INDIA-CHINA: Diálogo limítrofe retrocede un casillero

La esperanza de que pronto acabe el conflicto limítrofe tal vez más viejo del mundo se desvanecieron con los golpes y contragolpes políticos intercambiados esta semana por China e India, y que contradicen el espíritu del diálogo con el que ambas aseguran estar comprometidas.

El Ministerio de Relaciones Exteriores de India le exigió el miércoles a China detener sus obras de desarrollo, entre ellas carreteras y represas hidroeléctricas, en la Cachemira pakistaní.

El pedido respondía, al parecer, a las objeciones de Beijing a una visita proselitista realizada por el primer ministro indio Manmohan Singh al nororiental estado de Arunachal Pradesh, territorio reivindicado por el régimen chino, que lo considera parte de la Región Autónoma de Tibet.

Un día antes, un portavoz del gobierno de China había dicho a la prensa que su país tenía una "profunda insatisfacción por la visita al área en disputa".

El experto en política internacional y relaciones con China Sujit Dutta, del Instituto de Estudios y Análisis en Defensa de Nueva Delhi, dijo que "intentar decirle a un primer ministro a dónde puede ir dentro de su propio país supera todos los límites de la diplomacia".
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"De hecho, ésta es la peor en una serie de provocaciones realizadas por Beijing en los últimos seis meses, a las cuales el gobierno indio respondió con sordina", agregó Dutta, quien también se desempeña como profesor en el Centro para la Paz y el Estudio de Conflictos de la Universidad Jamia Milia Islamia (la Universidad Nacional Islámica con sede en Nueva Delhi).

El experto mencionó entre las provocaciones la emisión de visas no selladas en el pasaporte, sino engrapadas, a estudiantes de la Cachemira india que viajaban a Arunachal Pradesh.

China se volvió una parte de la disputa por Cachemira, territorio hoy dividido entre India (43 por ciento), Pakistán (37 por ciento) y China (20 por ciento), al ocupar el área de Aksai Chin tras la firma del acuerdo fronterizo entre Beijing y Nueva Delhi en 1962. Luego, el régimen chino cedió a Pakistán el valle de Shaksam.

Durante la guerra de 1962, China invadió y ocupó brevemente zonas de Arunachal Pradesh, territorio al que suele referirse como "Tíbet meridional", pero pronto retiró sus tropas por razones logísticas.

La frontera actual entre China e India es dominada "línea de real control" y se extiende por 4.057 kilómetros entre Cachemira al oeste y Arunachal Pradesh al este.

Dutta también mencionó entre las provocaciones las objeciones formuladas por China al financiamiento aportado por el Banco Asiático de Desarrollo a un proyecto hidroeléctrico en Arunachal Pradesh. Esos cuestionamientos llevaron a la suspensión de las operaciones de ese banco multilateral en ese territorio indio.

"Esas acciones no ayudan a facilitar un acuerdo fronterizo", advirtió el experto.

Según Rajeswari Pillai Rajagopalan, experta de la independiente Fundación Organizadora de Investigaciones (ORF), las provocaciones chinas tenían el propósito inicial de presionar a India para que "atenuara sus posiciones en la mesa de negociaciones" fronterizas que llevan tres decenios.

En la ronda 13 de diálogo, transcurrida el 7 y el 8 de agosto en Beijing, se decidió la implementación de una "línea caliente" de comunicaciones entre ambas partes, entre otras medidas para elevar la confianza recíproca. "Pero los avances reales fueron pocos", añadió.

Antes de la reunión, el embajador de China en India, Zhang Yan, dijo al Diario del Pueblo, órgano del gobernante Partido Comunista, que los dos países "deberían solucionar las disputas fronterizas adecuadamente, poniendo en juego el máximo de sabiduría política".

"China es actualmente el principal socio comercial de India. India se ha convertido en el principal mercado de contratación de proyectos (de infraestructura) de China y en un importante destino de inversiones", agregó.

"El comercio bilateral llegó a 57.700 millones de dólares en 2008, o sea 35 por ciento más que el año anterior, y aspiran a alcanzar los 60.000 millones para 2010", sostuvo Zhang.

Pero cuando comenzó la ronda de negociaciones, mucho cambió la retórica oficial, de acuerdo con lo publicado por el propio Diario del Pueblo.

El periódico reprodujo un artículo del experto en defensa Long Tao, según la cual "China no sacrificará su soberanía a cambio de amistad", por lo que "India no debe hacerse ninguna ilusión".

Para Rajagopalan, el enfoque del gobierno chino es de alternar "soplidos fríos y calientes". "China tiene preocupaciones reales, como las amplias mejoras en el vínculo entre India y Estados Unidos y la firma de un acuerdo de cooperación en materia de energía nuclear para uso civil entre los dos países", explicó.

El Diario del Pueblo acusó a India, en la página editorial de su edición electrónica del jueves, de pretender "hegemonía" y de seguir una política exterior consistente en "amigarse con el lejano y atacar al cercano".

"India, que aspira a ser una superpotencia, debe atender la relación con sus vecinos y abandonar la imprudencia y la arrogancia, pues en el mundo se está registrando un terremoto de transformaciones", añadió.

Rajagopalán destacó las complejidades del vínculo, dada la infinidad de factores que inciden. Uno que no es menor es el funcionamiento en Himachal Pradesh del "gobierno en el exilio" encabezado por el líder espiritual de Tíbet, Dalai Lama, desde que huyó de ese territorio anexado por China en 1959.

Dutta comentó que, en lugar de acusar a Nueva Delhi, Beijing debería revisar su política en Tíbet, región qué, dijo, sólo es autónoma en su nombre.

"El hecho es que los refugiados tibetanos continúan cruzando la frontera y hoy son al menos 250.000. China no ha hecho nada para alentar su retorno", concluyó.

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