El sol salió en Copenhague este sábado por primera vez en la semana, y aunque no bastó para atemperar el frío penetrante, iluminó a más de 5.000 personas que se movilizaron en la mañana convocadas por Amigos de la Tierra Internacional para protestar por la marcha de las negociaciones sobre cambio climático.
«Avalancha por la justicia climática» fue el lema de la convocatoria a la que se adhirieron activistas de más de 20 países, organizaciones sociales, de mujeres, campesinas y ambientalistas, así como decenas de jóvenes daneses que protestaron contra el sistema de compensación de emisiones de carbono.
«Justicia climática ahora», «No hay Plan B», y «Es un asunto de vida o muerte», rezaban los carteles de los manifestantes. Otros elogiaban a Tuvalu, el pequeño estado insular del Pacífico que exigió a la 15 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP-15) un acuerdo vinculante para reducir las emisiones de dióxido de carbono, causantes del recalentamiento planetario.
La marcha partió de la sede del Klimaforum, la conferencia de la sociedad civil paralela a la COP-15, tras las arengas del presidente de Amigos de la Tierra Internacional, Nnimmo Bassey, del coordinador general de La Vía Campesina, una red mundial de movimientos de trabajadores rurales, Henry Saragih, y de Amparo Miciano, coordinadora en Filipinas de la Marcha Mundial de las Mujeres.
«El mercado del carbono no tiene beneficios para el clima ni para los países en desarrollo, solo beneficia a los países industrializados, a especuladores del carbono y a los grandes contaminantes que desean que todo siga igual», afirmó Bassey.
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«Amigos de la Tierra Internacional denuncia el mercado de carbono como una solución falsa a la crisis climática, e insta a los gobiernos a buscar soluciones justas y sostenibles», añadió.
La compensación de carbono permite a los países y empresas contaminantes registrar como reducciones de sus emisiones de gases de efecto invernadero la financiación de proyectos limpios en otros países. Se supone que esos proyectos absorben el dióxido de carbono que ellos siguen lanzando a la atmósfera, «compensando» así la cantidad de emisiones.
El esquema se complementa con la venta de derechos o certificados de emisión en una suerte de bolsa de valores.
La mayoría cubiertos con capas plásticas de color azul y verde, los manifestantes avanzaron por las calles de Copenhague liderados por una cuerda de tambores de candombe, música típica uruguaya de origen africano ejecutada por miembros de la colectividad latinoamericana residente en la vecina Suecia.
En la vanguardia de la marcha se destacaba un cartel con el rostro del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y la frase «Hopenhagen», un juego de palabras en inglés que combina «hope» («esperanza», en alusión a las promesas electorales del mandatario) y el nombre de la ciudad que es sede de la cumbre climática.
Varios activistas, entre ellos el gremialista agropecuario francés José Bové, comentaron a TerraViva su satisfacción con algunas de las posturas de Obama, pero le reclamaron acciones más concretas para combatir el cambio climático.
Obama asistirá en Copenhague a la cumbre que el viernes 18 cerrará la COP-15, que se inició el lunes 7.
Escoltada por un fuerte dispositivo de seguridad, con la vigilancia aérea de un helicóptero, la marcha se desplazó hasta la sede del Parlamento de Dinamarca, donde formó un gigantesco cartel humano con la leyenda «Offsetting is a false solution» (La compensación de carbono es una falsa solución).