Niamatullah se integró a la Policía Nacional Afgana por las mismas razones que muchos de su edad. «Soy analfabeto», explicó sentado en el cuartel del distrito de Aghandab, en la meridional ciudad de Kandahar.
«No pude encontrar trabajo. Entonces me vi obligado a unirme a la policía. Sólo había dos caminos: alistarme o mendigar», añadió, abrazado a su fusil Kalashnikov.
Niamatullah tiene otra cosa en común con muchos de los miembros del ejército y de la policía de Afganistán: cuenta con solamente 16 años.
Oficialmente, funcionarios gubernamentales niegan que haya menores de edad en la policía o en el ejército. Pero, a condición de mantener el anonimato, muchas fuentes admitieron que efectivamente existen soldados y policías con menos de 18 edad.
En diversas entrevistas, estos uniformados adolescentes afirmaron que necesitaban trabajar para darle de comer a sus familias, y que la policía y el ejército los contrataron sin problemas, otorgándoles tarjetas de identidad falsas. En cuestión de semanas, estos jóvenes pasaron de estudiar en el colegio a portar armas.
Abdurrahman, de 17 años, yace en una cama del hospital militar de la occidental ciudad de Bagram, recuperándose de las heridas que sufrió en una reciente batalla en el distrito de Barg-e-Matal, en la provincia de Nuristán. Este joven policía recibió un disparo en un tiroteo entre insurgentes y soldados extranjeros, aunque no estaba directamente involucrado en el enfrentamiento.
«Estaba parado con mi arma en la entrada de un hotel. Cuando comenzó el tiroteo, un disparo perdido me dio», dijo, con el miedo aún en su rostro juvenil.
[related_articles]No es la primera vez que Abdurrahman se ve envuelto en una batalla, aunque al mirarlo es difícil creer que tenga más experiencia que jugar en el patio de su casa.
Su tío Rohullah, de 45 años, quien lo visita regularmente en el hospital, dijo a este periodista: «No me parece que usted crea que mi sobrino era policía. Créame, lo era», y luego exhibió la tarjeta de identidad demostrando que, efectivamente, integraba las fuerzas policiales afganas.
El desempleo afecta a 40 por ciento de la población económicamente activa en Afganistán, según el Ministerio de Trabajo. Para familias desesperadas por alimento, la policía y el ejército ofrecen un empleo estable y seguro. Algunos soldados adolescentes incluso son estimulados a alistarse por sus propios parientes.
Marjan Gul, de 48 años, fue soldado durante el gobierno de Mohammad Najibullah, el último presidente de la comunista República Democrática de Afganistán, ejecutado en 1996 por el movimiento islamista Talibán. Él asegura que el reclutamiento de adolescentes no es nada nuevo en este país, y confesó que su propia familia ahora depende del salario de su hijo soldado de 16 años.
[pullquote]1[/pullquote]»Siempre está en uniforme militar», dice Gul de su hijo. «Va al frente de la guerra. Yo estoy ciego Si deja su trabajo, ¿quién nos va a mantener?».
Un decreto del presidente Hamid Karzai de 2003 prohíbe expresamente que cualquier persona con menos de 18 años integre la policía o el ejército, de acuerdo con el artículo 38 de la Convención de los Derechos del Niño.
Pero algunos aseguran que, a pesar de esta ley, el Ministerio del Interior de hecho estimula a jóvenes a integrarse a las fuerzas de seguridad, ayudándolos a obtener tarjetas de identidad falsas.
«El Ministerio del Interior emite tarjetas de identidad indicando una edad mayor, o te actualizan tu tarjeta con una edad que te habilita a ser seleccionado», explicó Zai-Ul-Haq, policía de Kabul de 17 años.
Contó además que cuando presentó su solicitud a la policía mintió sobre su edad. «No hay policías ni soldados suficientes, y es por eso que se le dan las tarjetas a jóvenes. Simplemente le aumentan la edad», añadió.
Un ex policía que vive en la provincia de Khost y quien prefirió que su nombre no fuera citado en este artículo, reveló que también era menor de edad cuando ingresó a esa fuerza, y que el hombre que lo reclutó falsificó una tarjeta de identidad para él.
«Conocía a un funcionario policial. Le dije que quería convertirme en policía. Me reclutó y me hizo una tarjeta de identidad. Nadie nunca me preguntó por la edad», añadió. Finalmente, abandonó la policía el año pasado.
Esto despierta dudas sobre cuán calificados están estos las fuerzas de seguridad para llevar a cabo su trabajo.
Obaidullah, un hombre de 38 años de Kandahar, reconoció que cuando ve policías menores de edad pierde respeto por esa fuerza, y se pregunta si en realidad no le están haciendo más daño que bien a la sociedad.
«No conocen los asuntos militares y no son profesionales», sostuvo. «Puede que ni siquiera sepan usar el arma que llevan».
Mientras, insurgentes y talibanes han durante mucho tiempo reclutado a adolescentes para luchar contra las fuerzas del gobierno y de la coalición extranjera. En ocasiones los han usado para llevar explosivos, perpetrar atentados suicidas o actuar como vigilantes durante operaciones.
A veces, los adolescentes son cómplices involuntarios de la insurgencia.
El mes pasado, el periódico saudita Akaz Daily publicó la historia de un niño de 11 años llamado Eidullah, a quien insurgentes le dieron una bolsa de harina para que se la entregara como regalo a un comandante militar afgano.
Lo que Eidullah no sabía era que la bolsa llevaba explosivos, que detonaron antes de lo esperado. El niño perdió una pierna.
*Este artículo de investigación fue originalmente publicado en Killid Weekly, publicación del Killid Media. IPS y este grupo afgano independiente de medios de comunicación están asociados desde 2004.