El anuncio de que Barack Obama recibirá el premio Nobel de la Paz, apenas nueve meses después de que asumió la presidencia de Estados Unidos, motivó un alud mundial de felicitaciones. Pero se trata más de un reconocimiento a sus promesas que a sus logros.
En el comunicado que emitió desde Oslo, el Comité Noruego del Nobel atribuyó su inesperada decisión a los "extraordinarios esfuerzos" de Obama "para fortalecer la diplomacia internacional y la cooperación entre los pueblos".
Este comité del parlamento de Noruega tuvo en cuenta, especialmente, su acercamiento al mundo árabe y sus esfuerzos para poner fin a la proliferación de armas nucleares, gestos que constituyen una declaración tácita de rechazo al unilateralismo del predecesor de Obama, George W. Bush.
Sin embargo, analistas consideran que el premio responde a un mero cálculo político, dados los pocos logros concretos de los que Obama puede ufanarse, el hecho de que considera una escalada en Afganistán y la incierto derrotero del conflicto árabe-israelí.
"Es como si el Comité hubiera sido persuadido de premiar el futuro cumplimiento de las promesas", escribió el periodista Peter Beaumont en su columna para el diario londinense The Guardian.
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Lo mismo, pero con palabras más amables, dijo el premio Nobel de la Paz y arzobispo anglicano sudafricano Desmond Tute: "Es un galardón a la promesa que representa el mensaje de esperanza del presidente Obama."
En Washington, el propio mandatario dijo a la prensa que se sentía "sorprendido y profundamente llamado a la humildad" por la decisión del Comité Noruego.
"Seamos claros. No lo considero un reconocimiento a mis logros, si no más bien una afirmación del liderazgo estadounidense en nombre de las aspiraciones del pueblo de todas las naciones", agregó.
Mientras, el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Ban Ki-moon, declaró que "el presidente Obama encarna el nuevo espíritu de diálogo y compromiso con los mayores problemas del mundo: el cambio climático, el desarme nuclear y una amplia gama de desafíos sobre la paz y la seguridad".
El apego de Obama al marco de la ONU —reflejado en el hecho de que fue, el mes pasado, el primer jefe de gobierno estadounidense en presidir una sesión del Consejo de Seguridad sobre desarme nuclear— "le da al mundo esperanza y perspectivas", agregó.
La iniciativa de "un mundo sin armas nucleares" formulado por el presidente estadounidense fue un gran motivo detrás de la decisión del Comité Noruego, dijo a IPS William D. Hartung, director de la Iniciativa sobre Armas y Seguridad de la organización no gubernamental New America Foundation.
"Mi primera reacción fue preguntarme cómo alguien que estuvo en el trabajo sólo nueve meses puede ganar el premio Nobel de la Paz. Pero después de pensarlo por unos minutos me di cuenta de que el premio está bien merecido por una muy buena razón: su compromiso con lograr un mundo sin armas nucleares", indicó.
El secretario general de la Liga Árabe, Esmet Abdel Meguid, consideró que el galardón era "positivo" pues "podría conducir a un mayor entendimiento y a mejores relaciones entre Estados Unidos y otros países".
La mayoría de los analistas en Washington creen que el premio impulsará —modestamente, tal vez— la política exterior de Obama, pero se mostraron divididos en torno del impacto que tendrá sobre su posición interna.
El Nobel "no puede hacerle daño" y le abrirá más "espacio político para vender cualquier cosa que resuelva sobre Afganistán", escribió Matthew Cooper, analista político de la revista The Atlantic Magazine.
Otros pronosticaron que también ayudaría al gobierno a ganar el apoyo de sus vacilantes aliados en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Afganistán y para destrabar las negociaciones entre Israel y Palestina.
"Esto le devolvió aire a la burbuja de Obama. Es bueno para el país y para el mundo, dada la enormidad de los desafíos del sistema internacional", escribió el analista Steve Clemons en su blog Thewashingtonnote.com.
Pero para otros expertos este reconocimiento alimenta al populismo de derecha que anima al opositor Partido Republicano.
"Esto expone lo ilusorio que es Barack Obama. Con este premio, las elites del mundo urgen a Obama, el hombre de paz, a no enviar más tropas a Afganistán, a no actuar contra Irán y su programa nuclear y a continuar, básicamente, con su pretensión de castrar a Estados Unidos", escribió el conductor radial derechista Rush Limbaugh en una carta al sitio Politico.com.
Obama es el tercer presidente estadounidense en ejercicio que gana el premio Nobel de la Paz, luego de Woodrow Wilson, en 1919, y Theodore Roosevelt, de 1906. Y es el primer jefe de Estado que lo recibirá en su primer año de gestión.
El ex presidente Jimmy Carter lo obtuvo en 2002 por sus esfuerzos en promoción de la paz, los derechos humanos y el desarrollo económico luego de dejar el cargo, en 1981.
Mairead Maguire, quien lo ganó en 1976 por sus acciones contra la guerra de Irlanda del Norte, se manifestó "muy desilusionada" con el anuncio de este viernes.
Maguire indicó que Obama "mantiene la política de militarismo y ocupación de Afganistán, en lugar de dialogar y negociar con todas las partes del conflicto".
"Darle este premio al líder de la nación más militarizada del mundo, la nación a cuya voluntad belicista se opone la familia humana, será visto por mucha gente de todo el mundo como una recompensa a las agresiones y a la dominación ejercidas por este país", agregó la activista.
El presidente del Comité Noruego del Nobel, Thorbjorn Jagland, confirmó en Oslo que la intención de su decisión es impulsar la agenda internacional de Obama.
"El Comité no sólo quiere adherir sino también contribuir al fortalecimiento de este tipo de política y actitud internacional que representa Obama. Esperamos que esto ayude un poco en lo que él está tratando de hacer", dijo.
*Con aportes de Jim Lobe, desde Washington.