Un salón de escuela africano suele tener alumnos de grados y edades distintas. El problema es que maestras y maestros no están preparados para dictarles clase a todos a la vez.
Puesto que la mayoría de los países de África viven esta realidad, una campaña continental está promoviendo que la llamada educación multigrado se convierta en política nacional, con un presupuesto acorde, programas especiales y capacitación docente.
"En África, la educación multigrado no es una idea nueva, sino una elección económica basada en las circunstancias sociales", dijo Virgilio Juvane, coordinador de un grupo de trabajo de la Asociación para el Desarrollo de la Educación en África (ADEA, por sus siglas en inglés).
Juvane formuló estas declaraciones ante más de 100 maestros y representantes de los sistemas educativos en la Conferencia de Educación Multigrado de África Austral celebrada el día 22 en Paarl, en la sureña provincia sudafricana del Cabo Occidental.
En Sudáfrica, por ejemplo, 30 por ciento de los niños que cursan la enseñanza primaria, o tres millones de alumnos, asisten a escuelas rurales donde un solo maestro enseña a más de un grado al mismo tiempo, según investigadores del Centro para la Educación Multigrado.
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"Sin esas escuelas, la educación básica sería prácticamente imposible en áreas remotas de Zambia, Uganda, Lesotho o Namibia", dijo Juvane, porque un gran porcentaje de los niños viven en zonas distantes de las áreas pobladas y deberían viajar grandes distancias para llegar a la escuela tradicional más cercana.
"La lejanía y la pobreza son las principales razones de la gran deserción escolar en los países africanos", agregó.
Juvane y sus colegas esperan que la educación multigrado ascienda a política nacional en muchas naciones del continente.
"Hay una brecha en materia de políticas porque muchos gobiernos todavía no son conscientes de los beneficios de la educación multigrado", opinó Juvane.
Desde 2005, la ADEA organiza talleres de capacitación sobre la enseñanza multigrado en 18 países africanos. Para esto se basó en un modelo desarrollado por la no gubernamental Fundación Escuela Nueva de Colombia, que potencia los resultados de las escuelas rurales de este tipo y las incluye en las políticas educativas nacionales.
"Como en los países africanos, Colombia avanzó en mayor acceso infantil a la educación, pero la calidad era mala y la deserción alta", explicó la presidenta de la Fundación, Vicky Colbert de Arboleda.
Todo esto cambió con la adopción de un sistema nacional de educación multigrado que se apartó del modelo tradicional del maestro dirigiendo al frente de la clase e introdujo un método participativo y centrado en los alumnos, dijo.
Bien aplicada, esta enseñanza multigrado permite que uno o dos maestros trabajen con pequeños grupos de alumnos y promuevan un aprendizaje activo, participativo y colaborador.
"El resultado son niños felices, motivados y confiados, con mejores habilidades académicas y sociales", dijo Colbert de Arboleda.
El ejemplo colombiano demuestra que es posible mejorar la calidad educativa en contextos empobrecidos, agregó. "Hemos hallado escuelas rurales multigrado que se desempeñan mejor que las escuelas urbanas tradicionales", aseveró.
Esta podría ser también una vía para que los países africanos cumplan con el segundo de los Objetivos de Desarrollo del Milenio: acceso universal a la enseñanza primaria para 2015.
En 2009 había 32 millones de niñas y niños en edad escolar que no asistían a clase en África subsahariana, según la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). La mayoría de ellos, de zonas pobres urbanas o rurales, eran nómadas, discapacitados o soportaban las consecuencias de conflictos armados.
Para cumplir con la meta de enseñanza universal, los países subsaharianos deben contratar 1,14 millones de nuevos maestros.
La educación multigrado ofrece soluciones, dice Juvane, pues permite que escuelas más pequeñas actúen en zonas rurales, con más niños asistiendo a clases y una necesidad menor de contratar personal docente, pues cada maestra o maestro puede enseñar a la vez a escolares de distintas edades.
En Namibia, por ejemplo, 40 por ciento de las escuelas imparten educación multigrado. Pero los programas educativos son sólo para escuelas tradicionales, dijo Gisela Siririka, funcionaria del Instituto Nacional para el Desarrollo Educativo.
"Tenemos que cambiar la escuela para que se adapte a la infancia y no esperar que ésta se adapte a la escuela", sostuvo.
Los maestros de Botswana viven una situación parecida, pese a que la Comisión Nacional de Educación recomendó en 1993 adoptar la educación multigrado.
"El gobierno no asigna el presupuesto necesario para transformar el sistema de enseñanza", se quejó Billie Morongwa, experto en planificación educativa de la University of Exeter en Gaborone.
El gobierno no está comprometido con la enseñanza multigrado, pese a que un cuarto de la población en edad escolar de Botswana no asiste a clases, dijo.