Industrias cubanas comenzaron a producir unos dispositivos de barro que, colocados en las hornillas eléctricas de uso doméstico, contribuyen a ahorrar energía, dijeron a Tierramérica directivos de una empresa del municipio costero de Gibara. Aurelio Corella, jefe del Departamento de Aseguramiento de la Empresa Constructora de Obras del Poder Popular de esa localidad de la oriental provincia de Holguín, estimó que el artefacto, fabricado artesanalmente, permite ahorrar alrededor de dos toneladas de petróleo por cada dos minutos y medio de 200.000 cocinillas conectadas.
En el país existen más de 2,8 millones de hornillas eléctricas, que fueron vendidas a la población como parte de una estrategia iniciada en 2005 para el uso más racional y eficiente de los recursos energéticos.
«El aditivo va dentro del plato, debajo de la resistencia de la hornilla. Al desconectarse de la corriente, esa pieza mantiene el calor, lo refracta. El país ahorra electricidad y los hogares disminuyen sus pagos por servicio eléctrico», comentó Corella.