Periodistas muertos o heridos y medios de comunicación amenazados constituyen otra página violenta del conflicto político que envuelve a Tailandia.
Desde abril fallecieron dos reporteros extranjeros —uno japonés y uno italiano— por heridas de balas mientras cubrían las operaciones contra las protestas del Frente Unido para la Democracia y contra la Dictadura, a cuyos partidarios se llama «camisetas rojas» por el color que usan para identificarse.
El Frente Unido orquestó las manifestaciones en reclamo de nuevos comicios para reemplazar al primer ministro Abhisit Vejjajiva, quien, destaca, llegó al poder con apoyo militar y no a través de elecciones democráticas.
El movimiento cuenta con el patronazgo político del fugitivo ex primer ministro Thaksin Shinawatra (2001-2006), un magnate popular entre los pobres de las zonas rurales.
El periodista italiano independiente Fabio Polenghi fue baleado el miércoles por hombres no identificados, durante una barricada para poner fin a las protestas que desde inicios de abril tuvieron lugar en el distrito comercial de Rajprasong, en Bangkok.
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El camarógrafo Hiroyuki Muramoto, de la agencia Reuters, falleció el 10 de abril en un intento por disuadir a los manifestantes en otra protesta.
Pero además de los riesgos habituales que conlleva informar en situaciones de conflicto, periodistas y medios de comunicación caminan en una cuerda floja que combina censura, acusaciones de ser tendenciosos e incluso ataques con explosivos.
Esto ha mantenido ocupadas a las organizaciones de defensa de los derechos de los medios de comunicación, que emitieron declaraciones señalando que no son combatientes en el conflicto y que tanto el gobierno como el Frente Unido deben dejarles hacer su trabajo.
«Condenamos la intimidación de los medios y haber sido el blanco de los camisetas rojas ayer, en el punto más álgido de la ofensiva», dijo en una entrevista telefónica el vicepresidente de la Asociación de Periodistas Tailandeses, Chavarong Limpattamapanee.
«Le pedimos al gobierno que estabilice la situación y que haga todo lo que pueda para proteger a los miembros de los medios, así como a sus oficinas», dijo, en referencia a los ataques incendiarios perpetrados por indignados camisetas rojas. Estos hechos fueron transmitidos el miércoles por el Canal 3 de la televisión tailandesa.
Los periódicos Bangkok Post y The Nation, que se publican en inglés, fueron obligados a cerrar sus oficinas en la tarde de ese día, luego de recibir amenazas.
Durante dos días, el portavoz del gobierno Panithan Wattanagorn se refirió a las muertes de periodistas extranjeros, acontecimientos que capturaron los títulos de la prensa internacional.
«El gobierno de Tailandia se comprometió a garantizar que los extranjeros y visitantes del país estén seguros, a aumentar la protección para las embajadas, los lugares turísticos y especialmente los medios extranjeros que pueden ser tomados por blanco en estos actos violentos», dijo el jueves en televisión.
Un periodista canadiense independiente, otro holandés y un documentalista estadounidense también fueron heridos el miércoles. El 14 de mayo, en enfrentamientos entre manifestantes y soldados, también resultaron lesionados un camarógrafo francés y dos fotógrafos de los diarios Matichon y The Nation.
También aumentaron las tensiones entre periodistas y camisetas rojas que acusan a los medios de informar mal. The Bangkok Post señaló que los camisetas rojas amenazaron a un periodista que hacía entrevistas entre ellos por temor a que esa información se usara para perjudicar las protestas. En marzo, el canal de televisión del gobierno fue blanco de un ataque con granadas.
Todo esto refleja las profundas divisiones generadas por las protestas del Frente Unido.
Según el periodista tailandés Noi Thammasathien, de la estadounidense red de capacitación de medios Internews, la prensa dominante en el país se ha dividido entre «rojos» y «amarillos». A los segundos se los asocia con organizaciones favorables al gobierno.
«Los medios han estado bajo una presión tremenda, especialmente de parte del gobierno, las fuerzas armadas y sus partidarios. Así que los observadores señalan que el contenido de los medios no ha resultado satisfactorio para otros sectores, como los camisetas rojas, porque ellos creen que aquí está funcionando una autocensura», expresó Noi.
Para el defensor de los derechos humanos Dewi Ratnawulan, de la organización Forum- Asia, «los medios de los camisetas rojas también son culpables» de sesgar la información, que busca «alimentar una situación ya tensa dentro del sitio de las protestas».
Chavarong, de la Asociación de Periodistas Tailandeses, sostuvo que «no hay interferencia del gobierno en los medios impresos». En una reunión con los canales de televisión, el gobierno les pidió que cooperaran con él en la situación de emergencia, agregó.
«No hubo órdenes por escrito, sino meramente sugerencias sobre cómo cubrir la crisis», dijo.
Según Noi, los medios extranjeros han resultado una «ayuda» porque muchos, especialmente los camisetas rojas, los ven como aquellos «que pueden brindar información equilibrada».
Chavrong añadió que los periodistas tailandeses «tienden a estar del lado más seguro, y habitualmente siguen las instrucciones de los funcionarios».
El miércoles, horas después de que los líderes del Frente Unido se rindieron, cercados por las tropas del gobierno, los manifestantes reaccionaron con ataques incendiarios contra más de 35 edificios de la capital.
En los últimos ocho días, la violencia dejó 52 muertos y 407 heridos, según cifras oficiales.
* The Asia Media Forum (http://www.theasiamediaforum.org) es un espacio para que los periodistas compartan sus puntos de vista sobre asuntos relacionados con los medios y su profesión, así como artículos y opiniones sobre democracia, desarrollo y derechos humanos en Asia. Es coordinado por IPS Asia-Pacífico.