CAMBIO CLIMÁTICO: Sarkozy agita bandera verde

El interés del centroderechista presidente francés Nicolas Sarkozy por los asuntos ambientales llama la atención de los analistas, quienes lo conocían más por su mano dura en materia de seguridad y de política migratoria.

Manifestantes franceses reclaman que Copenhague Crédito: Martin Leers/IPS
Manifestantes franceses reclaman que Copenhague Crédito: Martin Leers/IPS
Es claro que Sarkozy quiere que lo vean como a un líder mundial en materia de cambio climático. Por eso sorprendió a amigos y enemigos en noviembre, cuando se unió a su contraparte de Brasil, el izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva, con un drástico llamado de apoyo a las naciones en desarrollo.

Luego participó en la cumbre de la Mancomunidad de Naciones realizada ese mismo mes en Trinidad y Tobago para estrechar lazos con la organización y fue uno de los primeros en criticar al presidente de Estados Unidos, Barack Obama, por viajar a Copenhague en los primeros días de la 15 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Desarrollo (COP 15) y no estar para el cierre.

Los representantes y delegados de los países procurarán fijar objetivos más drásticos en materia de reducción de emisiones de gases invernadero, causantes del recalentamiento planetario para los países en desarrollo y otros más para los no signatarios del Protocolo de Kyoto, cuyas metas fueron establecidas para 2012.

El Protocolo de Kyoto, firmado en 1997 y en vigor desde 2005, obliga a los 37 países industriales que lo ratificaron a reducir sus emisiones para 2012 a volúmenes 5,2 por ciento inferiores a los de 1990.
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El ministro de Ambiente francés Jean-Louis Borloo, quien va y viene de Copenhague a París, promueve un "fondo de justicia climática", que prevé asistencia económica a los países pobres, al que pretende que adhieran otras naciones ricas.

"Tiene que haber un plan de justicia climática para que los países pobres se adapten, crezcan y salgan de la pobreza y tengan acceso a la energía", declaró a la prensa Borloo antes del comienzo de la COP 15 el lunes, la que terminará el 18 de este mes. "Tiene que haber un acuerdo en Copenhague, es vital".

La secretaria de Estado para la Ecología, Chantal Jouanno, lanzó esta semana el trabajo preliminar de un ambicioso plan de acción nacional para lidiar con cuestiones que van desde las inundaciones hasta la "preservación del ambiente".

El propio presidente francés se reunió con organizaciones ambientalistas y anunció con bombos y platillos un "proyecto para el mundo", redactado por Borloo especialmente para Copenhague.

Sarkozy viajará a la capital danesa la semana que viene.

"Sería demasiado fácil considerarlo un espectáculo, como hacen muchos", señaló Pascal Husting, director ejecutivo del capítulo francés de la organización ambientalista Greenpeace. "Sarkozy está convencido de que hay que cambiar el sistema económico mundial mediante un ‘crecimiento verde’, un término que no nos gusta. Es algo que él considera necesario".

También se dice que el presidente francés tiene un ardiente deseo de sobresalir en el concierto internacional y de eclipsar a sus pares.

"Identificó el asunto del recalentamiento global como un área en la que puede triunfar sobre Obama y está muy motivado por ello", dijo Husting a IPS.

Pero Francia todavía debe reducir sus emisiones de gases invernadero en 30 por ciento, como reclaman los ambientalistas, en vez del 20 por ciento dispuesto por los 27 países miembro de la Unión Europea (UE).

Alemania y Francia se mostraron reacias a reducir más sus emisiones contaminantes en Bruselas, en tanto Gran Bretaña, Holanda y Suecia se mostraron dispuestas a fijar objetivos más altos. La UE aceptará en bloque un tratado obligatorio, no por país.

"El destino de Copenhague, en gran parte, se decidirá este viernes cuando el Consejo de la UE se reúna para acordar los volúmenes de reducción de emisiones de gases invernadero", señaló Husting. "Es hora de mostrar un verdadero liderazgo con cifras auténticas sobre la mesa".

Sarkozy y Borloo fueron criticados por organizaciones ambientalistas por no consultar a sus socios europeos sobre algunas de las propuestas presentadas por Francia.

París se mostró dispuesto a respaldar un fondo público internacional de unos 10.000 millones de dólares al año para ayudar a los países pobres a afrontar las consecuencias del cambio climático. Pero otros miembros de la UE no parecen tan entusiasmados.

"Borloo está convencido de la necesidad de cambiar rápido el sistema en profundidad, pero como no respeta el proceso en curso, por desgracia, no lo escuchan", señaló un analista europeo que no quiso dar su nombre. "Los otros miembros de la UE ignoran su plan de justicia climática porque no fue elaborado con ellos", añadió.

Las acciones de Sarkozy y Borloo deben entenderse a la luz de la posición de la ciudadanía francesa sobre temas ambientales.

En las elecciones europeas de junio, la coalición francesa de los verdes Europe Ecologie reunió 16,28 por ciento de los sufragios, una votación histórica que los ubicó en tercer lugar detrás de la Unión por un Movimiento Popular (UMP), de Sarkozy, y del Partido Socialista.

"La opinión pública francesa es muy madura y es totalmente consciente de lo que está en juego en Copenhague, en especial la necesidad de ayudar a los países más vulnerables", declaró Borloo.

"Además, los franceses se mostraron a favor de una ecología positiva, una fuente de crecimiento y empleo. Esa es la estrategia de Francia", subrayó.

En aras de sensibilizar a la "nueva generación" acerca del desarrollo sostenible desde muy temprano, el ministro francés invitó a cuatro estudiantes de secundaria a integrar la delegación oficial que viajó a Dinamarca.

El presidente francés escuchará esta semana las propuestas de organizaciones ambientalistas como Greenpeace antes de partir para la capital danesa. Parece sensible a la opinión de éste, si se tiene en cuenta que se reunió con dirigentes suyos al día siguiente de asumir la presidencia en 2007, según Husting.

Pero para muchos franceses, el gobierno no hace lo suficiente. Miles de ciudadanos se manifestaron con bombos y platillos el sábado en distintas partes del país para reclamar a las autoridades que se aseguraran de que Copenhague no sea un fracaso.

Con seguridad, Sarkozy acuse recibo pues se vienen las elecciones regionales de marzo.

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