Los puestos callejeros de literatura del centro de la capital mexicana exhiben abiertamente libros que hacen apología de Adolf Hitler y del nazismo, en una oferta que evidencia que hay un público que demanda estos temas.
Esos libros son la muestra más visible de un movimiento que se mantiene en las sombras en México, cercano al nacionalsocialismo que Hitler impuso como ideología durante el Tercer Reich alemán (1933-1945), y que junto con Internet se han convertido en su principal canal de información y difusión.
El autor de muchos de esos textos es el periodista mexicano Salvador Borrego, quien trabajó en el diario "Excélsior" durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) y ha pasado a ser uno de los abanderados del revisionismo histórico sobre esa época, una vertiente que niega el Holocausto de seis millones de judíos por los nazis durante esa conflagración.
Mis obras son "la otra cara de la moneda, es la visión de los vencidos, hay que presentar las dos versiones para que el lector saque sus conclusiones", dijo a IPS Borrego, quien ha escrito 44 volúmenes, muchos relacionados con la ideología nazi.
Dentro de la red de redes de Internet opera el Partido Nacional Socialista de México (PNSM), una agrupación sin registro legal y cuyo cuerpo ideológico se basa en 14 principios alusivos a la supremacía racial y a sus fundamentos éticos y económicos, redactados en un lenguaje hueco, desarticulado y con tintes fanáticos.
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"En la actualidad sólo podemos hablar de compromisos y de una línea de simpatizantes, los cuales se encuentran diluidos en diversos partidos políticos, grupos espirituales -paganos y católicos-, los cuales se encuentran ahí por razón de que son muy eficientes en su trabajo", indicó a IPS un afiliado de de la agrupación.
"Último Reducto" es otro movimiento identificado con el nazismo, fundado por un personaje que responde al seudónimo de Agustín Torruco.
El vínculo de México con los nazis comenzó en 1924, a raíz del arribo a este país latinoamericano de Arthur Dietrich como agregado de Prensa de la embajada alemana. El diplomático era pariente de Otto Dietrich, estrecho colaborador de Joseph Goebbels, quien después fue ministro de la Propaganda del régimen nazi.
Dietrich fundó la Comunidad del Pueblo Alemán en México, el Colegio Alemán, la Organización para el Extranjero y el Partido Nacional Socialista. En la década de los años 30 vivían en México unos 6.500 alemanes, muchos de ellos simpatizantes de las ideas de Hitler.
Poco a poco, surgieron varias publicaciones proselitistas nazis, como "Defensa", el "Periódico Alemán" y la revista "Timón", que comenzó a editarse en febrero de 1940, dirigida por José Vasconcelos, quien en la década de los 20 participó en la Revolución Mexicana, fue secretario de Educación y candidato a la presidencia.
El presidente Lázaro Cárdenas (1934-1940) debió pasar a vender el petróleo al régimen nazi, después que los gobiernos de Estados Unidos y Gran Bretaña bloquearon la adquisición del combustible, en represalia por la nacionalización de los hidrocarburos, recuerda el periodista Juan Cedillo en su libro "Los nazis en México"
En el Archivo General de la Nación se encuentra el informe "El nazismo en México", que se mantuvo confidencial largo tiempo y que detalla la campaña del gobierno de Hitler para promover la ideología nacional socialista en este país norteamericano.
En 1940, con la guerra mundial iniciada desde septiembre de 1939, Cárdenas ordenó la expulsión de Dietrich, clausuró "Timón" y rompió relaciones diplomáticas con la Alemania nazi.
Un año después, Estados Unidos difundió un listado de unas 1.800 empresas alemanas e italianas en América Latina y presionó a los gobiernos a intervenirlas. Las autoridades mexicanas actuaron en esa línea en 1942 con las fincas de café y otras compañías.
En esos sucesos yace la semilla que germinó en la aparición de movimientos neonazis que defienden la supremacía de la raza blanca en este país de 107 millones de habitantes, con predominio mestizo y con unos 12 millones de indígenas.
El PNSM tendría unos 35.000 afiliados en el país, según aseguró a IPS uno de sus integrantes, un joven blanco y cuya profesión es el diseño gráfico. "El candidato debe contestar un cuestionario de 100 preguntas y las cartas de aceptación son enviadas desde Alemania", explicó.
Además de ese partido y de "Último Reducto", otras organizaciones neonazis mexicanas serían las "Brigadas Fascistas de México", la "Unión Skinhead", "Cuarto Reich" y el "Frente Templario".
El PNSM tendría presencia en Ciudad de México y en los estados de Baja California, Jalisco, Nuevo León, Quintana Roo y Chiapas. Mientras, "Último Reducto" presume de ligas con organizaciones de una veintena de países, entre ellos Alemania, Argentina, Chile, España, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón, Portugal y Ucrania
"Pero no formamos una internacional, como lo hacen los demócratas y los comunistas", aclaró Torruco, su líder.
