Venezuela entregó concesiones a consorcios liderados por las firmas trasnacionales Chevron y Repsol, para extraer petróleo de la sudoriental Faja del Orinoco, justo cuando especialistas debaten sobre si el mundo vive una abundancia del recurso o el inicio de la declinación final de los yacimientos.
La estadounidense Chevron, asociada a las firmas japonesas Mitsubishi e Inpex, y a la local Suelopetrol, pagará 500 millones de dólares por los derechos para explotar un campo capaz de producir diariamente entre 400.000 y 480.000 barriles (159 litros), durante 40 años.
La española Repsol se unió a la malasia Petronas y las indias ONGC, Indian Oil y Oil India, que pagarán 1.050 millones de dólares por los derechos de explotación de un campo vecino del que podrán extraer, durante décadas, 480.000 barriles diarios.
Según estos pactos alcanzados este mes, así como otros en diciembre y enero con la italiana ENI y con un consorcio de cuatro empresas rusas, la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa) detentará 60 por ciento de acciones en las sociedades mixtas que se formarán para administrar cada concesión.
El esquema ya rige para asociaciones en la Faja que desde la década anterior entregan medio millón de barriles por día, de Pdvsa con la francesa Total y la noruega Statoil, en otra con Chevron y en una más con las chinas CNOC y Petrochina.
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En tanto, Exxon y ConocoPhillips, de Estados Unidos, rehusaron continuar como socios después que en 2007 Caracas cambió las reglas del juego.
Venezuela espera que en la Faja se inviertan hasta 80.000 millones de dólares, para llevar su producción de los actuales tres millones de barriles diarios a cinco millones de unidades en el año 2016, dijo el ministro de Energía, Rafael Ramírez.
Las inversiones se prevén en infraestructura de producción, tecnología y capital de trabajo, además de que como el crudo de la Faja es muy pesado, deben construirse mejoradores que lo transformen en petróleo liviano o mediano, y asimismo oleoductos, instalaciones portuarias y posiblemente una nueva refinería.
La Faja es una enorme mancha de petróleo, extendida bajo 55.000 kilómetros cuadrados de llanuras inmediatamente al norte del río Orinoco, a unos 400 kilómetros al sudeste de Caracas, y desde hace décadas se estima su volumen en alrededor de 1,2 billones (millones de millones) de barriles de crudo, en su mayor parte extrapesado o no convencional.
Pero sólo un porcentaje del crudo depositado en ese subsuelo es recuperable. ¿Cuánto? Eso es parte del debate actual.
Mientras Pdvsa sellaba sus negociaciones, el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés) produjo un informe según el cual técnicamente podrían extraerse de la Faja unos 513.000 millones de barriles, es decir, un factor de recobro o recuperación superior a 40 por ciento.
Ese volumen equivale a la suma de las actuales reservas de Arabia Saudita, Irán e Iraq, que junto con Venezuela y otros ocho países integran la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP).
"Estamos diciendo que es un petróleo técnicamente recuperable con las tecnologías que conocemos, no decimos que sea económicamente recuperable hoy", advirtió el geólogo del USGS Chris Schenk apenas su organización divulgó el informe.
El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, ordenó al ministro Ramírez buscar los estudios del USGS para acompañar las tareas de "certificación de reservas", que adelantan una docena de compañías estatales de varios países, incluidos algunos de escasa experiencia o no petroleros, como Cuba, Chile y Uruguay.
Venezuela quiere cerrar 2010 con la certificación de que en la Faja tiene reservas por 235.000 millones de barriles, que sumados a unos 90.000 millones en otras áreas le colocarían muy por delante del actual líder, Arabia Saudita, cuyo subsuelo guarda 264.000 millones de barriles, en su mayoría crudos livianos y medianos.
Para eso, el factor de recobro debería ser 20 por ciento, pese a que Pdvsa estimó que actualmente puede recuperar entre 8,1 y 8,5 por ciento, y ese es aproximadamente el factor de recuperación con el que trabajan las asociaciones establecidas en la Faja.
"Es increíble que el informe de la USGS no haya mencionado que el factor de recobro para reservas es el de las cantidades recuperables en un horizonte de 30 años, con métodos desarrollados y comprobados", dijo a IPS el experto Aníbal Martínez, presidente de la Academia Nacional de la Ingeniería de Venezuela.
