) alertó que África subsahariana tiene muchas posibilidades de no alcanzar el primer Objetivo de Desarrollo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para el Milenio.
Esto es, erradicar el hambre y la pobreza extrema para 2015. La región se vería imposibilitada de lograrlo debido a sus ineficaces técnicas agrícolas y a las poco económicas prácticas aplicadas luego de las cosechas.
Para evitar ese fracaso, la Unctad quiere lo que su secretario general, Supachai Panitchpakdi, llama "una nueva revolución verde para África", no basada en modelos extranjeros, sino "construida sobre la base de la tecnología y los conocimientos aborígenes, así como sobre las necesidades nutricionales y de seguridad alimentaria de su pueblo".
Esta revolución debería tomar en consideración "las capacidades de los millones de pequeños agricultores africanos (
) para afrontar la variabilidad climática del continente. Construir capacidades para la ciencia, la tecnología y la innovación relevante para la agricultura es el único camino", subraya el informe.
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Para la Unctad, una "revolución verde" debe al mismo tiempo responder a los desafíos globales actuales, como la adaptación al cambio climático y la caída general de las inversiones en el sector agrícola, y también atender a las nuevas demandas, como la necesidad de bioenergía.
Además, sostiene el informe, la futura agricultura africana debería resolver las limitaciones estructurales, particularmente las dificultades para el acceso al crédito por parte de los agricultores locales, que determinan su capacidad de "afrontar los crecientes precios de la tierra, de las semillas y de otros insumos".
Para cumplir estos objetivos, las políticas deberían enfocarse en los pequeños productores, que han demostrado ser efectivos a la hora de contribuir con el crecimiento económico y con la seguridad alimentaria.
Los agricultores de pequeña escala constituyen más de la mitad de la población en la mayoría de los países en desarrollo. Sus granjas son por lo general administradas de manera eficiente y gozan de un significativo potencial de crecimiento, destacaron los autores del trabajo.
Pero, aunque bien intencionado, el informe de la Unctad es "otra colección de sugerencias no particularmente innovadoras", opinó Uwe Hoering, experto alemán en comercio y agricultura para el boletín mensual World Economy and Development, publicado en Luxemburgo.
Según Hoering, la Unctad intencionalmente olvidó mencionar que las peores amenazas a la agricultura de África residen en el marco internacional establecido por el sector agroindustrial multinacional, en instituciones como el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio y en las políticas agrícolas y comerciales del Norte industrializado.
"Los mayores enemigos de los pequeños agricultores africanos son el sector agroindustrial, los precios inestables de los alimentos en los mercados mundiales, causados por la especulación, y los llamados acuerdos de libre comercio", dijo el experto a IPS.
"El sector agroindustrial domina la investigación y el desarrollo de tecnología para la agricultura", explicó Hoering. "Todos esos factores llevan a la agricultura local y mundial en la dirección opuesta a la que pide la Unctad: hacia los monocultivos y hacia más patentes privadas de semillas y de otros insumos agrícolas caros".
El informe de ese órgano de la ONU tampoco hace referencia a problemas como la llamada "apropiación de tierras", esto es, la compra o arrendamiento masivos de grandes áreas cultivables en muchos países africanos por parte de compañías extranjeras o fondos estatales.
Esta práctica es considerada dañina para los pequeños productores de África subsahariana y para la soberanía alimentaria del continente.
Debido a que la Unctad simplemente ignora esos factores reales, su informe no ofrece "argumentos convincentes ni provee una visión verdaderamente promisoria de un punto de retorno para la agricultura africana", dijo Hoering.
El informe es "una colección de sugerencias arbitrarias, que intentan hacerse pasar por la realidad".
Las críticas de Hoering coinciden con las de otros expertos en desarrollo y activistas de Europa.
En un informe conjunto, las oficinas alemanas de las organizaciones humanitarias Oxfam y Food First Information and Action Network (FIAN) se quejaron de que, tres años después del comienzo de la crisis alimentaria, "el sector agroindustrial (en los países industrializados), con la ayuda de gobiernos, sigue impulsando poderosamente la liberalización de los mercados alimentarios y la aceptación de la agricultura genéticamente modificada".
El estudio, titulado "Sin fronteras y barato", demuestra que la industria alimentaria en los países del Norte aprovecha el estancamiento en las negociaciones comerciales internacionales para avanzar en acuerdos bilaterales con naciones del Sur y así acceder a nuevos mercados para sus productos alimentarios.
Oxfam y FIAN criticaron a los gobiernos europeos por seguir apoyando las exportaciones de bienes agrícolas a países del Sur, particularmente a África.
"En vez de promocionar las exportaciones de alimentos, el mundo industrializado debería apoyar el comercio justo", dijo a IPS la experta en agricultura de la oficina alemana de Oxfam, Marita Wiggerthale.
"Cuando Europa exporta bienes agrícolas a los países más pobres del mundo, especialmente en África, no está ayudando a la gente allí. Muy por el contrario, esas exportaciones desplazan a la producción local", alertó.
Una de las principales lecciones que se deben aprender de la crisis alimentaria internacional es que los países en desarrollo, en particular los más pobres de África, "necesitan incrementar su producción alimentaria local y romper su dependencia con los mercados mundiales", sostuvo Wiggerthale.
"Los países en desarrollo también necesitan proteger mejor sus mercados de las importaciones", añadió.
La Unctad no mencionó ninguno de esos factores. En cambio, el documento incluye 12 recomendaciones, la principal de las cuales es poner a los "pequeños productores ( ) en el centro de las políticas para que la investigación agrícola, el desarrollo y los servicios atiendan sus necesidades reales".