El artículo cuatro de la Ley Federal para Prevenir y Erradicar la Discriminación, vigente desde 2003, estipula que "se entenderá como discriminación la xenofobia y el antisemitismo en cualquiera de sus manifestaciones".
El oficial pero autónomo Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación informó a IPS que desde enero de 2004 hasta ahora solo recibió dos quejas por posibles actividades antisemitas, protagonizadas por particulares, si bien no precisó el resultado de los expedientes abiertos.
Pero se da por hecho que, en general, hay un sub registro de datos sobre agresiones con tintes racistas, porque la mayoría no se denuncian.
Los movimientos neonazis tampoco están en el radar y la agenda de las organizaciones mexicanas a favor de los derechos humanos.
Pero el tema del neonazismo en México sí es protagonista en la red de Internet. Más de 21.200 entradas sobre el tema aparecen en el buscador Google y es en la blogosfera donde la existencia de grupos cercanos a esa ideología despierta más atención y crítica.
Un ejemplo: el blog colectivo "La grilla sin partido" destaca en su portada una larga entrada sobre la "moda gradual y peligrosa" del neonazismo en México, con mofas sobre los grupos que buscan transformarse en "arios de tez morena" y que consideran inferior e indigno a quien sea diferente y no comulgue con su ideología.
También subraya la paradoja de que se definan como "defensores del orgullo criollo", cuando Hitler incluía a éstos en su catalogo de "despreciables e inferiores", junto con los negros, los latinos, los asiáticos, los judíos y los homosexuales, entre los otros.
Otro bloguero analiza que los simpatizantes del nacionalsocialismo en México son muy variopintos que se relacionan mediante grupos y foros, en portales con esos servicios y en redes sociales, y en los sitios identificados con esa ideología. Pero los cibernautas nazis tienen en común el uso del lenguaje cifrado y los seudónimos.
Se les detecta, explica, porque la mayoría incluye en sus seudónimos los números 88 o 14. El primero esconde la sigla "hh" del saludo nazi "heil Hitler", porque la "h" es la octava letra del abecedario, y el 14 alude a otro famoso lema del Tercer Reich.
"No existen grupos nazis en México. Si tres o cuatro muchachos se reúnen a hablar de esa época, no es grupo, es una cosa inexistente. Hay personas aisladas a quienes les gusta estudiar aquella época o cambiar impresiones", desestimó en cambio Borrego, quien rechaza el calificativo de pro nazi con que le mencionan esos blogs.
El primer libro de Borrego fue publicado en 1953 bajo el título de "Derrota mundial", con prólogo de Vasconcelos, y ha sido un éxito de ventas.
En Excélsior, un diario ya desaparecido, "seguía el curso de los acontecimientos de las agencias internacionales, que eran la versión oficial de los que ganaron", relató el autor.
A su juicio durante la guerra mundial "se hizo aquí un grupo de anunciantes aliadófilos que no estaban de acuerdo con que se publicaran noticias de la guerra del lado de Alemania. Ahí me di cuenta de que había una especie de conjura, para que se conociera una versión".
En la edición de 2008 de Feria Internacional del Libro de Guadalajara, la más importante en lengua española, fue suspendida la prevista participación de Borrego, con el alegato de motivos de seguridad.
Torruco empezó a albergar ideas neonazis tras leer a los 14 años "Mi lucha", ideario ideológico de Hitler. Posteriormente, ingresó en el ya desaparecido Partido Demócrata Mexicano (PDM), fundado en 1975, y estableció contacto con miembros de la Unión Nacional Sinarquista, un grupo de corte nacionalista y ultra católico surgido en 1937.
Con la desaparición del PDM en 1987 y el debilitamiento del sinarquismo, "emprendimos junto con otros fieles camaradas otros caminos directamente relacionados con tener una agrupación estrictamente nacional socialista", dijo Torruco.
"El nacionalsocialismo tiene un fundamento racial pero en especial es socialista, nacionalista y de los trabajadores. Nos encontramos combatiendo al sistema de la usura, defendemos la moral de nuestro pueblo de raíz pagana y cristiana", manifestó.
Aunque aseguró que, a diferencia del PNSM, su movimiento no persigue la supremacía racial, dijo querer que los pueblos indígenas "mejoren racialmente, vía la buena alimentación, el deporte y la educación".
"Integrantes del partido suelen venir desde Alemania y militantes mexicanos viajan hacia allá", explicó el miembro anónimo del PNSM.
Además de Borrego, quien escribe ahora un libro sobre la coyuntura política y social de México, otros revisionistas históricos del nazismo son los españoles Joaquín Bochaca y Mauricio Carlavilla, el inglés David Irving, el argentino Julio Menvielle y el belga León Degüelle, quien vivió en México durante algún tiempo.