El gobierno de Perú informó que suspendía las exploraciones de la Compañía Minera Afrodita en la Amazonia para calmar la ira de los pobladores indígenas del área y evitar nuevas protestas, pero IPS averiguó que nada se hizo para concretar ese anuncio.
El primer ministro, Javier Velásquez, divulgó el 17 de febrero que se habían suspendido las actividades exploratorias de la empresa en la selvática región noroccidental, pero a la empresa no se le ha iniciado ningún proceso de paralización de actividades y puede volver a operar. ¿Qué pasó realmente?
Velásquez y el ministro de Energía y Minas, Pedro Sánchez, anunciaron la suspensión de las actividades de Compañía Minera Afrodita a la salida de un Consejo de Ministros.
Ambos afirmaron que el Organismo Supervisor de la Inversión en Energía y Minería (Osinergmin) había suspendido las actividades de Afrodita porque la empresa no había acreditado el derecho de uso del terreno superficial.
En consecuencia, el proceso exploratorio quedaba interrumpido "indefinidamente", aseguraron.
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"Lo de Minera Afrodita ya lo resolvimos. Osinergmin acaba de suspender las actividades de la minera, y no es tampoco como dice la empresa, que hemos cedido a un chantaje, sino que ha incumplido lo que establece la ley", ratificó Velásquez en el parlamento dos días después.
Afrodita venía realizando actividades de cateo y prospección en la Cordillera del Cóndor, ubicada en la provincia de Condorcanqui, en el norte del departamento de Amazonas y a 15 kilómetros de la frontera con Ecuador, pese al rechazo de los lugareños, del pueblo indígena awajún.
Los nativos del área participaron en los trágicos enfrentamientos del 5 de junio de 2009 en la colindante provincia de Bagua, donde murieron 23 agentes policiales y 10 indígenas.
Pero IPS pudo averiguar que Osinergmin no ha iniciado ningún proceso administrativo para suspender las actividades de exploración de Afrodita.
El gerente de fiscalización minera de esta institución, Guillermo Shinno, aseguró que la empresa puede iniciar esa etapa en cualquier momento, si acredita el derecho de uso del terrero.
"Tenemos que aclarar que Osinergmin no ha paralizado las actividades de exploración, sólo se le ha remitido un oficio a dicha empresa indicando que no puede iniciar actividades sin contar con el permiso de uso del suelo superficial", señaló Shinno a IPS.
En el oficio, fechado el 11 de febrero, Osinergmin cita una carta en la que el Ministerio de Energía y Minas le comunica que la Superintendencia Nacional de Bienes Estatales no otorgó a Afrodita ninguna autorización de propiedad del terreno.
Entonces, el organismo supervisor se limitó a notificar el hecho a la minera.
La compañía aún no presentó su solicitud a la Superintendencia, según informaron a IPS fuentes del área de trámite documentario.
En un comunicado, la minera Afrodita señaló que suspenderá "temporalmente" los trabajos de exploración mientras se resuelven las impugnaciones administrativas que presentará.
Pero Osinergmin aseguró que "no cabe una apelación ya que no se ha iniciado ningún procedimiento administrativo".
La compañía señala además que en este período de paralización se dedicará a analizar los reconocimientos geológicos de la zona donde busca principalmente oro y plata.
Dorato Resources, una compañía canadiense creada para explorar yacimientos de oro en la Cordillera del Cóndor, tiene la opción de comprar la totalidad de las acciones de Afrodita, que desde 1995 posee siete concesiones en el área.
La Constitución peruana prohíbe que extranjeros posean propiedades en la faja de 50 kilómetros anterior a la frontera, a menos que medie un decreto especial del Poder Ejecutivo.
Canadá es el segundo mayor inversor en Perú y la empresa minera canadiense más importante que opera en el país es Barrick Gold, la principal proveedora de oro en el mundo. Perú tiene en la minería uno de los motores de su economía y es el primer productor mundial de plata, el segundo de cobre y zinc y el sexto de oro.
Afrodita aceptó el anuncio gubernamental a regañadientes debido a que asegura haber obtenido su "permiso de exploración en diciembre pasado", después de haberlo convenido con la población en una asamblea pública realizada en Santa María de Nieva, la capital de Condorcanqui.
La empresa aseguró que "no (se) requiere de autorización adicional alguna" para operar en terrenos del Estado.
Osinergmin aclaró que lo que obtuvo Afrodita el 9 de diciembre fue la aprobación del Estudio de Impacto Ambiental (EIA). Pero para iniciar las labores de exploración debe además "acreditar la propiedad del terreno o derecho de uso", según el Reglamento Ambiental para actividades mineras.
Además, en el caso de terrenos comunales, se exige un permiso otorgado por dos tercios de la comunidad.
"No basta con la aprobación de los estudios ambientales para iniciar trabajos mineros, también se requiere de otras autorizaciones", aseguró Shinno a IPS al aclarar que si la empresa va hacer uso de agua durante sus operaciones también deberá solicitar el permiso respectivo.
En el informe técnico del Ministerio de Energía y Minas en el que se sustenta la aprobación del EIA, al que tuvo acceso IPS, se señala claramente la exigencia del derecho de uso.
En la página 13 se precisa que "es responsabilidad de compañía minera Afrodita SAC contar, antes del inicio de actividades exploratorias, con el derecho de usar el terreno superficial correspondiente al área en donde va a ejecutar sus actividades".
Asimismo, en el artículo 2 de la resolución que aprueba el EIA se señala que la conformidad del estudio ambiental "no constituye el otorgamiento de autorizaciones, permisos y otros requisitos legales con los que deberá contar el titular del proyecto minero para iniciar operaciones".
De no cumplir con esos permisos e iniciar sus actividades de exploración, Afrodita podía ser sancionada, según Osinergmin.
El incumplimiento de la empresa fue aprovechado por el primer ministro para "apagar el incendio" que amenazaba con propagarse otra vez en la Amazonia. La suspensión de las actividades de Afrodita era una de las 16 demandas que las organizaciones indígenas del norte y del oriente levantaron en su movilización del 22 de febrero.
Pero el reclamo de los awajún va más allá de cumplimientos administrativos. Los dirigentes indígenas han manifestado que la población tiene miedo a que la empresa contamine sus ríos y destruya la flora y fauna del lugar.
Las sospechas tienen elementos en que asentarse. Osinergmin inició en 2009 un proceso sancionador a Afrodita por un inadecuado manejo de residuos sólidos. La compañía ha apelado, el trámite no ha concluido y el organismo fiscalizador evitó dar más detalles.
El cerro de la Cordillera del Cóndor, en el que Afrodita ha deforestado cuatro hectáreas, representa para el pueblo awajún al dios Kumpanan ("cerro poderoso"), considerado como el padre de los relámpagos y el dueño del aire y del agua, detalló el diario La República, editado en Lima.
Los awajún son la etnia más numerosa de la Amazonia peruana y tienen fama de ser fieros guerreros. Sus dirigentes aseguran que la empresa Afrodita paga a los militares de los cuarteles de la zona para que resguarde sus operaciones, en lugar de proteger a la población.
Además, los nativos denunciaron hace un año que el puesto militar El Tambo era utilizado como una de las bases de operaciones de la empresa. Por esos días, el conflicto había llegado a un punto candente, porque los nativos habían secuestrado a varios trabajadores mineros.
De momento, el anuncio del gobierno parece haber sido solo un analgésico o, menos aún, un placebo, porque el corazón del problema sigue sin resolverse: Afrodita puede volver a operar tras cumplir los trámites pendientes.