Consumidoras clave para recuperación económica de Japón

Las japonesas siempre gastaron más que los hombres. La tendencia se acentúa porque, casadas o solteras, ahora tienen sus propios ingresos y son cada vez más en el mercado laboral, lo que favorece la recuperación económica de este país.

"Decidí que no me iba a casar y quise comprar mi propia casa. El banco se alegró de darme un préstamo", relató con orgullo Asako Nakano.

La mujer de 52 años, invirtió hace dos en una propiedad, entregando un pago inicial de 155.000 millones de dólares que tenía ahorrados.

Como empleada de una compañía, Nakano gana 60.000 dólares al año, con el que paga el préstamo y se va de vacaciones. Le gusta jugar al golf y disfrutar con amigos, un estilo de vida "que no quiere cambiar".

La cantidad de mujeres de entre 35 y 45 años que trabajan aumentó de forma sostenida en la última década, señaló la oficina del primer ministro. Representaron 5,45 millones de la población económicamente activa de Japón en 2009, más que las 4,76 millones de 2004.
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La mayor presencia de consumidoras se relaciona con la feminización del empleo en Japón. También hay más mujeres con estudios y familias con dobles ingresos porque ellas consiguen trabajos de medio tiempo para hacer frente a la recesión económica, explican especialistas.

"Más mujeres, incluidas las casadas, trabajan en la actualidad, algunas de ellas obligadas por la situación económica y la disminución de los salarios. Las solteras tienen más dinero para gastar", indicó Hiroyuki Nitta, del Instituto de Investigación Nomura.

En las naciones ricas habrá cada vez más trabajadoras en el mercado laboral y sus ingresos aumentarán cinco billones de dólares en los próximos cinco años, según el estudio "Economía de las Mujeres", realizado en 2009 por Miki Tsukasa, de la consultora internacional Boston Consulting Group.

Sería bueno para la economía japonesa que el gobierno apoyara el ingreso de las mujeres al mercado laboral, indicó Tsukasa en un artículo publicado este mes por el diario Asahi Shimbun, para favorecer un mayor consumo.

El sector comercial comenzó a apreciar el poder de compra de las mujeres de 40 y 50 años. Se construyen viviendas con salones más grandes y mejores medidas de seguridad para atraer a la población femenina.

Los pagos iniciales de las mujeres suelen ser superiores a los de los hombres, en promedio 100.000 dólares, comparado con los 20.000 que entregan ellos, según información de Recruit Company.

La industria de la vestimenta y la de cosméticos, rubro típicamente femenino, realizan esfuerzos especiales para atraer cada vez más consumidoras.

Las mujeres de 40 años no dudan en comprar productos de hasta 1.000 dólares la unidad, pese a la crisis económica, según el boletín de mayo de la empresa Pola Cosmetics.

La empresa Uniqlo, que fabrica ropa barata, se mostró optimista de aumentar sus ventas de 40 a 60 por ciento, apuntando a mujeres trabajadoras.

Alrededor de 50 por ciento de las entrevistadas para un estudio de la consultora Hakuhodo Research Company dijeron en febrero que seguirían gastando, por encima del 45 por ciento de los hombres consultados.

"La tendencia general es que hay un menor consumo comparado a los buenos tiempos de la burbuja económica de hace una década", señaló Akemi Natsuyama, investigador de Hakuhodo. "Pero también que las mujeres tienen tendencia a gastar más que los hombres, como muestran las encuestas", añadió.

"El consumo interno en Japón representa 60 por ciento del producto interno bruto, unos 5,4 billones de dólares", según el periódico financiero Nikkei Business Daily.

Las mujeres son consideradas clave para la recuperación económica, pero es importante comprender sus necesidades específicas, indicó Nitta, del Instituto de Investigación Nomura.

"Ellas priorizan servicios de relajación y bienestar", explicó. "Las casadas suelen invertir en vivienda y en la educación de sus hijos", añadió.

Las mujeres seguirán siendo las principales consumidoras porque aumenta su poder de compra, sostuvo Nitta.

Un dato que fortalece la tendencia es el surgimiento de la "familia invisible", las que viven con, o cerca, de los abuelos, lo que permite a las mujeres salir a trabajar y aumentar el gasto.

Tradicionalmente, las japonesas siempre gastaron. Como amas de casa fueron las responsables del presupuesto familiar, ligado al ingreso de sus esposos.

La diferencia ahora es que ellas tienen ingresos propios y que gastan el dinero en función de sus propias necesidades.

No hay duda de que el consumo femenino es fundamental para la recuperación del mercado japonés, indicó Nitta.

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