Las cientos de miles de niñas y mujeres en riesgo de ser víctimas de una mutilación genital en Europa llevaron a varias organizaciones de derechos humanos a lanzar una campaña frente a gobernantes de la región contra lo que califican de procedimiento brutal y peligroso.
La llamada mutilación genital femenina (MGF) es un término genérico que comprende diferentes procedimientos como la extirpación total o parcial de los genitales externos de la mujer u otro tipo de intervenciones en sus órganos sexuales sin justificación médica.
Se trata de una práctica condenada por varios gobiernos, organizaciones médicas y de derechos humanos del mundo.
Los gobiernos europeos aprobaron leyes que prohíben el procedimiento, pero los activistas sostienen que lejos de erradicarla, se mantiene en varias comunidades.
"Necesitamos actuar. Es alentador el compromiso político, pero llegó la hora de tomar medidas actuales en el ámbito local y europeo", dijo a IPS Christine Loudes, quien encabeza la campaña liderada por la oficina de este continente de Amnistía Internacional.
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Unas 140 millones de mujeres y niñas fueron mutiladas en el mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Además se estima que unas 8.000 más pueden sufrir ese procedimiento al día.
El tipo de procedimiento que se practica depende de factores étnicos y de la ubicación de las comunidades. Bebés menores de un año pueden llegar a ser mutiladas, aunque lo habitual es que sean adolescentes de unos 15 años.
La ablación se realiza en lo que los activistas califican de condiciones "horrorosas". Jóvenes aterradas suelen ser sujetadas por practicantes tradicionales que emplean objetos cortantes, como cuchillos, hojas de afeitar o vidrios rotos, aunque hay pruebas de la intervención de profesionales médicos.
La OMS define cuatro tipos de MGF.
Primero la clitoridectomía: resección parcial o total del clítoris (órgano pequeño, sensible y eréctil de los genitales femeninos) y, en casos muy infrecuentes, solo del prepucio (pliegue de piel que rodea el clítoris). Segundo, la escisión: resección parcial o total del clítoris y los labios menores, con o sin escisión de los labios mayores.
En tercer lugar, la infibulación, estrechamiento de la abertura vaginal para crear un sello mediante el corte y la recolocación de los labios menores o mayores, con o sin resección del clítoris; y por último, todos los demás procedimientos lesivos de los genitales externos con fines no médicos, tales como la perforación, incisión, raspado o cauterización de la zona genital.
Las comunidades que la practican alegan que es para proteger a las niñas de deseos sexuales ilícitos o porque los genitales femeninos son antihigiénicos. En algunas sociedades, las mujeres que no fueron mutiladas son consideradas impuras y tienen prohibido manipular alimentos y agua.
Pero organizaciones médicas sostienen que la MGF no tiene ningún beneficio médico e implica varios riesgos.
A corto plazo puede provocar una gran pérdida de sangre, dolor crónico, infecciones y hasta la muerte a causa de la conmoción, la misma hemorragia o septicemia.
A largo plazo, las consecuencias son infecciones, úlceras genitales, daños al sistema reproductivo así como problemas psicológicos como trastorno por estrés postraumático.
Un estudio realizado por la OMS en seis países africanos muestra que las mujeres que fueron mutiladas tienen significativamente más riesgos de sufrir complicaciones durante el parto. La práctica también tiene consecuencias negativas en los recién nacidos.
Entre uno y dos bebés cada 100 partos mueren a causa de la MGF, según la OMS.
Hay mucha documentación sobre el procedimiento en África y Medio Oriente y en algunas comunidades de América del sur y central, lo que hace pensar que la MGF se limita a las zonas más pobres y menos desarrolladas del mundo, señalan activistas de derechos humanos.
Pero la migración propagó la práctica en Europa. Amnistía Internacional y la OMS señalan que hay más de 500.000 mujeres mutiladas en este continente y unas 180.000 al año están en peligro de serlo.
La ex supermodelo somalí Waris Darie, quien fuera mutilada de niña, tiene su propia fundación contra la MGF en Viena.
"La práctica florece de forma ilegal en varias comunidades de Europa, pese estar prohibida", señaló Darie. "La ablación es tabú en muchos países", indicó.
"En Europa la practican comunidades de inmigrantes originarios de África o Asia. La estimación de las 500.000 víctimas que hay en Europa se basa en casos africans, pero el procedimiento también se practica en muchos países asiáticos y también en Iraq e Irán (común entre los kurdos), de donde proceden muchos de los refugiados que llegan a este continente", explicó Darie.
"Sabemos que muchos padres aprovechan las vacaciones escolares para llevar a sus hijas a operarse en sus países de origen", apuntó.
Los procedimientos realizados en Europa "se practican de forma ilegal y es imposible tener cifras precisas. Hay casos de médicos involucrados, pero normalmente son practicantes africanos que suelen venir especialmente para realizar la ablación", señaló.
La dimensión real del problema en este continente puede ser mucho mayor a lo que sugieren las estadísticas, según la OMS.
"Se realizaron estudios de pequeña escala en Europa y mucho de lo que sabemos al respecto son suposiciones y estimaciones", reconoció Elise Johansen, portavoz de la OMS sobre MGF.
"Es muy difícil conocer la verdadera dimensión del problema de la mutilación porque muy pocas personas admiten haberla realizado porque es ilegal. La situación podría ser mucho peor de lo que creemos", añadió.
Hay leyes que prohíben de forma específica la MGF en algunos países europeos como Austria, Bélgica, Chipre, Dinamarca, España, Gran Bretaña, Italia, Noruega y Suecia. También es ilegal en Francia, donde en más de 30 casos de mutilaciones se dictaron penas de prisión.
Pero las leyes no son del todo efectivas, según las organizaciones humanitarias. Las dificultades para detectar el problema y la falta de denuncias, así como la carencia de pruebas suficientes para iniciar un juicio impiden proteger a las niñas en riesgo.
Además, las organizaciones humanitarias denuncian la falta de claridad legal en materia de asilo para las mujeres que huyen de sus países para evitar ser mutiladas.
"La MGF es motivo de asilo según las directivas de la UE, pero no todos los países del bloque la introdujeron en su legislación y algunas mujeres no reciben la protección que deberían", dijo a IPS Prerna Humpel, portavoz de la campaña de Amnistía, que lanzó la campaña con 12 organizaciones más para urgir a los gobernantes a que tomen más medidas para detener la práctica.
La campaña "END FGM" ("Terminar con la MGF) incluye actividades en Lisboa, Viena, Nicosia, Bruselas y Londres este mes y el que viene.
La iniciativa se propone presionar a los funcionarios de la UE a adoptar medidas para proteger a las mujeres y a las niñas, incluida asistencia médica para las mutiladas, mejores mecanismos de protección contra la violencia y pautas de asilo claras para las personas que podrían ser víctimas de MGF en sus países.
También mejorar la recolección de datos sobre la prevalencia del problema en Europa e incluir la temática en la agenda para el diálogo entre la UE con los países donde prevalece la práctica.
Las organizaciones humanitarias también urgen a los gobiernos a lanzar campañas de información porque es la mejor forma para contribuir a detener la MGF.
"Es necesario tratar el asunto de forma sistemática y reiterada en las comunidades que la practican", remarcó Johansen, de la OMS. "Está probado que es la forma más efectiva de reducir la MGF. Es necesario educar e informar al respecto a las personas que la realizan. Ya se hace en África, pero falta algo similar en Europa", añadió.
"Es responsabilidad del gobierno implementar una campaña de ese tipo", sentenció.