Un sismo de 5,5 grados en la escala de Richter, que estremeció el 20 de marzo a provincias del sudeste de Cuba, acrecentó la preocupación ciudadana por la notoria actividad telúrica que se registra en la zona del Caribe. Esa área de esta isla está expuesta a constante actividad sísmica debido a su cercanía al sistema de fallas Bartlett-Caimán, límite activo de las placas litosféricas de América del Norte y del Caribe.
La litosfera es la envoltura rocosa de la Tierra. Enrique Arango, especialista del Centro Nacional de Investigaciones Sismológicas, comentó a Tierramérica que el sismo de Haití, del 12 de enero, «ayudó a que se acumulara más presión o tensión de la ya existente”. “Es un catalizador, pero ya el proceso estaba en camino, pues ya son muchos años del último sismo fuerte», ocurrido en 1932, explicó.