El nepotismo en Egipto ya es de la familia

El egipcio Saeed El-Masry nació, creció y probablemente morirá pobre, a menos que consiga a un «kosa», palabra árabe que significa «calabacín» pero que también se usa para referirse a una persona en posición de poder que puede abrir las puertas de un empleo.

El edificio Mogamma en El Cairo Crédito: Cam McGrath/IPS
El edificio Mogamma en El Cairo Crédito: Cam McGrath/IPS
"No hay buenos trabajos a menos que conozcas a alguien en el gabinete o le pagues a un alto funcionario", dijo El-Masry resignado. "Así ha funcionado siempre Egipto".

Investigaciones confirmaron que el nepotismo es una característica principal del mercado laboral en este país del norte de África. Y en ningún otro sector es tan visible como en el público, donde conseguir un empleo tiene más que ver con conocer a la persona indicada que con las calificaciones del postulante.

"El origen social y las conexiones son parte del criterio de selección", señaló la organización Transparencia Internacional en un informe publicado en marzo.

Esta organización anticorrupción con sede en Berlín indicó que los parlamentarios oficialistas en Egipto son beneficiados con una cuota para contratar a familiares en puestos públicos. Y los funcionarios estatales aprovechan vacíos legales para asegurarle puestos laborales a amigos y parientes.
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La figura del "empleo temporal ha sido aprovechada por algunos funcionarios de gobierno, que contratan a familiares y conocidos", denuncia el informe.

Más de un tercio de los 25 millones de egipcios económicamente activos trabajan en el sector público.

A pesar de los pésimos salarios, hay una gran demanda de empleos públicos porque ofrecen seguridad, pensiones y beneficios médicos. Las escasas horas laborales también le dan a los funcionarios la oportunidad de volver a su casa temprano o tener un segundo empleo en el sector privado.

Las regulaciones laborales nacionales requieren que todas las vacantes sean anunciadas en periódicos y en Internet. Los resultados del proceso de selección deben también ser públicamente informados.

Mohamed Raouf, un graduado universitario desempleado, señaló que las regulaciones por "iguales oportunidades" en Egipto son simplemente una fachada.

"He respondido a los avisos muchas veces pero nunca recibí una respuesta", se quejó.

Aun si Raouf consiguiera un trabajo, sin un "kosa" probablemente recibiría un magro salario que lo mantendría en la pobreza. El sueldo mensual mínimo es de apenas 53 dólares, con primas e incentivos incluidos.

Estas escasas pagas llevan a muchos funcionarios públicos a buscar fuentes adicionales de ingresos. También abren la puerta a la corrupción, dijeron analistas.

"Los empleados del gobierno consideran los sobornos como parte de sus ingresos", señaló el abogado y activista Negad El-Borai.

"Si una persona trabaja en los tribunales, por ejemplo, (el gobierno) le paga 500 libras egipcias (91 dólares) por mes y cierra los ojos a las miles que gana en coimas. Si quieres fotocopiar un registro o recuperar un documento del tribunal, te preguntan ‘¿Cuánto cuesta para usted?’", indicó.

"Asimismo, si estacionas tu automóvil en el lugar equivocado, un soldado te pedirá un ‘baksheesh’ (regalo), y tendrás que dárselo. ¿Por qué? Porque el gobierno le paga 200 libras (36 dólares) al mes y le permite recolectar ingresos de la gente", señaló.

El-Borai explicó que cualquier intento de erradicar la corrupción debe comenzar con una reforma salarial, elevando los sueldos mínimos y acabando con las enormes disparidades.

Los altos funcionarios tienen salarios muy superiores a los de más bajo escalafón, cuyo ascenso es siempre obstaculizado por un rígido sistema de antigüedad, a menos que tengan a un "kosa".

En 2005 se conoció que Ibrahim Nafie, ex editor en jefe del periódico gubernamental Al Ahram, recibía un salario anual de medio millón de dólares, y millones más en beneficios y coimas. Entonces el diario se hundía en deudas, y los demás empleados ganaban un sueldo muy cercano al mínimo nacional.

"Es injusto que en la misma institución encuentres a una persona haciendo millones y otra ganando apenas cientos al mes", dijo El-Borai.

La reforma salarial en el sector público ha estado en la agenda del gobierno por años, pero poco se ha hecho.

El Consejo Nacional de Salarios, creado en 2003, no pudo llegar a un acuerdo sobre un nuevo sueldo mínimo que acompasara los exorbitantes aumentos de precios.

"Los pocos afortunados que están al tope se encuentran felices con la situación actual", dijo Raouf.

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