La mecanización, el mayor uso de fertilizantes y las semillas híbridas potenciaron los rendimientos agrícolas mundiales en los últimos 40 años. Pero ahora es esencial volver a la sapiencia originaria para hacer frente a situaciones climáticas extremas, según expertos.
Aunque la biotecnología es la innovación más reciente en materia de producción agrícola, algunos agrónomos advierten que el cambio climático puede eliminar esos avances si no se los combina con los conocimientos tradicionales indígenas.
"El mundo se dirige a un anticlímax. El cambio climático ya está frustrando la productividad agrícola en todas partes", dijo Frank Attere, de la Alianza para una Revolución Verde en África (AGRA, por sus siglas en inglés).
"Y si esto continúa, el mundo quedará sin semillas autóctonas que puedan sobrevivir a todas las condiciones meteorológicas, lo que causará una severa inseguridad alimentaria y una pérdida de biodiversidad para las generaciones venideras", agregó.
AGRA es una organización no gubernamental que trabaja para lograr la seguridad alimentaria en África, promoviendo la agricultura sostenible entre los pequeños productores.
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La Alianza aspira a cumplir este objetivo garantizando la disponibilidad de semillas de buena calidad, la protección de suelos saludables y un mejor acceso a la información, los mercados y el financiamiento, así como almacenamiento y transporte.
A medida que aumentan los temores por el impacto del cambio climático en la productividad agrícola, las comunidades tradicionales del mundo son algunas de las que cuentan con menos mecanismos para resistir, reveló un documento difundido en Nairobi.
Precisamente en la capital keniata, en la sede del Programa de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente (PNUMA), concluyó este viernes la 14 conferencia del Organismo Subsidiario de Asesoramiento. Científico, Técnico y Tecnológico (SBSTTA 14, por sus siglas en inglés) del Convenio sobre la Diversidad Biológica.
El estudio "The Use of Agrobiodiversity by Indigenous and Traditional Agricultural Communities in Adapting to Climate Change" ("El uso de la agrobiodiversidad por parte de comunidades agrícolas indígenas y tradicionales en la adaptación al cambio climático"), fue presentado por la Plataforma para la Investigación de la Agrobiodiversidad, un consorcio de investigadores, agricultores y políticos del mundo en desarrollo.
"Los agricultores del oriente de Kenia emplean la permacultura, un método tradicional donde diferentes tipos de cultivos, que van desde la vid hasta los árboles frutales, se cultivan juntos como estrategia para hacer frente a la errática meteorología", dijo Patrick Maundu, etno-botánico del Museo Nacional de Kenia y representante de los agricultores del oriente de este país.
Esa zona es mayoritariamente semiárida, con sequías prolongadas que pueden durar incluso tres años.
Para sobrevivir a esta seca, que puede agravarse por el cambio climático, también se siembran cultivos perennes que resisten las inclemencias del tiempo. Entre ellos, frutos originarios y legumbres que varias generaciones cultivaron con éxito en estas condiciones extremas.
"Esos conocimientos indígenas deben integrarse con las nuevas tecnologías, a fin de desarrollar una resiliencia al cambio climático, especialmente para las generaciones futuras", dijo Attere.
Otro ejemplo, de Burkina Faso, muestra cómo los agricultores hicieron frente a la desertificación y recuperaron tierras degradadas plantando árboles en los campos y alrededor de las aldeas.
Estos productores también usan métodos de cosecha y almacenamiento de agua, y técnicas de hidratación de suelos como los "zai-pits".
Un "zai-pit" es un pozo de 60 centímetros de profundidad que se cava en suelos secos y arenosos a partir de un cuadrado de 60 centímetros de lado. Luego se lo rellena con compost (abono orgánico) mezclado con tierra de la superficie.
Cuando la mezcla se satura, por ejemplo con el agua de lluvia o por irrigación, logra retener la humedad durante varios días, mientras que el suelo arenoso que la rodea se seca de nuevo casi inmediatamente.
En regiones de Bangladesh propensas a la sequía, la resiliencia de los huertos domésticos tradicionales se fortalece combinando cultivos de árboles frutales con verduras, irrigación de pequeña escala y fertilizantes orgánicos.
En zonas inundadas se han creado huertos flotantes que combinan cultivos tradicionales, como el amaranto rojo y el colirrábano.
Paul Bordoni, del Proyecto de Cambio Climático de la Plataforma para la Investigación de la Agrobiodiversidad, señaló que mantener una diversidad intra e inter-especies, valiéndose de cultivos tradicionales y al acceso de una nueva diversidad, es una buena manera de adaptarse al cambio climático.
"Pero existe una necesidad urgente de revivir las prácticas agrícolas tradicionales. El continuo proceso de innovación requiere la participación y el uso del conocimiento tradicional, combinado con el acceso a nuevos conocimientos", sostuvo.
Este mensaje va contra la corriente en un momento en que las fuerzas del mercado, las políticas de los gobiernos y los subsidios suelen promover las técnicas agrícolas que amenazan la supervivencia de los conocimientos indígenas en esta materia.
La promoción de semillas mejoradas, ya sea híbridas desarrolladas del modo convencional o genéticamente modificadas, y la distribución de fertilizantes producidos industrialmente, suele verse como un reemplazo de las variedades y los métodos tradicionales.
"Mientras destruimos las variedades originarias nos olvidamos rápidamente de que las mejoradas tecnológicamente se desarrollaron a partir de las mismas variedades que estamos condenando. La sociedad debe dar un paso atrás y aprender nuevamente de las comunidades indígenas", dijo Attere.