Venezuela, pese a su condición de potencia petrolera, es una de las voces de América Latina que con fuerza exigen un ambicioso acuerdo en la 15 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP15), que concluirá este viernes en la capital danesa.
Los países de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), que celebraron el lunes su cumbre en La Habana, denunciaron intentos del Norte industrializado de obstaculizar un acuerdo justo en la conferencia internacional sobre cambio climático.
Además, afirmaron que esas naciones hacen esfuerzos para matar al Protocolo de Kyoto, que constituye, según expresan, "el régimen jurídico vinculante vigente que norma la respuesta y la cooperación internacional para el enfrentamiento del calentamiento global".
El ALBA está conformado por Antigua y Barbuda, Bolivia, Cuba, Dominica, Ecuador, Honduras, Nicaragua, San Vicente y Granadinas y Venezuela.
IPS/TerraViva dialogó con el diputado venezolano oficialista Ricardo Capella, también miembro del Parlamento Amazónico, que participa de las actividades del Klimaforum, la reunión de la sociedad civil que se realiza en Copenhague de forma paralela a la COP15.
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El Parlamento Amazónico es un organismo de carácter permanente creado en 1989 por iniciativa del Congreso de Perú, e integrado por legisladores de los países de la cuenca (Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Suriname y Venezuela).
IPS: ¿Cómo compagina Venezuela su postura contra el recalentamiento planetario con su condición de país petrolero?
RICARDO CAPELLA: Nosotros somos leales al Protocolo de Kyoto y somos fuertes protectores de la Amazonia.
Sobre el consumo de combustibles fósiles, por supuesto somos productores, pero tenemos programas de investigación de otro tipo de alternativas energéticas. Incluso dentro de nuestra empresa (Petróleos de Venezuela) contamos con departamentos especiales que investigan las energías alternativas.
Pero, especialmente, no evaluamos la reducción de emisiones de acuerdo con políticas económicas, sino con políticas humanas. Son dos actitudes diferentes. La política económica dice así: "Tenemos que reducir las emisiones y eso nos va a dañar la economía". Pero a nosotros no nos importa, lo importante es que no dañe a los seres humanos.
IPS: ¿Qué esfuerzos llevan a cabo en cuanto a la matriz energética?
RC: Setenta y tres por ciento de nuestra energía proviene hoy de fuentes que nacen en el Amazonas. Esto es, 73 por ciento es hidroeléctrica, no contamina. Y tenemos planes de desarrollarla aun más, pero los periodos prolongados de sequía disminuyen la capacidad de generación.
En este momento, sobre todo, la sequía, ocasionada no en tiempos normales sino por este cambio climático, nos ha hecho que baje a la mitad el estiaje de las represas, y por eso estamos en una etapa de racionamiento.
IPS: En la COP-15 se percibe una actitud más exigente de los países del ALBA respecto del resto de América Latina. ¿Hay consenso en las posturas entre todos los países de la región?
RC: Nosotros representamos al ALBA. No podemos hablar por el resto. Incluso dentro del bloque tenemos diferencias. De todas formas, con el resto de los países se está discutiendo una posición común.
IPS: ¿Cuál es el sector de población más afectado en su país y qué está haciendo su gobierno para atenderlo?
RC: Es la población indígena, en el Amazonas. Y la mayor parte de nuestras políticas están abocadas a ellos.
En Venezuela existe el Ministerio del Poder Popular para los Pueblos Indígenas, que elabora políticas exclusivas para ese sector. Además de eso, la Constitución tiene un capítulo dedicado especialmente a los pueblos indígenas.
IPS: Los gobiernos del ALBA denuncian un intento de los países del Anexo 1 (industriales) del Protocolo de Kyoto de forzar un resultado según su conveniencia, sin una verdadera discusión democrática en la COP-15.
RC: Nosotros vamos a ir con la equidad y con la participación de todos en la conferencia. No vamos a permitir que nos impongan cosas.