Pacifistas y expertos reclaman la rápida abolición de las armas nucleares porque ponen en riesgo la existencia misma de la Tierra. Además sostienen que la energía atómica no es una solución al cambio climático.
Sue Wareham integra el directorio australiano de la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN, por sus siglas), que llama a los gobiernos a negociar una convención que prohíba su desarrollo, los ensayos, su producción y su uso.
Hay que aprovechar el poder de la fe para lograr la paz mediante el desarme, la abolición de las armas nucleares, la erradicación de la pobreza y las acciones contra el cambio climático, señaló Wareham frente al Parlamento de las Religiones del Mundo durante uno de los encuentros dedicados a la temática en esta ciudad australiana.
Este miércoles fue el último de los siete días de reuniones del Parlamento, que agrupa a comunidades religiosas y espirituales de diferentes partes del mundo para discutir asuntos relacionados con la paz, la diversidad y la sustentabilidad.
Wareham cree que su trabajo en la Asociación Médica para la Prevención de la Guerra (MAPW, por sus siglas en inglés) de Australia, de la que fue presidenta, es fundamental en el marco de su compromiso para proteger la vida y mejorar el bienestar humano.
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Médica de profesión, Wareham conversó con IPS sobre su pasión por la búsqueda de un mundo sin armas nucleares.
IPS: ¿Por qué hay un sentimiento de urgencia para abolir ya las armas nucleares?
SUE WAREHAM: Una de las razones por las que este asunto se vuelve cada vez más urgente es que en mayo de 2010 es la revisión quinquenal del Tratado sobre la No Proliferación de Armas Nucleares (TPN).
Está más que claro que a menos que se avance hacia el desarme y que los estados con armas nucleares den señales claras de que están dispuestos a tomar medidas para deshacerse de ellas, no podremos evitar su propagación.
El desarme atómico y la no proliferación nuclear deben ir de la mano.
IPS: ICAN aboga por crear una convención sobre armas nucleares. ¿Usted cree que es factible?
SW: Definitivamente, factible y necesario. Llamamos a todas las personas a que presionen a sus gobiernos para que promuevan una convención sobre armas nucleares durante la conferencia del TPN del año que viene. Creemos que es el camino más prometedor para que el mundo avance hacia su abolición.
El acuerdo fijaría las mismas reglas para todos los países, uno de los mayores problemas en este momento, que hay un conjunto de normas para los que tienen armas nucleares y otras para los que no las tienen.
IPS: ¿Le parece que la energía atómica, que no libera dióxido de carbono, es la panacea contra los problemas que supone el cambio climático y debe sustituir a las plantas de generación eléctrica a carbón?
SW: La energía nuclear no es una forma sensata de responder al cambio climático. Hay limitaciones físicas a la cantidad de plantas que se van a poder construir en los próximos 10 años, aproximadamente.
Incluso si hay un mayor desarrollo de la energía atómica, será muy lento porque lleva entre 10 y 15 años lograr que una planta nuclear alcance el punto necesario para producir electricidad. Necesitamos tomar medidas más rápidas.
Además, su vínculo con las armas es especialmente importante. Definitivamente hay una relación entre los ciclos de combustible militar y civil, y ése es un problema particular que seguirá existiendo mientras haya energía nuclear.
También está el problema de los desperdicios nucleares, al que ningún país le ha dado solución. Nos parece inaceptable que esta generación le deje esos residuos a las que vendrán. La realidad tecnológica y práctica es que no tenemos forma de separar los deshechos atómicos del ambiente.
Nuestro mensaje es que el mundo debe destinar una cantidad significativa de dinero a la promoción, el desarrollo y la implementación de energías renovables, como la solar, la eólica, la geotérmica y los biocombustibles, que han sido subutilizadas y no han recibido los fondos necesarios.
IPS: ¿Usted cree que la ONU (Organización de las Naciones Unidas) logró frenar la propagación de las armas nucleares o piensa que ha quedado de rehén de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad?
SW: La Asamblea General de la ONU saca todos los años una buena cantidad de resoluciones a favor del desarme nuclear y trata de promover este asunto. Creo que tenemos que diferenciar al foro mundial de algunos de los miembros del Consejo de Seguridad.
Los cinco miembros del Consejo de Seguridad tienen armas nucleares y es asombroso que la seguridad del mundo esté depositada en las manos de cinco estados que tienen las peores armas de terror.
IPS: En lo que a posesión de armas se refiere, ¿no hay un doble discurso para ricos y pobres?
SW: Hay unas 25.000 armas atómicas en el mundo en manos de nueve países, y ellos son los que realmente tienen de rehén al mundo. Notamos que algunos de ellos son los que más abogan por que otras naciones no las adquieran.
Además de ellos, hay un grupo de países, incluida Australia, que alegan estar protegidos por un "paraguas nuclear" (alianza entre Estados Unidos y países sin armas atómica basada en el concepto de que les dan seguridad), lo que también nos parece un problema.
El gobierno australiano, por ejemplo, pide a países como Irán que no se doten de armas nucleares, pero alega necesitar la protección de un "paraguas nuclear".
IPS: ¿Por qué la humanidad no ha podido afrontar el desafío de las armas nucleares con celeridad y de forma efectiva?
SW: Las naciones con armas nucleares han justificado su beneficio en base a la teoría de la "disuasión", lo que, según arguyen, evita que se desate una guerra entre ellas.
Pero es una teoría errónea porque, como vemos, así como algunas creen que tienen derecho a tener armas, otras reclaman el mismo beneficio. Es una receta para que cada país tenga el arsenal más destructivo del mundo.
Todos los países deben acatar la misma norma, que todas las armas de destrucción masiva, en especial las atómicas que son las más atemorizantes, sean destruidas.
IPS: ¿Qué pueden hacer las comunidades religiosas y espirituales para eliminar las armas de destrucción masiva?
SW: Una de las grandes cuestiones éticas de nuestro tiempo y algo que todas las religiones deben comprender es que las nucleares son las armas más destructivas y amenazadoras que se hayan creado.
Por eso creemos que las personas que se interesan y se apasionan por las cuestiones éticas tienen la responsabilidad de abogar por la abolición de las armas nucleares.
IPS: Como médica, ¿de dónde surge su pasión por la cuestión del desarme nuclear y qué alimenta su afán por lograr un mundo libre de armas atómicas?
SW: Las armas nucleares son absolutamente destructivas. Ridiculizan nuestra labor como médicos que salvamos una vida a la vez. Ponen en riesgo a miles de personas al mismo tiempo e incluso a las futuras generaciones.