«Las diferencias ideológicas no deben impedir un diálogo entre los gobiernos». Ese fue el mensaje común de la secretaria de Estado (canciller) de Estados Unidos, Hillary Rodham Clinton, y de su anfitrión este martes, el presidente de Ecuador, Rafael Correa.
La visita de Clinton estuvo rodeada de gran expectativa porque es la primera de una funcionaria de este nivel de Washington desde el arribo en 2000 de Madeleine Albright. Pero, además, porque el gobierno de Ecuador aparece muy cercano a la línea de confrontación del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, y porque mantiene una docena de contenciosos con firmas estadounidenses.
El gobierno izquierdista de Correa obligó en 2009 a retirar la base militar que Estados Unidos tenía en el puerto de Manta, situado en la costa occidental de Ecuador sobre el océano Pacífico, al no firmar la renovación del acuerdo de 10 años suscrito durante la presidencia de Jamil Mahuad (1998-2000).
"Creo que esta visita es una muy mala noticia para la recalcitrante derecha ecuatoriana, que ahora no sabe lo que pasa, pero también para los talibanes (en referencia al fundamentalismo del movimiento afgano) que desearían que el gobierno ecuatoriano no converse con Estados Unidos", dijo a IPS el embajador de este país en Washington, Luis Gallegos.
El diplomático resaltó que se trata de la primera vez en que hay contactos directos a nivel de cancilleres entre ambos países en más de 20 años.
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"Es claro que el presidente Correa tiene que enfrentar muchos desafíos, y que deberá ser juzgado por sus resultados, dentro del marco de la democracia", dijo Clinton al responder en rueda de prensa la pregunta de un periodista estadounidense que afirmó que "Venezuela, Bolivia, Nicaragua y al parecer Ecuador, están yendo en la dirección equivocada".
"No sé lo que significa ir en la dirección equivocada", respondió por su parte Correa. "Al contrario, creo que muchos pueblos en América Latina se han despertado y están yendo en la dirección correcta".
"Se trata de gobiernos democráticos, muy populares", cuyos mandatos "han sido refrendados por los votantes", amplió el mandatario, quien aseguró que su gobierno está abierto a conversar, "desde una posición de dignidad y soberanía, con quien crea que vamos en la dirección contraria".
Correa puntualizó que no abriga "ninguna animadversión" hacia el gigante del Norte. "Al contrario, es un país muy querido, en el que pasé cuatro de los más felices años de mi vida", dijo, refiriéndose a sus estudios de doctorado en la estadounidense Universidad de Illinois.
"Estamos forjando un nuevo marco de relaciones. Estamos en el siglo XXI. Esto es el 2010. No vamos a poner el reloj para atrás", señaló por su parte Clinton. "Los fines que el gobierno ecuatoriano se ha puesto son los mismos que Estados Unidos se ha puesto: el bienestar de sus pueblos", añadió.
Clinton, sin embargo, reiteró en tres respuestas que no podía "estar de acuerdo en todo". Por ello se conversará con respeto mutuo y se cooperará en "todos los asuntos de interés común" que se pueda, apuntó.
Entre ellos figuran los problemas del narcotráfico y las migraciones, el comercio y las inversiones, coincidieron.
La preocupación manifestada por la mayoría de los presidentes de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) respecto de la utilización por parte de Estados Unidos de bases militares colombianas fue otro tema tratado este martes en Quito, reconocieron ambos.
"Estados Unidos ha provisto y continúa proveyendo información sobre estas bases", dijo Clinton, argumentando que Colombia ha luchado largo tiempo contra la guerrilla izquierdista de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) y contra el narcotráfico, y que su país está apoyando esos esfuerzos.
"Estamos comprometidos a compartir información y trabajar con los países vecinos de Colombia, con los cuales buscamos ser socios en varios aspectos, pues las amenazas que sufre Colombia no son solo" de ese país, añadió la secretaria de Estado.
Para el analista Marco Romero y los ex diplomáticos Gustavo Ruales y Miguel Vasco, consultados por IPS, otros temas que seguramente estuvieron sobre la mesa, aunque no se hizo referencia a ellos en la rueda de prensa, son el retorno de Honduras como miembro pleno de la Organización de los Estados Americanos (OEA) y las relaciones de Ecuador con Irán.
Para Romero, hoy director del Área de Estudios Sociales y Globales de la Universidad Andina Simón Bolívar de Ecuador, la importancia de esta visita es que cambia la percepción del gobierno de Correa internamente.
"Parecía que Correa era un militante anti-norteamericano, pero ahora se tendrá una opinión más equilibrada", dijo.
Por su parte, Miguel Vasco, ex embajador y articulista de prensa, dijo a IPS que "esta visita es parte de un cuidadoso plan de Estados Unidos para acercarse a Ecuador, porque cree que es un gobierno con el que aún no se ha roto el diálogo y puede rescatarse".
A su juicio, parte de ese plan fueron las visitas a Correa del subsecretario para Asuntos del Hemisferio Occidental del gobierno de Barack Obama, Arturo Valenzuela, hace dos meses, y de los senadores demócratas Christopher Dodd y Mark Warner, la semana pasada.
Pero para el ex embajador Gustavo Ruales, "es difícil predecir" lo que vendrá a continuación, "porque Correa es impredecible. Ya lo hemos visto repetidamente".
La actual apertura de Correa a Washington es "una medida pragmática", pues el gobierno "está atorado con el financiamiento", dijo Ruales a IPS.
Clinton fue declarada "huésped ilustre" de Quito por el alcalde de la ciudad, antes de partir rumbo a Bogotá, para continuar su segunda gira latinoamericana que esta vez comenzó en Lima, donde participó en la 40 Asamblea General de la OEA, que finalizó este martes.