Un grupo de vecinos de la Villa 1-11-14, el más populoso asentamiento precario de la capital argentina, elaboran y publican una revista que pelea contra los estereotipos difundidos en los medios de comunicación masivos, que asocian a la zona con las drogas, la delincuencia y la marginalidad.
Desde Adentro es el nombre de la publicación que hace un grupo de hombres y mujeres de esta "villa miseria", como se conoce en Argentina a los barrios marginales, ubicada en el Bajo Flores, en el sur de Buenos Aires, donde se estima que viven unas 60.000 personas, muchas de ellas inmigrantes provenientes de países vecinos.
"La revista es un medio alternativo que tira unos 3.000 ejemplares y sirve de vínculo entre los distintos centros comunitarios de la ciudad", explicó a IPS Agustín Garona, uno de los redactores. "Nos reunimos los sábados, debatimos, hacemos talleres, y lo que va saliendo se traspasa al papel", describe la modalidad.
El proyecto, financiado por el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, busca "generar una mirada que contraste con las etiquetas que colocan los grandes medios, que asocian a la pobreza con la delincuencia y de esa forma sólo generan una mirada negativa hacia el barrio", declaró Garone.
Los temas de la revista son la juventud, la educación, los problemas de vivienda, la salud, y también la salud o la inseguridad, que los tiene también como víctimas por tratarse de un barrio poco protegido por la policía. También les interesa fortalecer los lazos con otros centros comunitarios barriales de la ciudad.
"No nos preocupa vender conflictividad, miedo. Nosotros tenemos otra concepción de la comunicación que es la de un espacio comunitario de expresión de los que no tenemos otra voz", precisó Garone.
Por eso, es tan importante para los vecinos mostrar la labor comunitaria y los problemas de los comedores populares, la tarea de las mujeres que trabajan a favor de menores en riesgo por drogadicción, o los talleres para niños y niñas con necesidades especiales
Pero también necesitan aprovechar ese medio para poner en cuestión la visión que se tiene de ellos a partir de la masiva difusión de una imagen estereotipada y prejuiciosa de parte de los grandes medios, que asimilan el barrio a un reducto de delincuentes.
En este punto, una de las secciones se llama "El escrache", que es una forma popular de poner en evidencia a alguien que fue protagonista de algún hecho indigno o delictivo, y toman para ello el tratamiento de noticias en medios gráficos y audiovisuales, a fin de hacer una réplica "desde adentro".
En uno de los números, el denunciado fue el periodista Facundo Pastor, del canal de televisión de señal abierta América 2, que ganó un premio en el New York Festival por un informe sobre la Villa 1-11-14 (tal es la identificación con la que figura en el catastro) titulado "La favela argentina".
En el documental en cuyo título se toma la palabra con que se identifican este tipo de barrios en Brasil, Pastor lamenta que a esa "favela" le falten los "morros" (cerros), el ancho mar y las garotas (jóvenes mujeres). Describe el sitio como "desolador", y asegura que para jugar al fútbol con un grupo de menores debió colocarse "un chaleco antibalas".
El periodista aseguró que aceptó jugar un partido para "quebrar la desconfianza de los pequeños soldados narcos". Los vecinos refutaron en la revista cada una de las frases prejuiciosas de Pastor, reconociendo algunas dificultades que tiene la población más marginal del barrio, pero rechazando las precauciones de Pastor.
"Acá no todo es color de rosa, pero tampoco tan oscuro", reflexiona para IPS Alejandro Devita, otro de los vecinos que participa en Desde Adentro. "Nosotros conocemos lo malo mejor que nadie, no nos olvidamos de eso, pero la revista puede ser una herramienta para mostrar otras cosas y para que nos conozcan mejor".
Devita remarca que en el barrio hay "un trabajo social increíble, con mucha gente que se esfuerza por hacer cosas" y, sin embargo, sufren la discriminación derivada de lo que reflejan de ellos los medios masivos. Algunos denuncian que por vivir allí se les dificulta conseguir empleo, o que las ambulancias y otros servicios no llegan.
"No me gusta como dicen las cosas en la televisión", dice Soledad Salinas, otra de las redactoras. "Acá vivimos cosas buenas y cosas malas, pero los periodistas dicen que solo acá los chicos (menores) se drogan, y acá hay también cosas buenas que les pasan a nuestros hijos, y nosotras trabajamos para que esas cosas buenas existan", afirmó.