Salvar al cóndor, una misión posible

La cacería indiscriminada y los cambios en los páramos andinos mermaron de modo drástico la población de cóndores en Ecuador. Expertos advierten que probablemente no queden más de 50, cuando hace menos de un siglo se contaban por miles.

Personal de la Fundación Zoológica del Ecuador en el examen clínico de un cóndor andino. Crédito: Cortesía de la FZE
Personal de la Fundación Zoológica del Ecuador en el examen clínico de un cóndor andino. Crédito: Cortesía de la FZE
El cóndor de los Andes (Vultur gryphus), el ave más grande de América ya que alcanza una envergadura de 3,30 metros con las alas desplegadas, aparece en los escudos nacionales de Ecuador, Bolivia, Chile y Colombia y es símbolo en Argentina y Perú.

La otra especie de la familia es el cóndor de California (Gymnogyps californianus), un poco más pequeño.

En Ecuador, la ineficiencia estatal y las rivalidades entre las organizaciones no gubernamentales habían impedido por años implementar una política coherente de protección de estas majestuosas aves, que tienen a la cordillera de los Andes como su hábitat principal.

La falta de comida en los páramos, la cacería y la alteración del ambiente por la acción humana son las principales amenazas del cóndor, que anida en cumbres de entre 3.000 y 5.000 metros sobre el nivel del mar, zonas antes casi inaccesibles y hoy cruzadas de caminos.
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El biólogo Paúl Tufiño dijo a la televisión local en abril que en un censo hecho en 2009 por la fundación Simbioe, que él dirige, sólo se logró fotografiar a 27 cóndores en libertad.

"Lo peor es que apenas se encontraron cuatro ejemplares jóvenes, lo cual implica que no se podrá reponer la población adulta", sostuvo.

Ahora, por iniciativa de la Fundación Zoológica del Ecuador (FZE), que trabaja en silencio con otras entidades, se adoptó otro camino: la reproducción en cautiverio para luego, tras campañas intensivas de educación a la comunidad, liberarlos.

Este plan de conservación y cría empezó por el seguimiento de los 19 cóndores mantenidos en cautiverio en Ecuador. Se realizaron pruebas de química sanguínea, coproparasitarios, niveles hormonales, rayos X y análisis físicos y genéticos.

"Los estudios permitieron saber que varios ejemplares tienen perdigones alojados en sus cuerpos", dijo a Tierramérica el director ejecutivo de la FZE, Mario García, impulsor del programa. "Uno de ellos tiene más de 40 (…) y otro tres balas calibre 22. Pero sobreviven", precisó.

En el Zoológico de Quito, cuyo manejo la municipalidad entregó en 1999 a la FZE, se ha logrado formar una pareja reproductiva, de la que han nacido ya dos polluelos en los últimos cuatro años.

García resolvió entregar uno de ellos al Parque Cóndor, un sitio de cría y exhibición de aves rapaces cercano a Otavalo, 70 kilómetros al norte de Quito, para intentar crear otra pareja reproductiva.

A su vez, la FZE brinda asistencia técnica y elaboró un manual para mejorar los estándares de manejo de los cinco sitios con ejemplares en cautiverio: los zoológicos de Quito y de la ciudad de Baños, el Parque Cóndor, y las haciendas Zuleta e Ilitío.

En la búsqueda de éxito reproductivo, "se ha hecho una jaula aislada en el páramo de la hacienda Zuleta para una pareja que promete", señaló García.

Fernando Polanco dirige la Fundación Galo Plaza Lasso, que lleva el nombre de su abuelo, el fallecido ex presidente de Ecuador (1948-1952), quien fue también secretario general de la Organización de los Estados Americanos de 1968 a 1975 y propietario de la hacienda Zuleta.

También en los páramos de Zuleta, la finca de 2.000 hectáreas que existe desde 1690, declinó la población del cóndor pese a que ya en su momento el ex presidente se preocupó por su conservación, narró Polanco a Tierramérica.

Por iniciativa familiar, se colocaban animales muertos en zonas remotas del establecimiento para que esas aves tuvieran alimento.

Más tarde, Polanco acogió el proyecto de la pareja de biólogos alemanes Friedeman y Heide Koster, residentes en Ecuador, para poner en una zona alejada de la propiedad un centro de rescate de ejemplares que, por diferentes circunstancias, eran atrapados vivos.

Se lo denominó Cundur Huasi, la casa del cóndor, donde hoy viven ocho de ellos, alimentados y protegidos por la Fundación Galo Plaza Lasso.

Así, los cóndores en cautiverio empezaron a atraer las visitas de los que permanecen en libertad, a los que también se provee de alimento. Pronto habrá para los primeros un régimen de semilibertad.

Polanco reconoce que la labor de coordinación que hace la FZE es clave. "Sin esta iniciativa aún estaríamos trabajando aisladamente, pero hoy tenemos la confianza de que vamos a poder reproducir cóndores en cautiverio y liberarlos en unos años más", dice. Ese es el objetivo del Grupo Nacional de Trabajo sobre el Cóndor Andino, que comprende al Ministerio de Ambiente, el Departamento de Biología de la Universidad Católica de Ecuador y los sitios con cóndores rescatados.

El grupo mantiene el Proyecto de Conservación del Cóndor Andino, que se propone la formación de parejas reproductivas, el seguimiento de individuos silvestres y un esfuerzo intenso de educación ciudadana.

Los participantes están en contacto con iniciativas similares en otros países sudamericanos y no se descarta la introducción en Ecuador de ejemplares nacidos en Argentina.

"Los frutos no los veremos sino en ocho a 10 años. Ahora que estamos coordinados, es cuestión de constancia", señaló Mario García.

* Este artículo fue publicado originalmente el 1 de mayo por la red latinoamericana de diarios de Tierramérica.

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