La miseria en la capital de Haití domina las noticias internacionales casi una semana después del terremoto que sacudió este país isleño, mientras la indispensable ayuda humanitaria tarda demasiado en llegar.
Aunque organizaciones y gobiernos donantes ya han desembolsado millones de dólares en ayuda y todos los días hay algún jefe de Estado de visita en Haití, poco ha cambiado en las calles de Puerto Príncipe desde el sismo del martes 12. Los haitianos se han movilizado, pero no es mucho lo que pueden hacer sin la ayuda internacional.
Ahora se ven más tiendas de campaña en los sitios donde se aglomeran los habitantes, lejos de las estructuras ruinosas en peligro de derrumbe. En una plaza pública frente al derruido palacio de gobierno, una joven pareja explicó que un haitiano acaudalado les había dado la tienda amarilla que los cubría.
Esa zona, llamada Chanmas, parece un lugar ideal para distribuir suministros de ayuda, ya que en ella hay miles de personas que están sentadas y compartiendo alimentos y refugio de manera ordenada, a diferencia de otros sitios que son presa del caos. Sin embargo, la gente del lugar declaró el fin de semana que ningún trabajador humanitario había pasado por allí para darles algo.
Dos helicópteros de la Armada estadounidense pasaron en direcciones opuestas mientras este periodista dialogaba con los residentes. En el derruido aeropuerto de Puerto Príncipe, del cual Estados Unidos tomó control a pedido del presidente de Haití, René Préval, se podía ver a cientos de soldados de ese país.
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El secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-Moon, pidió a los haitianos frustrados por la demora de la ayuda internacional que tuvieran paciencia, para evitar así disturbios y saqueos.
El despliegue de ayuda se está haciendo ahora de manera más coordinada y eficiente, dijo Ban después de visitar la sede destrozada de la ONU en Puerto Príncipe, donde 37 empleados de la organización murieron, entre ellos el jefe de la misión, Hedi Annabi.
Entregar alimentos y agua diariamente a dos millones de personas en medio de las ruinas será "un gran desafío", advirtió el secretario general. Además de que el aeropuerto de Puerto Príncipe no está en condiciones de funcionar, el puerto también está gravemente dañado y muchas rutas siguen cortadas por los escombros de los edificios y los cadáveres de las víctimas.
La organización humanitaria Médicos sin Fronteras (MSF) declaró que no se le permitió aterrizar en el aeropuerto a uno de sus aviones que llevaba suministros médicos esenciales.
"Pese a las garantías dadas por la ONU y por el Departamento de Defensa de Estados Unidos, un avión de carga de MSF que llevaba un hospital quirúrgico inflable fue impedido de aterrizar en Puerto Príncipe y desviado a Samana, en República Dominicana", declaró MSF el domingo.
"Esto hace demorar 24 horas más la llegada del hospital", lamentó la organización.
República Dominicana, que comparte la isla caribeña de La Española con Haití, también está planificando con las autoridades haitianas la apertura de un corredor alternativo para entregar la ayuda humanitaria desde de la ciudad dominicana de Barahona, en el sur del país.
Con las víctimas fatales y los desaparecidos aún por contar, el primer ministro de Haití, Jean-Max Bellerive, estimó que 100.000 muertos "sería lo mínimo". Mientras, el ministro del Interior informó que se han recuperado 50.000 cadáveres.
Ministros de la Unión Europea convocaron este lunes a una reunión de emergencia para determinar los costos de la reconstrucción masiva que será necesaria en los próximos meses. La ONU realizó un llamamiento a los donantes para reunir 562 millones de dólares para Haití, que antes del terremoto ya era el país más pobre del hemisferio occidental.
El dinero solicitado por la ONU ayudaría a unos tres millones de afectados por unos seis meses. La mitad de los fondos se destinarían a ayuda alimentaria de emergencia y el resto al suministro de agua y saneamiento, servicios de salud y nutrición, primeras tareas de recuperación, educación en la emergencia y otras necesidades clave.
Mientras, muchas partes de la devastada capital haitiana siguen sin señales de ayuda exterior.
En el suburbio de Santo, decenas de hombres organizaron una operación de búsqueda y rescate en una montaña de escombros. Por toda la ciudad hay equipos pesados de la empresa nacional de construcción CNE.
En el edificio en ruinas del Parlamento, en el centro de Puerto Príncipe, una máquina excavadora recuperó los cuerpos de varios legisladores que yacían en la calle.
Un grupo de seguidores del partido político mayoritario Fanmi Lavalas arrastraron el cuerpo rígido de un dirigente partidario llamado Bob Molière hasta una carretilla de mano, lo transportaron casi dos kilómetros hasta una zona verde junto al mar y arrojaron el cadáver dentro de una fosa de poco más de un metro de profundidad que habían cavado poco antes.
Marianne Molière, la viuda, mostró un sobre con fotos de su difunto esposo, que en una de ellas aparecía dándose la mano con el ex presidente Jean-Bertrand Aristide.
Las personas reunidas en el lugar no tenían idea de que Aristide, derrocado por un golpe de Estado en 2004, había reclamado que se le devolviera el poder desde su exilio en Sudáfrica. Al enterarse, comenzaron a sonreír y hablar entusiasmadas.
Tras el golpe de Estado, Molière fue encarcelado por un año.
Lu tumba permaneció abierta unos minutos, hasta que un montón de tierra fue cubriendo el cuerpo hasta tapar el brazo rígido del hombre, que apuntaba hacia el cielo.