La intención de Irán de construir 10 nuevas plantas de enriquecimiento de uranio para aumentar su capacidad de generación de energía atómica es considerada «inaceptable» para el gobierno de Estados Unidos. Anunció que aumentará la presión para evitar su concreción.
La advertencia del gobierno estadounidense de Barack Obama, divulgada el lunes en momentos en que Teherán arrestaba a cinco ciudadanos británicos cuyo velero se había internado en aguas territoriales iraníes, es el último indicio de que la tensión entre Irán y las potencias occidentales escalan rápidamente.
Aunque expertos independientes consideran sumamente improbables los planes de Irán, anunciados el domingo por el presidente de ese país, Mahmoud Ahmadineyad, coinciden en que su mero anuncio daría fuerza a la postura de aquellos en Israel y Occidente que favorecen a la confrontación sobre la diplomacia.
De hecho, el neoconservador diario Wall Street Journal aprovechó el lunes el anuncio de Ahmadineyad para argumentar por una línea mucho más dura, incluso de "ataques militares" contra Irán.
"Hasta que el presidente, sus asesores y los europeos se percaten de que sólo las sanciones punitivas o los ataques militares obligarán (a Irán) a reconsiderar sus ambiciones nucleares, la República Islámica envalentonada seguirá marchando con seguridad hacia la bomba sobre las ruinas de las mejores intenciones" de Obama, escribió el Wall Street Journal en su editorial.
El anuncio de Ahmadineyad vino como respuesta a una resolución de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) que exige el cese de la construcción de una planta de enriquecimiento de uranio cerca de la ciudad de Qom, 125 kilómetros al sur de Teherán.
La misma fue aprobada el viernes por los 35 gobernadores del organismo, entre ellos los representantes de China y Rusia.
Irán informó a la AIEA de la existencia de la planta en Qom a fines de septiembre. Las potencias occidentales sostienen que Teherán tendría que haber avisado antes su intención de construirla, de conformidad con las normas del organismo con sede en Viena.
Pero Irán insiste en que no estaba obligado a hacerlo.
Irán anunció la existencia de la planta de Qom en la víspera de la primera, y hasta el momento única, ronda de negociaciones entre Teherán y los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia) más Alemania, conocido como el P5+1, sobre el programa nuclear iraní.
Aunque todas las partes habrían accedido en principio a transportar aproximadamente 75 por ciento del uranio de bajo enriquecimiento iraní para reprocesarlo en Rusia y Francia a niveles que podrían utilizarse para la producción de isótopos médicos, Irán posteriormente criticó las condiciones del acuerdo.
Que Teherán no haya dado un sí o un no definitivo, y ni siquiera haya acordado una reunión posterior, es considerado un indicio de una creciente lucha de poder entre las facciones moderadas y de línea dura en el régimen islámico tras las disputadas elecciones presidenciales de junio pasado.
El anuncio de Ahmadineyad de que Irán pretende construir 10 plantas nucleares más de la misma escala que su instalación en la ciudad central de Natanz también es visto como parte de esa lucha, especialmente porque al principio parecía estar a favor del acuerdo.
"El anuncio sugiere que la facción de línea dura es más fuerte en el debate interno sobre si habrá de buscar algún tipo de acuerdo diplomático con la comunidad internacional", dijo Wayne White, destacado analista sobre el Medio Oriente en el Departamento de Estado (cancillería) hasta su jubilación en 2005.
"Uno se pregunta si no están enviando señales no sólo a Occidente sino a otros en el gobierno de que no hay forma de que vayamos a hacer esto", agregó.
Junto con el anuncio de Ahmadineyad, el parlamento iraní instó el domingo al gobierno a que reconsidere su cooperación con la AIEA, mientras los legisladores de línea dura piden que el país abandone de plano el Tratado de No Proliferación Nuclear (NPT, por sus siglas en inglés), de 1968, que restringe la posesión de armas de este tipo sólo a los cinco miembros del Consejo de Seguridad.
"Si un país quiere verdaderamente conseguir la energía nuclear, no deberá intentarlo a través de la AIEA y el NPT, porque ellos no sirven", declaró el presidente del parlamento Alí Larijani, un elemento clave de la línea dura y asesor del líder iraní, el ayatolá Alí Jamenei. "Occidente está en una encrucijada. O aceptan nuestro programa nuclear, o Irán utilizará sus propias capacidades", advirtió.
La reacción inicial de Washington al anuncio de Ahmadineyad fue relativamente contenida. En una declaración escrita, el portavoz Robert Gibbs dijo que los planes de Irán, de implementarse, serían "otra grave violación a las claras obligaciones iraníes ante numerosas resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, y otro ejemplo de que Irán elige aislarse a sí mismo".
Pero la embajadora de Washington ante la ONU, Susan Rice, pareció endurecer la postura del gobierno, y calificó al anuncio de "completamente inapropiado" y "francamente inaceptable".
"Mientras Irán toma opciones que parecen indicar que en esta etapa no está preparado ni dispuesto a aceptar las propuestas sobre la vía de la participación, entonces pondremos más énfasis en la vía de la presión", agregó.
"El tiempo es breve y somos serios acerca de implementar en su plena extensión esa política de doble vía", declaró.
Obama dijo que seguiría su política de "relacionamiento" hacia Irán hasta fin de año, antes de considerar si la continuaba o adoptaba sanciones para presionar al régimen.
Los aliados europeos de Washington también amenazaron con imponer sanciones económicas si Irán mantiene su desafío.
China, sin embargo, se mantuvo en silencio, mientras el ministro de energía de Rusia, Sergei Shmatko, insistió en una conferencia de prensa conjunta con el canciller iraní que existía "buen margen para continuar las negociaciones".
Aunque tanto China como Rusia apoyaron la resolución de la AIEA que exigió a Irán el cese de la construcción de la planta en Qom, no queda claro si las dos potencias, con poder de veto en el Consejo de Seguridad, darán su respaldo a las sanciones económicas contra Teherán.
La mayoría de los expertos en Washington descartaron los planes de Ahmadineyad como una locura desde el punto de vista técnico y económico. También precisaron que ese tipo de decisión le corresponde al Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Jamenei, y no a Ahmadineyad y su gabinete.
"En mi opinión, esta es una clásica respuesta fanfarrona de Ahmadineyad a la reciente resolución de la AIEA que criticó a Irán", escribió Gary Sick, un especialista en Irán de la neoyorquina Universidad de Columbia, en su blog.
Pero el analista White advirtió que el anuncio "habrá de inflamar lo que de por sí es una situación tensa".
John Bolton, ex embajador en la ONU del gobierno de George W. Bush (2001-2009), dijo que tomó el anuncio de Irán con seriedad. "Una consecuencia de un Irán con 10 nuevas plantas de enriquecimiento (nuclear) sería que incrementa drásticamente la dificultad de contrarrestar con un ataque militar", dijo a la publicación en internet National Review Online.
Aunque descartó que Obama tome medidas militares contra las plantas nucleares iraníes, Bolton, que ahora pertenece al neoconservador American Enterprise Institute, dijo que "es más probable" que Israel tome acción preventiva por su cuenta.
*El blog en inglés de Jim Lobe sobre la política exterior de Estados Unidos se puede leer en http://www.ips.org/blog/jimlobe/.