Un Referéndum Mundial sobre el Cambio Climático se convocará en abril de 2011 para que los pueblos del planeta se pronuncien sobre cómo abordar este problema global.
Aunque se espera contar con la colaboración de algunos gobiernos, en la consulta no será determinante la participación de los Estados. Serán las organizaciones sociales las que conduzcan la organización del referéndum, según sus dinámicas y las tradiciones y costumbres de cada lugar.
Ésta es una de las resoluciones con las que concluyó este jueves 22 la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre el Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra, celebrada en la central ciudad boliviana de Cochabamba.
Aunque el texto definitivo puede sufrir modificaciones, las preguntas propuestas para la consulta son:
a. ¿Está usted de acuerdo en restablecer la armonía con la naturaleza reconociendo los derechos de la Madre Tierra?
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b. ¿Está usted de acuerdo en cambiar este modelo de superconsumo y desperdicio que es el sistema capitalista?
c. ¿Está usted de acuerdo que los países desarrollados reduzcan y reabsorban sus emisiones de gases de efecto invernadero de manera doméstica para que la temperatura no suba más de un grado centígrado (1° C)?
d. ¿Está usted de acuerdo en transferir todo lo que se gasta en las guerras y en destinar un presupuesto superior en defensa de la Madre Tierra?
e. ¿Está usted de acuerdo con un Tribunal de Justicia Climática para juzgar a quienes destruyen a la Madre Tierra?
La conferencia, que se abrió el lunes 19, adoptó una radical agenda destinada a influir las negociaciones oficiales sobre el cambio climático que se llevan a cabo en la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
El aumento de la temperatura media del planeta no podrá superar un grado en este siglo, y para ello las naciones industriales deberán reducir su emisión de gases que recalientan la atmósfera en más de 50 por ciento para 2020 respecto de los volúmenes de 1990, afirman las resoluciones.
Se reclama a los países industriales —considerados responsables por el protagonismo que tuvieron en el desarrollo industrial causante de la contaminación climática— que paguen su deuda por el uso excesivo de la atmósfera común y que se emprendan acciones legales a quienes incumplan con sus obligaciones.
También se propone la creación de un organismo multilateral para administrar las cuestiones del ambiente, el reconocimiento internacional de los derechos de la Madre Tierra, la no privatización del conocimiento, la protección de los migrantes climáticos y el respeto pleno de las libertades y garantías de los indígenas.
Unas 35.000 personas se reunieron en Cochabamba, convocadas por el presidente de Bolivia, Evo Morales, en un intento de fortalecer la voz de la sociedad civil internacional en la próxima Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 16), que se celebrará en noviembre en Cancún, México.
"Que la próxima reunión en México no sea en vano, que se tomen decisiones para todos y todas", dijo Morales este jueves en la cumbre, que se cerró con un acto popular al que asistió el presidente de Venezuela, Hugo Chávez.
El mandatario venezolano propuso que los gobiernos de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) sean el vehículo para presentar en Cancún las propuestas de Cochabamba.
Según el canciller David Choquehuanca, entre los 35.000 participantes, hubo 9.254 visitantes de 142 países y delegaciones oficiales de 47 naciones.
Unos 5.000 intelectuales y activistas contribuyeron a las sesiones virtuales que culminaron con la presentación de propuestas en 17 mesas de trabajo sobre otros tantos temas.
El debate tradicional de las cumbres oficiales se vio subvertido en Cochabamba, donde los enfoques y análisis se encaminaron a buscar a las causas de la crisis climática. Y Morales completó esa visión personificando en el capitalismo al responsable.
"El modelo de la sociedad capitalista está en crisis y los pueblos tienen las alternativas", resumió en su discurso.
La tarde soleada en el estadio cochabambino de fútbol "Félix Capriles" fue el escenario de la fiesta y los discursos finales.
Este 22 de abril, consagrado por la ONU como Día de la Madre Tierra, fue también el marco para constituir un movimiento que reclame al foro mundial la adopción de una declaración universal de los derechos de la naturaleza.
Las resoluciones de Cochabamba rechazaron la clásica dinámica de las condicionalidades a cambio de ayuda financiera.
El mundo vive una "gran crisis" originada en que 75 por ciento de los gases invernadero son emitidos por 25 por ciento de países, los industrializados, y eso genera impactos directos, como sequías e inundaciones.
Se denunció asimismo el esquema de compensaciones de emisiones contaminantes, el mercado de carbono y otros mecanismos financieros y de lucro, alejados de la solución central del problema.
Es probable que los daños a la naturaleza sean irreversibles si la temperatura sigue aumentando, y que decenas de miles de personas deban migrar a medida que se extinguen los glaciares y se amplían las zonas desérticas, sostuvo la declaración final.
El documento también pide la eliminación de toda forma de nuevos colonialismos y la adhesión de los países ricos a un nuevo período de compromisos en el marco del Protocolo de Kyoto, "sin enmascarar reducciones reales de gases de efecto invernadero".
Los participantes manifestaron rechazo a los programas de conservación de bosques para compensar las emisiones de carbono y denunciaron intenciones de expulsar a campesinos e indígenas de zonas con riquezas naturales y agua.
"Condenamos los programas REDD" (Reducción de Emisiones de Carbono Causadas por la Deforestación y la Degradación de los Bosques) en sus diferentes versiones, por violar los derechos de los pueblos y la soberanía de los estados, y atentar contra los usos y costumbres de los pueblos originarios, expresa el documento final.
La Conferencia demandó la creación de un tribunal de justicia climática con atribuciones para perseguir a personas o empresas que contaminen y una profunda reforma de la ONU, que permita juzgar a los países que incumplen compromisos de reducción de gases.