PLÁSTICA-AMBIENTE: Basura al museo

Barbara Hashimoto detestaba los sobres repletos de publicidad no deseada que el cartero deja todas las mañanas debajo de la puerta. Hasta que un día decidió transformarlos en arte y, al mismo tiempo, en un alegato en defensa del ambiente.

Hashimoto, nacida hace 54 años en Estados Unidos y educada en Japón, creó "The Junk Mail Experiment" ("experimento con correo basura", en inglés), a través del cual material que le llega por vía postal sin que ella lo solicite encuentra espacio en instalaciones o esculturas.

Este "experimento" está hoy en exhibición en París y en Chicago.

"Trabajaba en un estudio de arquitectos y me sorprendió la cantidad de correo basura que recibíamos", dijo a IPS Hashimoto, una mujer delgada y de pelo oscuro que habla con pasión sobre su trabajo.

"Enterarme de las increíbles estadísticas" sobre el volumen mundial de correo no solicitado "me sirvió de inspiración para hacer algo visual que, al mismo tiempo, le enseñara a la gente lo que le hacemos a la naturaleza."
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Sólo en Estados Unidos se procesan alrededor de 100.000 millones de envíos de correo "basura", un tercio del volumen mundial, según la organización ambientalista ForestEthics.

Casi la mitad de los sobres terminan en los vertederos de residuos sin siquiera haber sido abiertos, aunque parte de esa enorme cantidad es reciclada.

La organización calculó que alrededor de 100 millones de árboles son talados todos los años para la producción de estos mensajes en Estados Unidos. Pero no es lo único que afecta al ambiente: en el proceso también se emiten gases de efecto invernadero.

Según expertos, las empresas facturan unos 646.000 millones de dólares en el país norteamericano gracias a la publicidad por correo.

Hashimoto dio inicio a "The Junk Mail Experiment" en 2006, cuando trabajaba como artista residente en el estudio de arquitectos BauerLatoza, de Chicago, y solicitó que se le apartara toda la publicidad que llegara por correo a la oficina.

En apenas un año había juntado 85 metros cúbicos de papel cortado en tiras. Le llevó mucho tiempo triturarlo.

La primera conversión de folletos en arte fue una 'performance' titulada "Correo basura triturado con piano". En esta instalación, el arquitecto y músico Edward Torrez interpretaba una de sus composiciones mientras Hashimoto arrojaba papel sobre él y sobre el instrumento.

Al final de la obra, piano y pianista estaban literalmente sepultados, en una alegoría sobre el modo en que la publicidad sofoca al arte.

Hashimoto, quien cursó estudios de economía en la estadounidense Universidad de Yale y cerámica en Japón, también cortó en tiras cantidad de papeles y los moldeó con intrincados diseños que le recordaban algunas de sus primeras piezas de cerámica con las que se hizo conocer.

También tiñó y pintó cientos de tarjetas plásticas de las que por millones envían cada mes compañías financieras a potenciales clientes sin que medie siquiera una solicitud, y que en su mayoría terminan en los vertederos de basura. Hashimoto tituló una de sus obras así surgidas "Esto no es una tarjeta de crédito".

Voluntarios convocados por la filial francesa de la organización Amigos de la Tierra Internacional, incluidos 100 alumnos de escuela, ayudaron a Hashimoto a reunir y procesar la folletería que la artista utilizará en sus instalaciones.

"Cada hogar francés recibe unos 40 kilogramos anuales de correo basura", dijo a IPS la portavoz del Departamento de Bosques de la institución, Emeline Eudes. "Queremos demostrarle al público, e incluso a los niños, que también tiene la responsabilidad de decirle que 'no' a los que remiten correo no deseado."

También participan en el proyecto estudiantes de la escuela secundaria Senn, de Chicago, que recogen la publicidad basura que llega a sus hogares.

Diane Piette, profesora de esa institución y colaboradora de Hashimoto, afirmó que la actividad abrió los ojos de los jóvenes a los problemas ambientales.

"Los estudiantes valoraron mucho que hubiera incorporado esto a mi curso. Ellos escribieron algunos ensayos excelentes sobre lo que es preciso hacer para proteger el ambiente", indicó.

La exhibición en París está montada en el Espacio Krajcberg del Museo Montparnasse. Ese lugar cuenta con una muestra permanente del trabajo del escultor polaco-brasileño Frans Krajcberg, pionero en combinar el arte con su preocupación ambiental.

"Trabajaba con cuestiones ecológicas antes de que eso estuviera de moda. Cuando creamos esta galería pretendíamos exhibiciones de artistas que compartieran ese compromiso", dijo la coordinadora del museo, Sonia Legros. "El trabajo de Barbara está acorde con ese espíritu."

De hecho, las coloridas obras de Hashimoto complementan las Krajcberg, muy sombrías.

Pero un día antes de la apertura del "experimento", una de las esculturas del polaco-brasileño cayó accidentalmente, derribando una pared y atravesando pilas de publicidad no deseada destinadas a la trituradora.

Fue como si el arte intentara acabar con la basura.

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