Según Martínez, autor de varios libros sobre la clasificación de los crudos, "el factor de recobro actual de los campos es de 8,4 por ciento. La cuantía recuperable o no, pudiera lograrse, o no, tal vez a mediados del próximo siglo, con la terminación de todas las actividades que requieren las cientos de áreas, conforme a las características de los tres o cuatro programas piloto llevados a término al día de hoy".
El programa gubernamental venezolano supone un factor de recobro de 20 por ciento, "lo que no es sino un capricho impuesto por decreto", según Martínez, para quien esos números y los del USGS no son más que "el más soberbio engaño urdido en la industria petrolera internacional".
Un informe preparado por Terry Macalister, editor de energía del periódico británico The Guardian, advirtió en noviembre que Estados Unidos presionaba a la Agencia Internacional de Energía (AIE) para dar la impresión de que hay más reservas de petróleo en el mundo de las que en realidad existen.
La AIE, nacida en 1974 tras la primera gran crisis petrolera, como una asociación de defensa de los intereses de los mayores consumidores del mundo y en contrapartida a la OPEP, aglutina actualmente a los mismos 30 países que integran la Organización de Cooperación y Desarrollo, la mayoría del Norte industrial.
La razón sería que podría generarse una nueva ola de pánico en los mercados financieros si estos advierten que en verdad el planeta alcanzó el pico de producción (peak oil) descrito por el geofísico estadounidense King Hubbert, y el conjunto de los yacimientos en lo sucesivo sólo declinarán.
"Es posible. Se trata de medidas como incentivar el ahorro de combustible que practican los países industrializados en tanto se dan a la tarea de buscar y controlar nuevas reservas que pudieran existir a profundidades mayores de las conocidas", comentó a IPS Rafael Quiroz, asesor petrolero del Banco Central de Venezuela.
Heliodoro Quintero, ex gobernador de Venezuela ante la OPEP, dijo a IPS que "la información sobre esas hipótesis es todavía insuficiente, aunque la verdad es que las reservas mundiales ya están de por sí suficientemente altas".
Conforme a estadísticas de la corporación British Petroleum, el mundo tiene en reservas 1,26 billones de barriles (1,07 billones en 1998 y un billón en 1988), es decir, petróleo para 40 años a la tasa actual de consumo de 31.000 millones de barriles al año.
Estudios de la AIE estiman que el consumo pasará de los actuales 85 millones de barriles diarios a 88 millones de unidades en 2015 y 105 millones en 2030.
También advierten que campos como el Mar del Norte, donde se producen unos cuatro millones de barriles diarios, declinan a razón de siete por ciento anual, y el economista jefe de la AIE, Fatih Birol, ha advertido que "los días del petróleo fácil ya se han ido".
Es lo que lleva a las compañías a buscar hidrocarburos aún más costosos, como los situados a gran profundidad bajo el Atlántico brasileño, los pesados de la Faja del Orinoco o las arenas bituminosas de Athabasca, en Canadá, cuya explotación requiere precios sostenidamente muy por encima de 50 dólares el barril.
En Brasil, a pesar de esos datos, quizás para apurar a los inversores, el presidente de la corporación Petrobras, José Sergio Gabrielli, dijo en una conferencia en diciembre que el mundo llega al "peak oil" este mismo año y la capacidad de producción global declina a razón de cinco por ciento anual.
Por ello, se requieren inversiones nuevas en países como Brasil e Iraq, según Gabrielli, pues el mundo necesita desarrollar una capacidad equivalente a "una Arabia Saudita cada dos años" para compensar la declinación global promedio de cinco por ciento en los yacimientos. El reino saudí produce nueve millones de barriles diarios. Ello explica el júbilo por reingresar a la Faja de Venezuela de trasnacionales como Chevron, cuyo vicepresidente George Kirkland dijo que "esperamos ser parte de esta nueva oportunidad que ampliará el desarrollo de uno de los más grandes recursos de hidrocarburos del mundo"-
Quintero advirtió que a las socias en la Faja se les han disminuido regalías e impuestos, y críticos de izquierda como Pablo Hernández Parra llamaron la atención acerca del esquema de empresas mixtas, que en su opinión desnacionaliza la actividad, así como aceptar que sean tribunales internacionales la solución de controversias.