ISRAEL: Violencia saca a la izquierda de su letargo

La izquierda israelí parece salir del coma en el que estuvo sumida casi una década, tras la ola de violencia que invadió en los últimos días a Jerusalén oriental y al territorio palestino de Cisjordania.

Más de 3.000 palestinos, israelíes y activistas extranjeros manifestaron el sábado de noche con banderas palestinas gritando "liberen a Jeque Jarrah", en apoyo de los árabes que viven en ese barrio de Jerusalén oriental y que corren riesgo de ser desalojados o de que sus casas sean demolidas.

Miembros progresistas del parlamento de Israel (Knesset) reclamaron la salida de los colonos israelíes que ocupan Jerusalén oriental de forma ilegal y pidieron que se respeten los derechos de los residentes palestinos.

Cientos de efectivos de las fuerzas de seguridad mantuvieron a los manifestantes separados de decenas de israelíes de derecha que realizaron una contramarcha a favor de la judaización de la zona este de la ciudad.

La protesta en Jeque Jarrah fue la mayor concentración hasta la fecha y significó una victoria para los palestinos y para los israelíes y extranjeros que los apoyaron.
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Las anteriores protestas en ese barrio terminaron en enfrentamientos violentos, con decenas de manifestantes detenidos, incluidas respetadas figuras de izquierda, y tentativas de prohibir del todo las concentraciones.

Pero esta vez, los organizadores recibieron apoyo de la Alta Corte de Justicia de Israel, que el jueves les permitió continuar preparando la manifestación.

El jefe de policía de Jerusalén, el teniente general Aharon Franco, debió comparecer ante el tribunal para explicar por qué negó a los partidarios de izquierda el derecho de protesta.

Luego, la jueza Dorit Beinish lo reprendió públicamente y dijo que la forma en que la policía manejó anteriores manifestaciones hizo retroceder a este país 30 años.

El triunfo judicial, el ambiente casi festivo de la concentración en Jeque Jarrah, que incluyó música, y la gran concentración de gente pueden ser una buena señal de esperanza para la paz.

¿Puede ser que la izquierda israelí salga de su coma colectivo y encuentre puntos en común con la creciente cantidad de activistas palestinos que optan por la desobediencia civil y reniegan de la lucha armada?

En los días previos estallaron violentos enfrentamientos entre manifestantes palestinos y las fuerzas de seguridad en toda Cisjordania.

El 5 de este mes, numerosos manifestantes palestinos resultaron heridos y otros detenidos por la policía, la que también quedó con decenas de oficiales lastimados tras un enfrentamiento en la mezquita de Al Aqsa.

Ese mismo día hubo otros enfrentamientos en los alrededores de la mezquita de Ibrahimi, en la meridional ciudad cisjordana de Hebron, que también terminaron con decenas de heridos y de detenidos.

En ese templo, el judío israelí de origen estadounidense Baruch Goldstein mató a 29 fieles palestinos desarmados e hirió al menos 150 más en 1994.

Los palestinos sostienen que las autoridades israelíes acentúan sus esfuerzos para controlar los santuarios musulmanes como parte del proceso de judaización de Jerusalén oriental y partes de Cisjordania.

La mayor violencia y agresiones contra los palestinos no pasan desapercibidas para la izquierda israelí.

Este país supo tener una izquierda próspera y activa. Pero tras la segunda Intifada (levantamiento palestino), que comenzó en 2000, y la ola de atentados suicidas contra civiles israelíes en Israel, el movimiento se desilusionó.

La decepción se agravó porque los israelíes acusaron de inflexibles a los palestinos, que, según ellos, llevó al fracaso de la Cumbre de Camp David, el infructuoso intento del presidente estadounidense Bill Clinton (1993-2001) para lograr un acuerdo en 2000.

La izquierda israelí consideró que los palestinos rechazaron un acuerdo para llegar a una solución de dos estados. Pero éstos acusaron a Clinton de haber permitido que el entonces primer ministro israelí Ehud Barak (1999-2001) perjudicara las negociaciones.

Pero los disturbios de los últimos meses y los ataques del gobierno israelí y de la derecha contra organizaciones no gubernamentales de este país enfurecieron a la izquierda.

En diciembre, 25 israelíes y otros pacifistas fueron detenidos en Jeque Jarrah. A fines de enero, un movimiento nacionalista de extrema derecha llamado, Im Tirtzu ("Si quisieran", en hebreo), realizó una campaña contra el New Israeli Fund (nuevo fondo israelí, NIF, por sus siglas en inglés), una organización internacional de izquierda que aboga por un cambio democrático en el Estado judío.

Luego, parlamentarios del centroderechista partido Kadima trataron de prohibir que organizaciones no gubernamentales israelíes recibieran fondos extranjeros.

La Oficina de Coordinación del Distrito de Gaza de Israel, que se encarga de conceder permisos de salida a los palestinos, cortó toda relación con las organizaciones no gubernamentales israelíes, lo que les hizo casi imposible llevar adelante su labor humanitaria.

A eso se suman los ataques verbales del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu a la organización Breaking the Silence (rompiendo el silencio), que recoge testimonios de soldados israelíes que presenciaron o participaron en abusos contra palestinos en el ataque de Israel contra Gaza entre diciembre de 2008 y enero de 2009.

"La situación es más que urgente ahora", sostuvo la columnista y periodista israelí Mya Guarnieri. "La izquierda israelí debe redirigir sus energías, canalizarlas hacia la fuente de la enfermedad que amenaza a todo el mundo, sin importar su afiliación política", añadió.

"Personas de bien y decentes que se niegan a quedarse de brazos cruzados mientras el Estado de los refugiados judíos expulsa a la calle a familias palestinas y entrega sus miserables casas a matones barbudos y blasfemos", así describió el conocido activista y ex parlamentario Avraham Burg la protesta del sábado en el periódico Haaretz.

La activista Silan Dallal, de 22 años e integrante de Anarquistas contra el Muro, explicó que participó en la manifestación de Jeque Jarrah para protestar contra el racismo y la intolerancia hacia los palestinos que hay en la sociedad israelí.

"Es imposible que alguien con conciencia permanezca mudo. Creo que la izquierda israelí debe despertar", dijo a IPS.

Mientras, Nasser Ghawi y sus 37 familiares, quienes desde agosto viven en las calles de Jeque Jarrah tras ser desalojados por las autoridades israelíes, esperan poder regresar a su casa donde ahora viven colonos israelíes.

"La municipalidad de Jerusalén confiscó 16 veces nuestras carpas. Ya no nos queda ninguna, pero quizá, con el apoyo de los israelíes podamos regresar a nuestra casa", dijo Ghawi a IPS.

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