Las ambiciones nucleares de Irán y los sangrientos incidentes posteriores a las elecciones del año pasado han dominado los primeros planos periodísticos, a tal punto que muchos asuntos igualmente cruciales han sido casi olvidados, según el activista Hadi Ghaemi.
Ghaemi es director ejecutivo de la Campaña Internacional para los Derechos Humanos en Irán (ICHRI, por sus siglas en inglés), una organización sin fines de lucro con sede en Nueva York.
En una entrevista telefónica con IPS, Ghaemi citó dos ejemplos: las ejecuciones secretas de cinco prisioneros políticos iraníes el día 9, y el hecho de que Irán haya pasado a integrar la Comisión de las Naciones Unidas sobre el Estatus de la Mujer.
Al cumplirse un año "del levantamiento que siguió a las elecciones profundamente defectuosas en Irán, el 12 de junio pasado, sólo podemos esperar más represión y más brutalidad, dado que las autoridades continúan con su campaña implacable para silenciar toda voz de protesta", advirtió.
La elección de Irán como miembro de la Comisión tiene lugar cuando muchas activistas por los derechos femeninos en el mundo emitieron una declaración de protesta dirigida al Consejo Económico y Social (Ecosoc) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
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La declaración calificó a las elecciones iraníes de "conmocionantes". También pidió a quienes integran la Comisión oponerse al pedido de Irán y condicionar las elecciones en ese país a su adherencia a acuerdos internacionales que garantizan la igualdad de derechos.
La agencia oficial de noticias de Irán dijo que las activistas por los derechos femeninos eran "organizaciones hostiles y medios occidentales" que a través de "propaganda venenosa" intentaban impedir que Irán integrara la Comisión, pero que "sus esfuerzos fueron ignorados por los miembros de el Ecosoc".
La misma agencia dijo que el hecho de que Irán integre la Comisión es importante porque los puntos de vista del país "sobre la posición de las mujeres pueden ayudar a reflejar los puntos de vista islámicos sobre la familia y las mujeres".
La carta de las feministas señaló: "En los últimos años, el gobierno iraní no sólo se negó a adherir a la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, sino que se ha opuesto a ella activamente".
El gobierno iraní "se ha ganado la condena internacional como flagrante violador de los derechos femeninos. La discriminación contra las mujeres está codificada en sus leyes, así como en las instituciones ejecutivas y culturales, e Irán ha buscado consistentemente preservar la desigualdad de género en todos los lugares, desde la unidad familiar hasta los organismos gubernamentales superiores", agregó.
El segundo hecho mencionado por Ghaemi fue que el 9 de este mes cinco prisioneros políticos fueron ahorcados secreta y repentinamente en Irán. Ni sus familias ni sus abogados fueron notificados.
La ICHRI dijo que esas muertes "parecen señalar una política de gobierno que depende de ejecuciones políticamente motivadas para fortalecer su posición de cara a su oposición, mediante el terror y la intimidación".
Entre los ejecutados —una mujer y cuatro hombres— estaba Farzad Kamangar, un maestro y trabajador social de 34 años acusado de "moharebeh" (levantarse en armas contra Dios), condenado y sentenciado a muerte en febrero de 2008, tras un juicio de siete minutos en el que no se presentó ninguna evidencia, señaló la ICHRI en un comunicado.
A Kamagar se le acusó de integrar el nacionalista Partido por una Vida Libre en Kurdistán (PJAK), designado como "organización terrorista" por, entre otros, Estados Unidos y la Unión Europea. "Kamangar fue arrestado arbitrariamente", y su muerte se dispuso "en un juicio orquestado, sin que tuviera oportunidad de presentar una defensa", dijo Aaron Rhodes, portavoz de la Campaña.
"En realidad, estas ejecuciones secretas no son más que asesinatos sancionados por el Estado, y aportan más evidencias del descarado desprecio de la República Islámica por los estándares internacionales de derechos humanos", agregó.
Tras su arresto en julio de 2006, Kamangar fue incomunicado durante siete meses. Según la ICHRI, hay "fuertes evidencias" de que fue torturado. Su abogado declaró que no pudo hallarse ninguna prueba en los registros de sus interrogatorios, ni en las presentaciones realizadas por los fiscales, ni en la decisión del juez de apoyar la acusación por "moharebeh".
En su juicio, no se permitió declarar ni a Kamangar ni a sus abogados.
Shirin Alam Holi, una mujer kurda de 28 años, también fue ejecutada. En varias cartas que escribió desde la prisión de Evin, rechazó los cargos de terrorismo presentados en su contra y dijo haber sido torturada para hacer confesiones falsas frente a cámaras de televisión, a lo que ella se había negado.
Por lo menos otros 16 prisioneros políticos kurdos y otras 11 personas que manifestaron luego de las elecciones corren peligro de ser ejecutadas de modo similar, según la ICHRI.
Roxana Saberi, la periodista iraní-estadounidense que en 2009 pasó 100 días detenida en Irán, es una de las muchas personas que intentan crear conciencia sobre la situación que se vive en su país.
En un editorial publicado en The Washington Post, Saberi escribió: "Si la comunidad internacional no condena esas atrocidades, el régimen de Irán continuará pisoteando los derechos básicos de los individuos, muchos de los cuales han sido detenidos simplemente por defender los derechos humanos universales".
La periodista cree que fueron la presión internacional y la atención que le dedicaron los medios de comunicación lo que la ayudó a obtener su libertad. Su libro "Between Two Worlds: My Life and Captivity in Iran" ("Entre dos mundos: Mi vida y cautiverio en Irán"), relata sus experiencias y las de otros prisioneros políticos en la cárcel de Evin.